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Mundial de Qatar

De las 26 recomendaciones de Transparencia Internacional, la FIFA aún tiene pendientes de cumplir 22

La FIFA se plantea ahora quitarle a Qatar la organización del Mundial 2022, lo que sería un noble propósito si no fuese porque fue esa misma organización la que se lo concedió. El que diga que no se veía venir el problema es que es muy ingenuo o tiene la férrea voluntad de no enterarse, que siempre hay alguno que prefiere no saber.

Se conduce una votación conjunta para que salgan dos países que organicen dos mundiales consecutivos y, casualmente, salen Rusia y Qatar, dos de esos países de los que uno imagina cualquier cosa para lograr sus propósitos. Puede ser la influencia del cine hollywoodiense, pueden ser los informes de las diferentes instituciones internacionales que se dedican a evaluar la transparencia de los países. Algo hay.

Claro, que si de informes se trata, la FIFA no está para presumir de mucho. Transparencia Internacional, un importante organismo dedicado a analizar gobiernos e instituciones internacionales, realizó en 2011 un estudio con 26 recomendaciones para que el órgano rector del fútbol se modernizara y aumentase su credibilidad (disponible en http://www.transparency.org/files/content/pressrelease/20111205_TI-S_FIFA_SafeHands_EN.pdf). Están por cumplirse 22 de ellas. Algo similar pasó con las pautas ofrecidas del Instituto de la gobernanza de Basilea, donde está radicada la sociedad (http://www.baselgovernance.org/fileadmin/FIFA/first_report_by_igc_to_fifa_exco.pdf).

Llega Brasil entre las protestas de los ciudadanos, la FIFA no se encarga de organizar nada, aunque sea la principal receptora de los beneficios que, sin duda, genera un evento de esta envergadura. En los últimos tiempos, además del escándalo de Qatar, se han multiplicado las sospechas en el arbitraje por las cada vez más comunes apuestas. El New York Times realizó en mayo un extenso reportaje en el que se ponían en claro varias mafias de apuestas que habían influido en encuentros internacionales.

Michel García, el hombre que se dedica a investigar estas cosas, tiene una ardua tarea por delante. Son muchos los síntomas de que la FIFA no funciona como debería, que en su poderosa organización hay muchos sacando beneficios y al fútbol le está doliendo. Blatter lleva 16 años y es todopoderoso. Quien le quiere mover la silla, Platini, también ha estado involucrado en el fraude qatarí. La cosa no está en saber si hay corrupción, lo difícil es negarlo, la parte importante es saber si se tirará de la manta y no será, como tantas otras veces, una guerra interna en el que el bando ganador sólo quiera las prebendas del derrocado.

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