Opinión

La foto de la mentira plastificada

Yolanda Díaz recogiendo pellets
Yolanda Diaz recoge pellets en una playa de A Coruña.

Atrás creímos dejar ya aquellas campañas absurdas en que los políticos cogían niños en brazos y besaban cualquier bebé que se les pusiera por delante, para parecer más humanos. Los ciudadanos hemos visto a los políticos en toda clase de imposturas con tal de ganar unos votos, por lo que nos hemos vuelto difícilmente impresionables. Pero Yolanda Díaz no se rinde. No contenta con ocupar todas las portadas haciendo el ridículo en un vídeo donde se mostraba planchando, pretende ahora sacar rédito del vertido de pélets de plástico. Después de decirnos en aquel vídeo infumable: “No hago cosas en las que yo me sienta impostada. Lo que creo que es impostado no lo hago, no entiendo a esos políticos y políticas que hacen cosas extrañas, extravagantes, que uno ve que son artificiales”, nos toma nuevamente por tontos y se va a una playa de Galicia a montar el espectáculo.

Seguramente es una tragedia que ese barco con bandera de Liberia perdiera 26,3 toneladas de pélets de plástico a 40 millas náuticas de la costa portuguesa, aunque ya hay varias publicaciones que advierten que esto es algo muy frecuente y que estas diminutas bolitas de plástico llegan constantemente a todas nuestras playas, eso sí, en menor medida, y que no se ha observado que haya tenido aún impacto alguno en la flora y fauna del lugar, pero sin duda es una oportunidad de tenernos, día sí y día también, hablando de bolitas diminutas blancas en lugar de amnistías y decretos ley. Porque fíjense si es importantísima la labor de limpieza que se ha estado ejerciendo en las playas gallegas, que presumen con orgullo de que se han recogido hasta el momento unos 1.200 kilos de pellets. Es decir, poco más de una tonelada de las 26 vertidas. Que piensa una: ¿pero es que las están recogiendo con palillos chinos? Pues casi. Y entonces aparece Yolanda Díaz, con sus mechas rubias perfectamente imperfectas recogidas en un moño formalmente informal, acompañada de Marta Lois, Errejón y un par de amiguitos más, a hacerse la foto de la mentira. Pero la mentira descarada, evidente. La foto de la incoherencia. Nos presentan desde la prensa a una Yolanda agachada y sujetando un cedazo, junto a Marta Lois, que permanece de cuclillas junto a ella. Rápidamente, se suceden los titulares de los medios afines a la izquierda mentirosa, como este: “Yolanda Díaz ayuda a recoger pellets en las playas de Galicia y recalca que la mentira es la forma de gobernar del PP”.

De lo fantástico que es caminar con tacones por la arena, como los que lleva Marta para tan digna ocasión, sintiendo cómo a cada paso se entierran tus botines hasta el talón

Hablemos de las mentiras, Yolanda. Las mentiras y las incongruencias que se ven una simple foto. Hablemos de lo normal y cómodo que es ir a la playa a trabajar, con más capas de pintura que una puerta vieja. De lo fantástico que es caminar con tacones por la arena, como los que lleva Marta para tan digna ocasión, sintiendo cómo a cada paso se entierran tus botines hasta el talón. Si alguien ha visto alguna vez caminar a un pelícano por la orilla, así de gráciles es como se nos ve a las mujeres caminando con tacones por la playa. Podemos hablar también de esa postura de las dos en la foto que, si con 20 años ya es complicado aguantar cinco minutos de cuclillas, con más de 50 castañas no te lo piden ni en una clase de body pump, a no ser que quieran que estés una semana de baja laboral sin poder moverte de las agujetas. Es la postura de quien se agacha un momento para la foto, pero no se quiere manchar. No la de alguien que ha ido a tamizar arena de la playa en busca de bolitas de plástico. ¿Y qué me dicen de los cuatro que permanecen de pie en segundo plano detrás de las dos? Es la representación en una foto de la España más cañí: dos haciendo que trabajan y cuatro mirando. Pero sin duda, lo mejor de todo, son los utensilios que nos presentan en la foto: un colador de los que todos tenemos en casa para colar la nata de la leche, un escurre verduras de plástico del chino, un cedazo improvisado con una malla metálica de gallinero, con unos agujeros por los que se cuelan hasta las caracolas de mar, y una cuchara. Sí, sí, una cuchara... de plástico también.

La bolsa de Mercadona

Así entiende una que, si van a limpiar la playa cucharada a cucharada, nos vayan a taladrar con las bolitas de plástico hasta semana Santa de 2027. Visto lo visto, yo creo que si sueltan en la playa a niños de seis años con el cubo, la pala y el rastrillo que usan en verano para hacer castillitos, acabamos antes. Pero lo mejor de todo, la guinda del pastel de la ironía, ese objeto que figura en primer plano en la fotografía, robando todo el protagonismo y brindándonos la ironía fina que es la propia vida: la bolsa de plástico reciclado de Mercadona. Felicidades, señor Roig. Supongo que se habrá fumado usted un puro tras ver la magnífica publicidad que hacen de su cadena de supermercados, los mismos que le retratan a usted como el mismísimo demonio, como el malvado empresario que representa todo el mal en la tierra, símbolo del más vil capitalismo, señalado sin pudor desde representantes del Gobierno y acusado de estarse “llenando los bolsillos siendo un capitalista despiadado”. Porque no hay mejor manera de hacer el boicot al capitalista despiadado que demostrar que uno compra en sus supermercados, que como no es ecológico y no lleva un carrito de la compra o una bolsa de tela, paga por una de sus bolsas de plástico reciclado, que luego reutiliza para ir a recoger bolitas de plástico a la playa, porque está muy concienzudo con el medio ambiente y salvar el planeta. Lo cierto es que vemos en esa foto más plástico del que se ha recogido.

Peor aún que la foto de la vergüenza es el vídeo que han grabado. Porque si la foto pretende hacernos creer que Yolanda y la chupi pandi han ido hasta allí para limpiar las playas de pélets, lo cierto es que en el vídeo se ve claramente que han ido únicamente para hablar con una de las voluntarias y ver cómo están limpiando las playas. Es decir: a cotillear, hacerse la foto y para casa. ¿Recuerdan ustedes a Manuel Fraga, bañándose en las playas de Palomares dos meses después del accidente nuclear, como gesto de tranquilidad para intentar demostrar que aquellas aguas no estaban contaminadas? Si hubiera sido labor de Yolanda Díaz, no dudo que, en lugar de bañarse, nos habría hecho un posado en bikini a lo Ana Obregón.

De verdad, Yolanda, si yo agradezco enormemente estos momentos de risas que nos haces pasar, pero si el mensaje es que cuando pasó el desastre del Prestige la culpa era del PP porque estaba en el Gobierno y ahora que pasa esto, la responsabilidad también es del PP, aunque no está en el Gobierno, que estás tú, ¿nos puedes explicar a todos los españoles de qué es responsable un Gobierno que no se responsabiliza de nada de lo que sucede en su país? Pero no nos lo expliques planchando, por favor, aunque ya sabemos que te relaja mucho. Seamos serios.