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Opinión

Deuda pública y la riqueza de las naciones (I)

Aumenta el fundado temor de una futura crisis de deuda pública que se lleve por delante de forma trágica el orden disfuncional, global y nacional, que padecemos

Billetes de dos dólares
Billetes de dos dólares Europa Press

La enorme recesión provocada por el cierre forzado de la economía, sumado al apoyo financiero y fiscal adicional que ha tenido que darse a la Economía por dicha decisión política, junto con el alargamiento de la recesión en los países que han gestionado mal la catástrofe, ha disparado los ya de por si altísimos niveles de deuda pública, produciéndose así el fundado temor de una futura crisis de deuda pública que se lleve por delante de forma trágica el orden disfuncional, global y nacional, que padecemos.

Límites y definiciones

Una forma de ver el límite del endeudamiento público es ir al pasado, a ver si nos puede dar guías y criterios sobre el mismo así como sus soluciones, prospección que haremos utilizando los cálculos históricos del FMI, una estadística que seguramente están utilizando los globalistas, de modo que así también podemos intuir qué tipo de malabarismos y mangoneos están haciendo estos usurpadores que saquean a las naciones.

La variable a estudiar será la relación entre la deuda del gobierno general y la producción interna bruta en porcentaje (DP/PIB) de los países, de modo que no está toda la deuda pública, ya que no se incluyen organismos públicos menores, como municipios, gobiernos regionales, empresas públicas y otros entes e inventos para pillar, carencia debida principalmente a la falta de cálculos históricos.

Luego están términos de uso común como "pagar la deuda", que aquí usaremos principalmente como su reducción respecto al PIB. El término tiene su interés porque, bajo el hecho común de que "siempre habrá deuda pública" (¿por qué?), un ejército de taimados gorrones de "lo público" cuelan su crimen para parasitar el trabajo y los sacrificios de los ciudadanos viviendo del cuento ideológico y que, para mayor escarnio, dicen, es "democrático", cuando todos sabemos que lo que abundan no son las democracias sino las partitocracias.

Potencias rectoras

Los datos de casi doscientos años de DP/PIB para Gran Bretaña y EE.UU. los tienen en la siguiente gráfica y, sin duda, deben tener alborozados a los sinvergüenzas que nos sangran gracias al globalismo (globalización de amiguetes), todos muy progres y defensores del "orden" socialdemócrata, pues seguro piensan que aún hay margen para seguir con su expolio: "por lo menos un 100% del PIB"; cómo queden los países y los ciudadanos tras su expolio les da igual, que la cosa es irse forrado.

Caso británico

De las muchas enseñanzas de don Dalmacio Negro, está la de señalar que, tal vez, ese siglo XIX de los británicos, sea el único caso en que ha gobernado una aristocracia en el sentido más amplio del término. Gobernaron nobles, sí, pero también eran los mejores gobernantes que se recuerden - en dura competencia con los padres fundadores de EE.UU. -, siendo el más destacado Lord Palmerston, personaje imprescindible cuya impronta global repasamos no hace mucho y a quien plagian mal y profusamente los progres gorrones.

Tras las guerras revolucionarias francesas (1792-1802) y las napoleónicas (1803-1815) -y una con los estadounidenses (1812-1815), que se cansaron de que utilizaran a las tribus indias para destruirles y en la que les quemaron la Casa Blanca y Congreso, entre otros edificios públicos -, el Imperio Británico sale victorioso pero con una deuda gigantesca que, viendo la tendencia, igual superó el 200% del PIB, en que su gobierno unitario tomó prestados casi todos los recursos financieros de la nación - teniendo incluso que implantar un impuesto sobre la renta - y también del exterior, claro.

Se redujeron notablemente las fuerzas armadas pero garantizando la libre navegación mundial de mercancías legales y se prohibió y se persiguió la esclavitud

Ante el desastre financiero que se avecinaba, se aplicaron una serie de reformas (resumen) liberales que cambiaron el orden imperante. Junto a una fuerte austeridad gubernativa, pero que estableció la educación pública, se tomaron muy en serio a Adam Smith y su investigación sobre "La riqueza de las naciones", promoviendo el liberalismo político y económico, dentro y fuera del Imperio, para motivar todas las fuerzas productivas globales, se redujeron fuertemente las fuerzas armadas pero garantizando la libre navegación mundial de mercancías legales y se prohibió y se persiguió la esclavitud.

El endeudamiento era de tal calibre que tuvieron que cambiar el orden mundial y fomentar el progreso global, sobre todo en Europa continental, para cumplir la palabra dada a los ahorristas que habían invertido en su deuda, algo que hizo de la libra la moneda global absoluta. Es la Pax Británica, con su orden imperial colonial y su pensamiento liberal.

Ciclos largos

Este siglo, o ciclo generacional, de 1815 a 1914, experimentó (casi) tres ciclos económicos largos, que son: el que tuvo por motor al textil, el del ferrocarril y el de la producción en masa, con sus respectivas deflaciones, esas causantes de grandes impagos de deuda, en especial la que empezó en 1873, con la "Larga Depresión", y una deflación de 27 años.

Hablamos de un proceso histórico muy largo difícil de resumir, en el que, con todas sus vicisitudes y algunas guerras menores, consiguen algo tremendo, que es "pagar mucha deuda", es decir, reducir el ratio DP/PIB casi 150 puntos en cincuenta años (unas dos generaciones) y 175 en total, hasta que salta por los aires el orden imperante en 1914.

Liderazgo ayer y hoy

En siete años, de 1914 a 1921, vuelven a la casilla de salida (casi 200% de DP/PIB) y en su empeño por mantener un orden disfuncional, terminaron en otra guerra mundial y perdieron el imperio, de forma que, aunque tenían un prestigio de deudores insuperable, cumplidores como nadie de lo prometido, al final la libra no aguanta y da los primeros sustos.

Se libraron de la deuda tras hacer una enorme contribución a la derrota del nazismo, al fascismo italiano y japonés, a la paz en Europa y a la derrota del comunismo

 Tras la Segunda Guerra Mundial, el peso de la deuda rompe el techo anterior, llegando a casi el 270% (DP/PIB) y los altísimos impuestos, que asfixian a consumidores y empresas, junto a un sin fin de restricciones a la iniciativa privada y el emprendimiento, les han hecho perder casi todo el liderazgo tecnológico, económico y monetario (siguiente gráfica) que tenían, aunque, también es cierto, hicieron una proeza mayor y se libraron de la deuda tras hacer una enorme contribución a la derrota del nazismo, al fascismo italiano y japonés, a la paz en Europa y a la derrota del comunismo, todo muy de agradecer ciertamente.

La hora del relevo

Tras la Segunda Guerra Mundial toma el relevo Estados Unidos, se impone el orden bipolar hasta que cae la URSS y el orden socialdemócrata y el pensamiento progresista, antes solo Occidental, se vuelven dominantes a nivel global y la deuda (DP/GDP) supera al nivel del final la Segunda Guerra Mundial y no digamos si estallan Taiwán y el Donbas, entonces, tras seguir un final parecido al británico, sí que se acabaría la prosperidad que disfrutamos, tal vez para siempre.

¿Pero es que acaso, desde los 90's, los EE.UU. han luchado una guerra global? En cierta forma sí, pues desde que el globalismo -esa globalización de amiguetes- se lanzó con todo a primeros de los noventa, se observan dos cosas: la subida del endeudamiento público (DP/PIB) y la destrucción de las naciones. Una "guerra" contra nosotros. Por si fuera poco, han repaquetizado viejas malas prácticas monetarias más que conocidas, llamándolas por el acrónimo de MMT, de modo que los parásitos que nos mal gobiernan van acumulando en sus arsenales munición para darnos el golpe definitivo, pero ese es un tema al que volveremos cuando tratemos el caso del endeudamiento estadounidense y el nuestro.   

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