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Opinión

La opinión pública no hace vacaciones

Varias personas, todas ellas con mascarilla, se encaminan a la orilla de la playa de La Patacona de Alboraia.

¿Es rentable hacer explotar en verano las voladuras controladas? ¿Sigue siendo agosto el mejor mes para pasar desapercibido cuando alguien quiere soltar una bomba mediática?

No son pocos los bombazos informativos que hemos tenido este verano. En primer lugar, la marcha del rey emérito. Casa Real esperó el momento justo entre el final de la gira de la familia real por España y las vacaciones en las Baleares para emitir un comunicado rara avis en el que informaban de la salida de Juan Carlos a un lugar desconocido, fuera de España, en un intento de cortafuegos que finalmente hizo de lanzallamas sobre las polémicas informaciones que rodean al padre del jefe del Estado y sus finanzas.

El PP también consideró que agosto sería un buen mes para cesar como portavoz parlamentaria a la díscola Cayetana Álvarez de Toledo, aunque haya quienes consideramos que seguramente es el mejor perfil que tiene el PP para hacer frente al debate de la moción de censura de Vox que se producirá en otoño. Sin embargo, Casado no quiso esperar, seguramente porque pensó que en agosto el tema pasaría más desapercibido. Lo mismo que pensaron en Ciudadanos, que se apresuraban hace un año en hacer unas primarias para elegir a Lorena Roldán, muy del gusto de Albert Rivera, y ahora se han apresurado a cambiar de candidato, Carlos Carrizosa, muy del gusto de Arrimadas, sin primarias ni argumentación estatutaria que lo aguante.

Son solo algunos ejemplos de voladuras controladas, publicaciones por parte de las organizaciones de noticias negativas, controvertidas o polémicas que saben que son perniciosas para su reputación o imagen pública y cuyo lanzamiento a los medios prefieren controlar para poder contener lo más posible el efecto 'pedaleo', es decir, que la polémica dure muchos días en la agenda mediática. Tanto Casa Real, como PP o Cs han elegido el mes de agosto para sus voladuras controladas, considerando que es un mes en el que, tradicionalmente, la opinión pública está de vacaciones. Pero esto ya no es así, esta visión era verdad a finales del siglo XX, pero ya no lo es en el siglo XXI. En la actualidad, aunque las ciudades paren, las redes están más activas que nunca, porque cuanto más tiempo libre tenemos, más lo utilizamos en navegar en nuestros perfiles virtuales.

Durante el periodo estival, la política, la economía o las relaciones internacionales estaban circunscritos a breves espacios en los informativos de mediodía y noche

En cuanto a la opinión publicada, el verano tampoco supone un parón de los espacios insignia de la creación de contenidos de actualidad y opinión. Hace un par de décadas, la programación de las televisiones cambiaba sustancialmente de invierno a verano: durante el periodo estival la política, la economía o las relaciones internacionales estaban circunscritos a breves espacios en los informativos de mediodía y noche. Sin embargo, ahora los programas de infotainment continúan con la programación de invierno, con los mismos horarios y con, casi, las mismas personas. No digamos ya, los medios escritos, que siempre han mantenido sus ediciones y secciones, aunque en verano con menos espacio y por lo tanto, concentrando lo que es noticia y relegando otros temas menores que en invierno se cubrirían con breves, pero que ahora, con menos periodistas, quedan fuera de la agenda mediática.

Conversaciones, comentarios y cotilleos

Si los ciudadanos siguen informándose en vacaciones, con mas tiempo aún para recrearse en leer las informaciones completas; si los espacios de infotainment continúan con sus horarios habituales; si la agenda mediática se concentra en grandes temas, ¿por qué los estrategias de comunicación siguen pensado que agosto es un mes propicio para que sus voladuras controladas pasen desapercibidas? Seguramente por inercia, por no revisar lo que hasta hace poco eran axiomas en comunicación y agenda setting, porque si uno analiza el panorama mediático y el consumo de información la conclusión es clara, en verano los temas polémicos duran más, porque apenas hay temas nuevos que los caduquen.

El viaje y paradero de Juan Carlos, el cese de Cayetana Álvarez de Toledo o la elección sin primarias de Carlos Carrizosa sustituyendo a Roldán como candidato a la Generalitat en Cs, son ejemplos que vienen a reforzar la idea de que agosto ya no es un buen momento para voladuras controladas, porque si lo que pretendían era que pasaran desapercibidas, estos temas son objeto de conversación en chiringuitos, playas, bares y piscinas. Vayas donde vayas escuchas a los de la mesa de al lado comentando el caos de los rebrotes, la falta de previsión de los gobiernos con la vuelta al cole, las declaraciones de Cayetana, el acoso a los Iglesias-Montero o la vacaciones del emérito en los Emiratos Árabes. Porque la opinión pública no se va de vacaciones.

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