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Opinión

El prodigioso Gobierno pirómano

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Es obligación de todo gobierno atemperar los ánimos y humores ciudadanos cuando estos se exacerban, tratando de buscar el equilibrio, la serenidad y la paz social.

De todo gobierno excepto del de Pedro Sánchez, claro.

Y la razón es fácil de comprender, el Gobierno Fronkonstin de Sánchez e Iglesias es perfectamente consciente de que su única posibilidad de supervivencia es una sociedad española tan profundamente dividida que sea incapaz de articular una alternativa mayoritaria a la suya, acompañada por una alta movilización de sus huestes basada en anzuelos emocionales e ideológicos primarios que impida que caigan en la frustración, la melancolía y abandonen el barco engrosando las filas de la abstención social y electoral.

A falta de eficiencia en las políticas públicas estatales contra la pandemia, el juego del gato y el ratón con Ayuso; a falta de visión de Estado, mamporros al jefe del Estado

La teatral y precipitada exhumación de dictador genocida Franco en pleno periodo preelectoral, la nueva ley de memoria histórica, tan justa y necesaria como extemporánea en plena pandemia o las acusaciones de deslealtad del ministro Garzón y del vicepresidente Iglesias al jefe del Estado forman parte de esa estrategia de polarización grosera y permanente.

A falta de políticas de progresistas, fuegos de artificio; a falta de eficiencia en las políticas públicas estatales contra la pandemia, el juego del gato y el ratón con Ayuso; a falta de visión de estado, mamporros al jefe del estado, y a falta de soluciones a la crisis económica que está asolando al país en forma de unos presupuestos transversales y consensuados con los partidos mayoritarios, patchwork parlamentario a base de prebendas con todos los independentistas del orbe.

Chapuzas a domicilio

No, ninguna de estas tácticas puede calificarse como 'falsa liebre', para eso haría falta una estrategia a medio-largo plazo con objetivos políticos definidos y una cuidadosa planificación. Lo de nuestro Gobierno se parece más a “Pepe Gotera y Otilio” que a “El Ala Oeste de la Casa Blanca”. De chapuza en chapuza hasta el barrigazo final. Eso sí, con un objetivo claro: El Gobierno y los partidos que lo componen y sustentan están convencidos de que todo lo que polarice, incendie sectores sociales, carbonice instituciones , divida y genere conflicto social, suma puntos en su casillero electoral.

Pero miren, yo no estaría tan seguro, y me voy a explicar.

Esto de la polarización tiene algunos pequeños peligros, y no me refiero a los evidentes, esto es, que deslegitima la política como forma de acción colectiva para resolver conflictos, fomenta la violencia, la inseguridad, el enfrentamiento y la formación de banderías irreconciliables que inhabilitan por décadas a la sociedad donde se practica para alcanzar acuerdos con los que ser capaces de superar las crisis graves, también tiene peligros para los aprendices de brujo que la practican, y el principal de ellos es pasarse de frenada.

Y eso es lo que ha pasado el pasado viernes con las graves acusaciones de Garzón e Iglesias contra nuestro jefe de estado, que se han pasado de frenada generando un movimiento masivo de defensa del Rey al que muchos republicanos reposados nos hemos sumado por lo que supone de defensa del Estado de derecho, de las instituciones y de nuestra convivencia.

Han cruzado una línea que no debían cruzar, dejando a Pablo Casado y al Partido Popular expedito todo el espacio de la defensa del Rey, del Estado de derecho, de la Constitución

A pesar de que Moncloa trate de vendernos hoy a través de sus plumíferos habituales la brillantez de la estrategia de cuestionar al jefe del Estado, incluso sus más firmes defensores son conscientes de que han cruzado una línea que no debían cruzar, dejando a Pablo Casado y al Partido Popular expedito todo el espacio de la defensa del Rey, del estado de derecho y de la Constitución. Parsecs y parsecs, políticos gratuitos de moderación y sentido de Estado que el propio Casado no dejó de aprovechar en un brillante discurso de 14 minutos que los populares distribuyeron el sábado en medios y redes.

Y es que, queridos lectores, todos sabemos que los pirómanos siempre terminan quemándose ellos solitos.

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