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Opinión

'Iglesias & Redondo asociados' trabaja para Yolanda Díaz

El exvicepresidente y el ex director de Presidencia en La Moncloa coinciden en un diagnóstico cierto pero interesado: “Pedro, convoca elecciones generales en 2022 porque luego todo te irá peor”

Del enemigo el consejo debe estar pensando Pedro Sánchez después de ver cómo dos de las personas a quienes más poder otorgó tras la repetición de las elecciones generales aquel diez de noviembre de 2019, su socio el ex vicepresidente Pablo Iglesias y su ex director de gabinete de Presidencia en La Moncloa Iván Redondo, un dúo de amigos reconocidos que pronosticaba hace nada que éste Gobierno “agotará la legislatura” y que ahora corre a avisarle ante toda España: “convoca elecciones generales en 2022, Pedro, porque luego todo te irá peor”; no lo afirman con esa rotundidad pero se les entiende todo.

Y no digo que ese bufete en las ondas que es Iglesias & Redondo asociados se equivoque en su análisis de coyuntura, es más, lo comparto: con un PP en aumento por la absorción de Ciudadanos y Vox crecido mediática y socialmente en guerra cultural contra la izquierda, con ese experimento que es la España vaciada amenazando la hegemonía del bipartidismo en provincias que durante cuarenta años le fueron casi exclusivas, y con Yolanda Díaz & otras políticas al asalto del voto urbano femenino y joven, Sánchez y el PSOE tienen muchas razones para estar muy preocupados.

Todo muy cierto... Pero no me negarán que tiene un punto obsceno ver al ex vicepresidente y al ex asesor presidencial, sobre todo a éste último, ponerse manos a la obra a trabajar sin descanso a beneficio de ese nuevo objeto de deseo de la política española que parece ser la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo del todavía Gobierno de coalición “vestida siempre como para presentar los Óscar”, coinciden en la maledicencia socios y adversarios.

A Iglesias le tiene que reconcomer que sean esas Otras Políticas, ese viejo PCE centenario y esa Izquierda Unida a los que tanto despreció por inútiles para asaltar los cielos, los que vayan a llevarse el gato al agua de la mano de esa veterana aparatchik del PCE y Comisiones Obreras pasada por Zara que es Yolanda Díaz

Ojo, y sin remilgos de supuestas puertas giratorias incompatibles con una mínima ética profesional en el caso del consultor Redondo, ni nada que se le parezca; en busca del más difícil todavía: tras asesorar a PP (Basagoiti, Albiol, Monago), tras haber contribuido a la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa y haberse instalado personalmente en ella y conocido los secretos de su búnker de la mano del PSOE durante tres años… ¡tachán! Triple salto mortal y a probar suerte con Otras políticas o con lo que se tercie… Eso parece, Iván; y en política, lo que parece es.

En el caso de Iglesias, su posición resulta es más que entendible. Fuera de la política activa, ya solo ansía que Unidas Podemos le sobreviva previo asesinato de Íñigo Errejón -la venganza se sirve fría-. Aunque, qué quieren que les diga, tiene que reconcomer que sean esas Otras Políticas, ese viejo PCE centenario y esa Izquierda Unida a los que tanto despreciaste -“quedaros con la bandera roja, yo quiero ganar…”- por inútiles para asaltar los cielos en aquellos días de vino y rosas de 2014, los que finalmente vayan a llevarse el gato al agua de la mano de esa veterana aparatchik del partido y Comisiones Obreras pasada por Zara que es Díaz.

Como dejó escrito su idolatrado Karl Marx en El XVIII de Luis Bonaparte corrigiendo a Hegel: todos los grandes hechos de la historia se repiten “una vez como tragedia y la otra como farsa”. Y sospecho que el ex vicepresidente aún no tiene claro cuál de las dos está viviendo hoy la criatura que fue Podemos forjada a imagen y semejanza suyas, más allá del primum vivere al que se agarran día sí, día también sus albaceas Ione Belarra e Irene Montero sin mucho éxito frente a Díaz.

Nadie cree que la candidata de una formación que puede bajar de 32 a 25 escaños -eso es lo que dan los sondeos a Unidas Podemos o el artefacto electoral que le suceda- opte a La Moncloa por delante de los carteles electorales de PSOE o PP

Eso sí, para espectáculo el de Iván Redondo dispuesto hace cinco meses a “tirarse por un barranco” (sic) por Pedro Sánchez, defensor entonces a ultranza de los resultados y la metodología del barómetro del CIS que preside José Félix Tezanos -sí, el que dice que el PSOE sigue sacando seis puntos de ventaja al PP-, despeñándose con el ditirambo político de que Yolanda Diaz puede ser “la primera presidenta del Gobierno”. Ahí es nada: ni Sánchez (120 diputados) ni Pablo Casado (90)… Yolanda Díaz (32).

Por supuesto que el dúo ex monclovita sabe que la mercancía que tratan de poner en circulación es más falsa que el “barranco” de mayo pero les da igual porque esto no va de verdades -o sí, pero a beneficio de inventario-; que lo suyo va de crear otro relato político en el que Sánchez sea ya prescindible como actor principal. Claro… pero siempre con la mesura indispensable para que no resulte oportunista y pueda ser digerido por el gran público en tiempo y forma.

Y ese relato Yolanda al que parecen tan aficionados uno y otro desde hace semanas necesita reposo y un componente indispensable: credibilidad; porque, hoy por hoy, nadie da un euro por una candidata que hoy bajaría de 32 a 25 escaños -eso otorgan los sondeos al artefacto político que aglutine a todo el espectro a la izquierda del PSOE- optando a La Moncloa. Un lugar donde, por cierto, los únicos que se han turnado viviendo ininterrumpidamente durante los últimos 40 años de la historia de España son socialistas y populares… por avisar a Iglesias & Redondo asociados, y demás profetas del fin del bipartidismo y la política líquida.

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