Opinión

La guerra de Macron

Emmanuel Macron saca adelante su ley de inmigración y Marine Le Pen canta victoria eutanasia
El primer ministro francés, Emmanuel Macron EFE

Una vez iniciado el desmantelamiento definitivo de Alemania como nación y potencia  industrial europea, su evidente declive moral y económico acompañado de un silencio escandaloso por parte de sus líderes, Macron ha visto que es su momento. El hombre que en sus primeros 100 días como Presidente de Francia gastó 26.000 euros en maquillaje, como desveló Le Point, ha insistido en la necesidad de enviar tropas a Ucrania para detener a Rusia. Lo que probablemente signifique que ya hay operativos sin uniforme identificable en el terreno. Muy grave. El chico de los Rothschild que ocupa la presidencia de Francia pasea por el palacio del Elíseo mirándose en sus espejos, donde encuentra en su escuálida figura una versión de Napoleón. Al menos el que se auto coronó emperador acudía personalmente al frente, manchaba sus botas de barro, lideraba un proyecto de devastación. Emmanuel Macron en su delirio narcisista y frívolo no piensa en los millones de muertos que implicaría una guerra mundial nuclear en suelo europeo, ni en la destrucción de Europa y quizá del mundo conocido. Macron sólo ansía posar para Vogue llevando una camiseta militar, maquillado y en un palacio de París.

Emmanuel Macron en su delirio narcisista y frívolo no piensa en los millones de muertos que implicaría una guerra mundial nuclear en suelo europeo

Este fin de semana varios políticos europeos han hecho declaraciones preocupantes de forma coordinada al anunciar que hemos de prepararnos para una guerra muy próxima. Han insistido mucho en la importancia de la industria militar para solventar todos los problemas que nos han creado. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, fue la primera que anunció el inminente escenario y la necesidad de prepararnos para una «economía de guerra». Quizá sea éste el verdadero escenario que buscan, que se acepte de forma sumisa que toda la economía de la Unión Europea sea intervenida para ser puesta al servicio de una guerra o su preparación. Un escenario que replique el control social durante la pandemia, que genere una industria que sólo beneficie a los de arriba. Para ello es necesaria la mentalidad bélica contra el enemigo que ellos hayan decidido. Miedo a ser reclutado para morir en el barro del Donbás, mientras tu barrio es un Saint Denis de multiculturalidad islámica subvencionada.

Conviene recordar quién es nuestra Capitana América Ursula von der Leyen. Fue investigada por un caso de corrupción cuando fue ministra de defensa de Alemania. Un gasto de 200 millones de euros en asesores durante 2015 y 2016 sin el contrato debido. La situación se agravó cuando se supo que había borrado los datos de su teléfono de ministra a su salida, algo que está terminantemente prohibido en Alemania. Esos antecedentes le valieron su nombramiento como Presidenta de la Comisión Europea. Tras la gestión de la pandemia ha sido acusada de corrupción o sospechas de haber sido coaccionada en relación a su marido. Heiko von der Leyen, un médico que tuvo una carrera meteórica desde el 2020 dentro de la compañía Pfizer, empresa que firmó contratos multimillonarios con Úrsula. Una contratación centralizada de la salud, como ahora pretenden hacer con las armas para Ucrania.

Ir a la guerra por la democracia, dicen los plumillas que no se presentarán voluntarios. Hablan de la importancia de que un chico de Carabanchel vaya a morir a Ucrania para que se mantenga en el poder gente como von der Leyen y ellos, que no eligen los ciudadanos.

A este ambiente tétrico prebélico también se ha sumado la Ministra de Defensa Margarita Robles repitiendo el nuevo mantra «prepárense para una economía de guerra». Pedro Sánchez ha recordado que la industria militar da empleo y contribuye al desarrollo tecnológico. Parece que todo son ventajas en eso de ir a una guerra mundial nuclear. Especialmente para el que no vaya y se quede en otro continente haciendo negocios en la industria tecnológica de defensa.

Parece que todo son ventajas en eso de ir a una guerra mundial nuclear

Cuando quieran convencerle del impulso económico de la guerra no olvide que los contratos armamentísticos se sufragan con dinero del contribuyente. La deuda también la paga usted. El libre mercado en la sociedades democráticas occidentales cada vez es más extraño. Un sector económico consigue mediante lobbies u otros medios, que políticos legislen para que sus productos tengan un mercado asegurado, y si no lo hay se crea.

Por supuesto que el gasto en defensa es necesario, esencial, al menos en España. Pero parece que no se tienen intenciones de utilizarlo contra nuestro enemigo directo, Marruecos, que supone una amenaza real y es un vecino hostil. Mientras dejen de venderle armamento sería suficiente, pero somos ya una colonia de la narcomonarquía. Nuestros militares están destinados en el Báltico o haciendo maniobras de guerra en Polonia junto a los británicos, pero la frontera sur en España es vía libre para el narco, la inmigración masiva, el tráfico de personas o de mercancías. No parece que lo de «economía de guerra» vaya encaminado a la defensa militar de su nación, de su familia o su casa, sino al servicio de la de otros a costa de la suya.