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Opinión

Cuca, guantazos con encanto

Es buen soldado, sale a pecho descubierto a defender sus ideas sin dejar de ser encantadora cuando canta las verdades del barquero al presidente del Gobierno

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra

El mismo día en el que se cumplían 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco se celebraba el Debate sobre el Estado de Nación (DEN). La portavoz del PP comenzó su intervención pidiendo que su primer minuto fuera en su memoria. Toda la Cámara en pie y en silencio. Más tarde, bronquita de la presidenta del Congreso porque un mes antes ya se guardó un minuto de silencio por todas las víctimas como manda la ley… 25 años del asesinato de Miguel Ángel. Gamarra, con ánimo de incomodar, dejó muy claro que los populares se sitúan frente al Gobierno desde que su presidente «solo para resistir, escogió el camino de los pactos indignos», con los herederos políticos de ETA o con de la Generalitat. Recapitulamos.

Cuca Gamarra tiene un nombre muy mono. Hay que reconocerlo. Habría sido insensato y bastante ridículo que al llegar a la capital pretendiera ser la congresista doña Concepción o la señora Concha, porque en su pueblo la conocen por ese diminutivo desde que llevaba calcetines, y de mayor como concejal y alcaldesa. La exlideresa de Logroño no iba a decepcionar porque cuando fue nombrada portavoz retumbó en toda España un «¿cómo va a tener el PP de portavoz en el Congreso a una señora que se llama Cuca?».

Sin despeinarse, recordó al presidente que su palabra carece de valor, como se evidencia en su pacto con Bildu cuando había jurado, y perjurado, veinte veces que no

Muchos la definen como la perfecta combinación de solvencia con un toque de soberbia. Es buen soldado, sale a pecho descubierto a defender sus ideas sin dejar de ser encantadora cuando canta las verdades del barquero al presidente del Gobierno. Tiene mérito que una recién llegada de provincias, con perdón, haga un pimpampum bocadillo de atún y se merendara a la cosmopolita y ciudadana del mundo Cayetana Álvarez de Toledo. Y que, en tres años, haya pasado de que la conozcan en su casa a la hora de la merienda a ser la secretaria general del PP.

En el DEN volvimos a comprobar que fuste no le falta. Estábamos ante una Cuca empoderada en la tribuna de oradores que, con mucha educación, cortesía y sutileza, dio una bonita somanta de palos al Ejecutivo todo. Sin despeinarse, recordó al presidente que su palabra carece de valor, como se evidencia en su pacto con Bildu cuando había jurado, y perjurado, veinte veces que no.

La cosa no quedo ahí. La Cuca de Logroño desplegó un discurso para personas inteligentes. Como decir "Venezuela" es caer en la simpleza y ella no es de esas, se marcó un «aunque usted desea máximos poderes con mínimos controles, no olvide que en la democracia parlamentaria es el Congreso quien controla al Gobierno» porque «no hay nada más poderoso que el voto de un ciudadano». Y, sin anestesia, describió la situación económica de las muchas familias que no pueden llenar la cesta de la compra o hacer frente a cualquier imprevisto. La Gamarra del-PP-de-toda-la-vida, en tiempos sorayista, luego casadista y ahora casi gallega, se animó y parafraseó el eslogan del 15M de «si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir» a un gobierno yoísta-socialista y populista.

Las virtudes de Sánchez: su incapacidad y falta de coraje para tomar medidas, deambular a miles de kilómetros de la realidad, ignorar la responsabilidad de su cargo y abandonarse permanentemente a la improvisación

Otra bofetada se escuchó hasta en Lima. Denunció que por primera vez en España, con la subida del empleo, aumenta la pobreza. If i were Cuca, estaría más que harta de hacerle los deberes al Gobierno y de tratar de llegar a pactos para obtener siempre como respuesta «la ignorancia; ni tan siquiera un O.K., lo he recibido, nos vemos». Textual. Más de uno y de dos han repetido: «Yo me iría de copas con Cuca». Brilló muy digna porque se puso las botas al enumerar las virtudes del presidente Sánchez. Algunas son: su incapacidad y falta de coraje para tomar medidas, deambular a miles de kilómetros de la realidad, ignorar la responsabilidad de su cargo y abandonarse permanentemente a la improvisación.

No faltó, naturalmente, el toque femenino con una frase que, por naíf, solo puede pronunciar Cuca sin que sobrevenga la risa

La portavoz se vino muy arriba y no le faltaron arrestos para representar a Núñez Feijoó con el despliegue de un detallado programa, medidas concretas y la disposición de llegar a pactos como alternativa al caos del actual Gobierno. No faltó, naturalmente, el toque femenino con una frase que, por naíf, solo puede pronunciar Cuca sin que sobrevenga la risa porque casi terminó su con este recordatorio: «Un Gobierno con alma, con corazón y con inteligencia sí habría tomado esas decisiones». ¿Cómo no querer a esta mujer que, además de saber disparar y acertar en su manejo dialéctico, demuestra ser delicada, educada y sensible?

Gamarra, Feijoó y el PP han pillado buena pole porque vienen aprendidos a conducir del pueblo. Bien distinto de cómo circulan los macarras del Gobierno. Ese coche les viene grande. Han hecho un «patada y al arcén» con el país y nosotros, los ciudadanos, aquí estamos, maltratados y despreciados, con la solana y sin aire acondicionado, esperando que venga la grúa y nos rescate.

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