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Opinión

La antieconomía del ‘doctor’ Sánchez

Pedro Sánchez.

La semana pasada, cuando hacíamos un ejercicio de mayéutica y analizábamos cómo, de la forma más absurda, los miembros del Gobierno anunciaban un listado de medidas que dañaban un sinnúmero de sectores económicos, destacamos la absurda campaña de su ministra de Economía destinada a convencernos de que la economía se estaba enfriando y que dicho proceso ya había empezado con el gobierno anterior. Como esto último es falso y un grave error de política económica, hoy vamos a explicarlo.

La demanda nacional

La primera variable y la mejor para determinar si lo que dice la ministra es cierto o no, es la demanda nacional. En ella está incluido todo lo que se gasta en el territorio nacional, bien por los particulares o por el Estado (central, autonómico, municipal, entes y etc.), ya sea en consumo o inversión.

Como pueden ver en la línea verde de la siguiente gráfica, que indica la tasa de crecimiento en porcentaje respecto al mismo trimestre del año anterior, la demanda nacional o doméstica tiene pendiente positiva y va muy bien, o iba muy bien hasta que empezaron a “gobernar”; tuvo un momento peligroso en 2016, que advertimos en las previsiones de entonces, pero es que entonces había un gobierno en funciones y existía el temor de que gobernaran los de ahora, por no hablar del oasis catalán. Afortunadamente, entonces, el sector exterior iba bien.

Real GDP Growth

Luego, a esa demanda nacional o doméstica se le quita o añade el saldo comercial, o demanda exterior neta (de importaciones de bienes, servicios y rentas), dependiendo de si es negativa o positiva, y se obtiene el PIB. La evolución de la tasa de variación anual respecto del mismo trimestre del año anterior de esa variable, medida en porcentaje, es la línea marrón de la gráfica anterior y va mal y las razones seguro que las conocen (encarecimiento materias primas industriales que no tenemos, turistas “prestados” no mantenidos, etc.), pero eso no quiere decir que tengamos déficit comercial (todavía) y, de hecho, el superávit del último año equivale al 2,5% del PIB (2% en este segundo trimestre).

Esa situación, de demanda nacional creciente y deterioro exterior, suele ser un síntoma de recalentamiento (nos pasó con la burbuja inmobiliaria), no de enfriamiento, pero ninguna de esas dos situaciones es la nuestra, que la realidad es mucho más compleja que los eslóganes ideológicos para pillar momio.

Parasitismo y transformación

Lamentablemente, nuestro debate económico sigue con el “copia y pega”, los esquemas franquistas, el propagandismo sin hacerse los números ni la más elemental investigación económica, pura ideología y predica, que la Economía es opinable, etc. y todo para que un ejército clientelar en edad de trabajar pueda parasitar viviendo del trabajo de otros, que es una forma de robo que luego se legaliza mediante toda una serie de leyes sociales y económicas.

Mientras, esta economía, que no aguanta más parásitos y que podría ser un miura, que es desconocida por este gobierno y sus apoyos de casoplón, contra viento y marea, ha cambiado muchísimo; por ejemplo, solo en los últimos diez años la exportaciones pasaron, en números gruesos, de ser el 25% del PIB al 35%, cosa que vimos al explorar la sostenibilidad de nuestro crecimiento, fenómeno que son incapaces de valorar quienes viven de la prédica y el propagandismo. Me creo que hay técnicos en los ministerios, funcionarios de carrera y ajenos a la casta, que deben alucinar.

Datos y ciclos económicos

Uno de los economistas de elite del PSOE, Jordi Sevilla, que gana 546.000 euros al año de lo público, defendía el enfriamiento porque, decía, pasamos de crecer el 3,5% en 2015 al 2,7 este año, cometiendo un error común en quien ignora la Teoría de Ciclos o no ha hecho suficiente investigación económica. El caso es que ese salto inicial es normal cuando se sale de la recesión y que luego, cuando empieza lo importante, se estabiliza en un valor más bajo, cosa que pueden ver en la siguiente gráfica, tanto para España (en 2015) como para Estados Unidos (en 2010).

Esos efectos cíclicos no son casos aislados y, si quieren ver más ejemplos que demuestran lo que digo, entren y vean las gráficas de este artículo mío, “Previsiones 2016”, de 2015, en que, de un vistazo, he contado 23 economías de interés que hacen ese salto post-recesión; por cierto, aquel artículo fue hecho pensando en los exportadores y ya entonces, en 2015, el FMI decía que en 2017 creceríamos al 2%, cuando fue el 3%.

Real GDP Growth

Ocurre además que intervienen cuatro ciclos, y es por ese desconocimiento de los mismos que la ministra de Economía no entiende qué ocurre en el comercio minorista (que vimos) donde, además de la fuerte restructuración, hay la típica sobre oferta de la última fase del ciclo largo en la que, si subes precios, vendes menos; si encima les suben el SMI, tasas, regulaciones, restringes el acceso a zonas comerciales y tienes energía artificialmente cara para el negocio renovable, destrozas un sector que genera el 10% del empleo, empleo que también la sufre sobre oferta laboral y a los que les meten una peculiar inmigración masiva, fenómeno que nunca ha terminado bien.

Este gobierno ruinoso, que cree que la Economía va de colarla en Bruselas y que destruye las perspectivas económicas, es una fábrica de pobres. Pero tranquilos, que luego les ponen un observatorio y se colocan para vivir del sufrido español medio. Lo que no hay es un observatorio sobre la explotación política de los ciudadanos, sobre todo de los más pobres.

Componentes de la demanda nacional

Pero es que hay más datos que refuerzan el diagnóstico de que no había enfriamiento, como por ejemplo que el consumo privado (línea roja, siguiente gráfica) creciera más que el PIB - mientras el consumo público (línea morada), consolidando deuda, iba por debajo de la demanda nacional y del PIB - para finalmente moderarse por los cambios políticos ocurridos casi a mitad del segundo trimestre.

Real GDP Growth

Luego está el crecimiento de la inversión (línea gris), que está (o estaba) haciendo un despegue espectacular, tras la anterior crisis de confianza, y cuya tasa va (o iba) por el 8%. La inversión en maquinaria y equipo, que es la que importa para reindustrializarnos, (salvo los que se van por energía cara, que luego les medio subsidian tras el expolio inicial, un pastiche), lo hizo al 11,1% y la construcción no residencial y viviendas al 7%. “Ah, es que hay una burbuja inmobiliaria”; ese es otro problema y no de enfriamiento precisamente, que has de hablar con Carmena y Colau, entre otros, aparte que a “nuestros” políticos (todos) no les interesa, por cuenta de sus casoplones, que la vivienda baje, ni que el español medio tenga vivienda asequible y menos en propiedad, para así tenerles dependientes del reparto de su expolio.

Gobierno y enfriamiento económico

Como decía al principio, en 2016, ante la posibilidad de un gobierno como el actual, hubo un riesgo cierto de enfriamiento y entonces el ministro de Guindos se apresuró a anunciarlo, motivo por el cual le criticamos duramente diciéndole que “cometía un error de bulto”, aparte de pedirle que dijera que iba a hacer para contrarrestarlo, claro. Hoy, ese temido gobierno y su anti economía está en el poder y con el añadido de que, en un intento de culpar al anterior, ha hecho propagandismo de un enfriamiento inexistente, dañando aún más las expectativas. ¿Se puede hacer peor? Denle tiempo.

España ha demostrado sobradamente que está en condiciones de afrontar con éxito sus retos internos y externos, incluso con un gobierno mediocre. Llo que no puede es superar a unos políticos delirantes. Así que, lamentándolo mucho, en el mejor de los casos, el resultado económico de España será mediocre, adelantándose así la crisis fiscal final; en cuanto al resultado político, ya lo ven: un desastre.

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