Quantcast

Opinión

Estanflación progresista

Los mismos sindicatos progresistas que no decían nada cuando el IPC era negativo, ahora ya piden aumentos salariales, porque aquí todo son trampas

El Gobierno y las CCAA recurren a interinos para gestionar el caos de los fondos UE
Las ministras Nadia Calviño y Yolanda Díaz

El término "estanflación" corresponde a un conocido fenómeno de la economía en el que coinciden estancamiento económico con inflación; lo que ya es menos conocido es que se trata de un fenómeno sistémico, estructural y no del simple resultado del "curso variable del acontecer económico" o coyuntural, de modo que, de darse, su solución requeriría tiempo. Ese debería ser el marco económico en que tendríamos que encuadrar los últimos resultados de la economía española, tema que exploraremos hoy.

Aristocracia socialista

Por otro lado, también hay que considerar que padecemos un orden socialdemócrata, que ni es social ni es democrático, gobernado por progresistas, cuyo objetivo, no se equivoquen, no es el Progreso, sino imponer una forma de gobierno donde los votos no cuenten y gobierne una aristocracia socialista. A tal fin, en el plano económico, crean todo tipo de regulaciones, favorecen monopolios que controlan (y puertas giratorias) y una fiscalidad inclemente para financiar su Estado clientelar, resultando en una asfixia de la oferta (más inflación) y una demanda privada débil que compensan vía gasto público reforzando el clientelismo. Claves en todo su engaño son los cárteles mediáticos que crean para manipular a la población para que sea mansa, sumisa y más fácil de expoliar.

Finalmente, cuando el endeudamiento público toca límites, lo monetizan y, si hace falta, se inventan paridas como la MMT para darle un marchamo científico (imposible) al saqueo y, cuando revientan el país, le echan la culpa al capitalismo, algo que ya no existe. Por supuesto, todo esto requiere la complicidad de las instituciones globales a fin de reforzar el argumento de autoridad de semejante crimen económico y político, como comprobamos a diario.

Fantasía presupuestaria

Recientemente se produjo un conflicto entre la ministra Calviño y el Instituto Nacional de Estadística, dos agentes menores de la disfuncionalidad gubernativa española, cuando el INE rebajó su estimación del PIB chafándole a la ministra su fantasía presupuestaria pero, mientras todos estaban liados con el conflicto, pocos se percataron de lo importante: lo mal en peor que vamos y esto sí que es muy serio.

No seré yo quien defienda al INE que, por ejemplo, ya no nos da el PIB real a precios de un año dado, pero, ciertamente, hizo bien al mantenerse firme en su estimación. Lo que sí nos da el INE es un índice del PIB por "volumen encadenado" que, al observarlo, vemos que, tras la apertura, en la primera estimación, tocó la línea roja (gráfica anterior) y, tras su revisión, quedó más abajo, con lo que nos separamos aún más de la línea tendencial (línea verde), esa por la que íbamos ya con un déficit fiscal muy progre y una tasa de paro criminal que daña aún más nuestra demografía y todos los problemas que eso arrastra; a agravar el desastre presupuestario por el estancamiento vino el populista Sánchez a comprar votos a lo bestia, además de engordar aún más la plantillas de funcionarios.

Paro y miseria

Ese es el resultado del progresismo español, cuyo saqueo e incompetencia, con sus cientos de asesores, hace imposible luchar bien contra la pobreza, algo que ahora se agrava con la pandemia al pasar la pobreza extrema de cuatro a seis millones de personas. Algunos se sorprendieron del error de apreciación de la hija de Calviño sobre esta previsión a peor, pero es que ella, como el resto de la clase dirigente, no llegó ahí por ser una buena economista, cosa que vimos al analizar el gabinete de Sánchez. También es cierto que si quitas a la hija de Calviño y a la ministra de Defensa este Gobierno salvaje se sube a un árbol.

El caso es que en diciembre de 2020 alertamos de que se perdía el tren de la recuperación global; esperando que no fuera así, en agosto de este año revisamos la situación y se confirmó el mal hacer del Gobierno. Luego, dada la mala recuperación, nos fuimos a nivel sectorial a dimensionar el desastre del transporte, hostelería y similares, que son una cuarta parte del PIB. Calviño se supone que se dedica a eso, pero es que ella, como el resto del casting socialdemócrata, no está para servir a los españoles sino a la partitocracia progresista.

Más desempleo

También es posible que Calviño tampoco entienda los malabares del INE con los datos de población e igual cree que su tasa de paro es la real y aceptable y, por tanto, no vamos tan mal, como mal explicaba la ministra de Trabajo "comunismo es libertad y democracia", liada con los no activos no parados y los ERTES urgentes, ahora "forever" hasta que reviente el presupuesto.

Lo cierto es que nuestra altísima tasa de paro según INE, hoy en el 15,3%, no se compadece con el actual nivel de producción (primera gráfica), que es como el del 2016 cuando estuvo entre el 18,5% y el 21% (anterior gráfica), que la recesión solo está empezando. Súmenle luego que hay una productividad sistémica cercana al 1,2% anual (8,2% desde 2016) y lo que viene, que como esto no arranque bien, puede ser terrible. Pero si no vieron las terribles consecuencias del 8M, cómo esperar que entiendan  esto o el brote inflacionario actual.

Shocks e inflación

Este debate ya se presentó hace una década, cuando lo tratamos con mayor profundidad,  y lo primero que se debe considerar y que la mayoría de los economistas no hace bien, es que la inflación (o la deflación) es un resultado sistémico de los equilibrios de oferta y demanda agregadas, produciéndose equilibrios sucesivos a precios cada vez más altos (más bajos); otro "olvido" es que puede haber colectivos que se salven o sufran más sus consecuencias.

Adicionalmente, según su origen, la inflación puede ser de demanda o de oferta (de costes) que, al ser un fenómeno dinámico (implica paso del tiempo) significa que, o bien la demanda supera repetidamente a la oferta, o bien la oferta traslada mayores precios que la demanda acepta por indexación o por valoración de una nueva realidad. Puede haber las dos simultáneamente, como en Estados Unidos, o cuando "nuestra" ministra mata pobres subió el gasoil (costes) e impulsó aún más el coche eléctrico (ej. demanda).  

Lo cierto es que, tras el shock de oferta por el cierre económico, es normal que todos padezcamos un empobrecimiento por todo lo ocurrido y, parte del mismo se expresa en un encarecimiento que debería ser transitorio mientras se logra un equilibrio similar al de 2019. El peligro en ambos tipos de inflación es que se genere una espiral inflacionaria de salarios-precios, de ahí que se tengan que aplicar medidas de ajuste fiscal y monetario; lamentablemente, en España, los mismos sindicatos progresistas que no decían nada cuando el IPC era negativo, ahora ya piden aumentos salariales, porque aquí todo son trampas. Al ser temporal y producto de una desgracia fortuita, la solución es no indexar (aumentar por el IPC) nada.

IPC actual y crisis energética

En el caso actual (siguiente gráfica), lo primero que se observa es que la inflación subyacente se mantiene baja, por debajo del 1% anual; este indicador excluye elementos muy volátiles como la energía (por temas geopolíticos) y los alimentos no procesados (por malas cosechas) y todos sabemos que el problema del índice general, que está en el 4% anual, es energético, problema que adelantamos en mayo del 2020 donde también explicamos por qué es pasajero, lo que no quita que cierren fábricas (temporalmente) o que el invierno pueda ser horrible A lo dicho entonces habría que añadir otro daño en la oferta por la crisis energética de Texas en 2021, con lo que, previsiblemente, hasta mediados del 2022 no se normalizará la oferta de gas y petróleo.

Para ver los colectivos que se perjudican más hay que profundizar la estadística y, lo que se ve, es que buena parte de la inflación viene del coste de habitar o usar una vivienda (línea azul, siguiente gráfica) y del transporte (línea granate), que crecen una barbaridad, en concreto un 11,5% y un 8,8% en tasa anual respectivamente, dos rubros que gravan mucho a los trabajadores pobres y muy afectados por los políticos.

La virtuosa senda verde

Hay que decir que este saqueo vía vivienda lo estudiamos en más detalle en 2017, en tiempos de Rajoy, que la máquina de latrocinio es transversal, cuando demostramos el expolio casi apocalíptico que el ejército de parásitos y su partitocracia viene aplicándonos impunemente y de forma permanente a todos los niveles; porque no es solamente la electricidad (la más onerosa de la UE), es en el agua, saneamiento, etc., donde además hay mucha corrupción política.

Luego, en 2018, cuando España, a pesar de su partitocracia, venía de hacer un meritorio cambio estructural, muy tratado en este blog, y una enorme reducción del paro, demostrándose que podríamos ser un país normal, vino la ministra verde a dañar esa senda virtuosa, cosa que nos llevó a preguntarnos si eran idiotas y ahora, para colmo, castigan a los trabajadores y a nuestra principal industria con una subida del impuesto de matriculación, entre otros despropósitos, y todo tras gestionar pésimamente la pandemia con unos aprovisionamientos médicos llenos de irregularidades.

Podría decirse pues que el Gobierno de "lo público" está en manos de unos desalmados quienes, con su ejército de funcivagos enchufados, un auténtico escarnio para los profesionales de la función pública, y partitócratas con pedigrí de curriculums fake e ínfulas aristocráticas, son una verdadera plaga para la población, algo que irá a peor mientras no cambiemos el sistema electoral. No, no son idiotas, son progresistas y la salida de esta crisis se hará según sus intereses, de modo que ellos salgan forrados y más fuertes.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.