Opinión

La feria de la política

Tras burlarse de la Virgen del Rocío, los secesionistas se lanzan en tromba a festejar la Feria de Abril de Cataluña

Aragonès en la celebración de Sant Jordi. EP

Si hace unos días la parodia en Tv3 sobre la Virgen del Rocío inundaba las críticas en los medios por lo anti andaluces que resultan los independentistas, ahora la Feria de Abril que se celebra durante dos semanas en Cataluña convierte los aires el sur en escenario de la campaña electoral. Aquí se utilizan los festejos cuando convienen, no por sentimiento o convicción, sino por dinero, otras para conseguir votos. No ha faltado nadie para inaugurar la Feria de Abril, nadie le hace ascos a una contienda cultural que sirve para recolectar adeptos, aunque luego renieguen de esa parte que también es Cataluña.

Casi todas las formaciones tienen su caseta en la feria por la importancia de saber que, según los organizadores, van a pisar ese enclave de la ciudad condal más de un millón de personas. Si Pere Aragonés tiene que bailar sevillanas para ganar votos, para que Ernest Maragall consiga la alcaldía de Barcelona lo hará, no lo duden. Esto va de sevillanas, de repartir rosas, de hacer lo que haga falta para dejarse ver. Nunca se había juntado tanto político relevante en Barcelona para un San Jordi desde aquellos años dorados en los que Jordi Pujol invitaba a chocolate en el Patio dels Tarongers de la Generalitat. Será porque ha pasado la pandemia, será porque quedan poco menos de veinte días para que empiece oficialmente la campaña electoral, y los baños de masas son esenciales para ofrecer esa imagen política que a todos compensa, la de estar rodeados de multitud. Con la soledad no se consigue ni un voto. Parece que con la crispación tampoco.

El CIS nos vuelve a revelar, aunque para muchos esté envenenado, que Sumar, movimiento que recordemos no se puede votar el 28M, aparece con fuerza en la escena política

Servido está un San Jordi espectacular para ese pistoletazo de salida político que también lo da la última encuesta oficial del gobierno. El CIS nos vuelve a revelar, aunque para muchos esté envenenado, que Sumar, movimiento que recordemos no se puede votar el 28M, aparece con fuerza en la escena política, que rompe en canal a Podemos, que refuerza a Más País, que Yolanda Díaz sigue siendo la mejor valorada por delante de Pedro Sánchez. Frente a Sumar, los datos también revelan la hemorragia que vive Ciudadanos, no sólo de los que han desembarcado en el PP, sino de aquellos que como Edmundo Bal deciden abandonar el barco pasadas las generales, anunciándolo desde ya para tener una salida digna.

Que la desaparición de Ciudadanos sea anunciada –además de por el CIS- por uno de los que más trabajó para su construcción, el que fuera secretario de organización Fran Hervías, dice mucho de cómo funciona la política o los egos políticos. Sólo unos pocos de los que picaron piedra en el partido resisten. Poco o nada, por mucha valía que tenga la persona, va a poder hacer la candidata por Barcelona Anna Grau –que también se ha dejado la piel por la causa- frente a la caída libre del partido. La capital catalana no es fácil, por ello no han podido tener todos mejor escenario que el que han vivido este fin de semana. Yolanda Díaz para repartir rosas sin espinas, para defender la unidad que no sea a “torta limpia” intentando volver a ilusionar a un electorado decepcionado con Podemos, con Pablo Iglesias o Irene Montero. Tras tres años convulsos, con la pandemia, nos merecíamos una Feria de Abril y un San Jordi tradicional, en el que la política aprovecha la cultura, la festividad para sembrar votos, para ilusionar, para defender sus causas, algunas están parece que perdidas como la de C’s –dicho por ellos mismos- otras aún son pura ilusión. Veremos el 28M cómo se teje la política municipal que será la gran plataforma de las generales, no queda tanto.