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Opinión

A Sánchez le revientan las costuras

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la primera sesión del debate de investidura en el Congreso de los Diputados
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la primera sesión del debate de investidura en el Congreso de los Diputados

Podemos hace saltar la frágil estructura de Sumar y pone en jaque la difícil estabilidad de la nueva Legislatura. La izquierda se rompe, las tensiones derivan en estallido estruendoso y fatal. Al tiempo, las negociaciones de Ginebra con golpistas y corruptos se ralentizan y se convierten en un plato cada vez más indigesto para la militancia socialista. Vaya lío, diría Rajoy. Un vuelco en el terreno de juego nada más empezar el partido. Pablo Iglesias, desbordado de rencor y ansioso de revancha, le ha pasado finalmente factura a Yolanda Díaz. Y, de paso, le propina una bofetada muy molesta a Pedro Sánchez, quien pierde la adhesión de cinco diputados y, por lo tanto, su muy quebradiza mayoría. Cinco escaños son los que tiene el PNV, una de las piezas del Frankenstein sanchista. Si Podemos suma el escaño del BNG ya tendría los mismos que Bildu, otro de los soportes del PSOE. La jugarreta podemita no es broma. Los 179 votos con los que logró sacar adelante su investidura pueden convertirse en 173, apenas uno más de los que redondeó Feijóo en su fallida intentona. Unas cifras que animan el vértigo de una situación imposible y ponen en jaque la autosuficiencia del sanchismo.

Si la tromba morada ha sacudido los cimientos de la coalición gubernamental, el vendaval de la amnistía golpea las contraventanas de La Moncloa, en un remake de Cayo Largo en el que Sánchez aspiraba al papel de Bogart pero, impepinablemente, ha de conformarse con el de Edward G. Robinson, un gángster malvado y sin escrúpulos. Tan fuerte es el tormentón que en el Ala Oeste empieza a cundir el pánico y nadie osa asomar la gaita o menearse. Quienes lo intentan, regresan empapados, como Félix Bolaños, dos escapadas de emergencia a Bruselas para convencer al comisario Reynders de que la medida de gracia para los golpistas es asunto interno. Intento fallido. El triministro, ese monaguillo de verbo cenagoso, tuvo que merendarse, por falsa, su solemne declaración de que "en Europa hay cero preocupación con la amnistía". Repitió lo de 'cero' varias veces, como si el cero sumara. Su anonadado jefe de prensa hubo de suplicar a los periodistas que no preguntaran sobre ese asunto. Empeño inútil. Los corresponsales hicieron su labor y el tinglado de la torpe farsa se vino abajo. Justo lo contrario de lo que se vio este martes tras el Consejo de ministros, donde solo se pregunta ya a la prensa del movimiento.

Fracasado el intento bolañés, tuvo que salir al quite el propio presidente, en un empeño que evidencia desesperación e ira. No estuvo acertado tampoco el magno narciso al afrontar la cuestión ya que, luego de chapotear por la ciénaga de ETA y hasta de recurrir al comodín de Aznar, se dio de bruces con la burda realidad y confesó que, además de la mesa de negociación con los de Puigdemont, también habrá otra con ERC (los de si culo veo...), que también llevará incorporada su propio verificador, mediador, componedor, árbitro, carabina o como quiera que se llame a semejante apósito. Pretendía Sánchez apaciguar las aguas y resultó anegado.

Seis de cada diez consultados rechazan la amnistía por 'injusta' y por favorecer 'privilegios'. ¿Pero en qué manos estamos?, se preguntaban en la dirigencia del partido colorado. ¿Prisa ya no es Prisa?

Esto de la amnistía, dicen los acólitos de la causa, es una mercancía invendible, un artefacto hediondo, un fistro pestífero. No hay quien lo coloque. A tan sólo unos días de la investidura del aclamado caudillo, la gloriosa celebración se ha tornado en apagado funeral. En medio del general desbarajuste, no ha dejado de sorprender la encuesta del diario Arriba el País que este lunes exhibía en su portada una encuesta chirreante con sus intereses. Seis de cada diez consultados rechazan la amnistía por 'injusta' y por favorecer 'privilegios'. ¿Pero en qué manos estamos?, se preguntaban en la factoría de ficción de Ferraz. ¿Prisa ya no es Prisa? ¿Ya no pintamos nada? ¿Se han ido todos con Guerra?

El suflé, en contra de las previsiones de algunos analistas empotrados en el riñón del poder, lejos de desinflarse, parece crecer. Mientras la oposición mantiene el pulso en la calle, en el Parlamento, en las instituciones, en sus fortines de los gobiernos autonómicos, en la gran torreta antiaérea de la Puerta del Sol, la usina de los argumentarios oficialistas no da ni una, no acierta con la fórmula de frenar la embestida y cambiar de canal. Hay que pasar página cuanto antes, claman entre confusos y desesperados, los escribas de la estrategia gubernamental, desarbolados ante una situación que preveían más bonancible. Idean nuevos escenarios, improvisan soluciones desesperadas. Algunas, ridículas, como relanzar la imagen de Sánchez como líder universal del progreso. Para ello, utilizan recursos casi caricatos, como una fotografía de archivo con el desportillado Lula, que anduvo en prisión por chorizo, o su reciente intervención en la reunión ecologista de Dubái predicando ficciones contra el calentamiento global, con tanta repercusión mediática como el concurso de bebedores de cerveza en San Marino.

El paladín del progreso a lomos de la caverna nacionalista de Junts, el carlismo frailuno del PNV, la carcundia xenófoba de ERC y los cofrades del pistolón de Bildu

¡Agenda social, agenda social!, corean ahora los escribidores de itinerarios, los diseñadores de argumentos, los muñidores de trampantojos. Es preciso cambiar de tercio, "si seguimos así, nos ahogamos", se escuchaba en el despacho de uno de los ministros recién estrenados. Hay que sacar medidas sociales de calado cuanto antes, poner en marcha ofertas populares, acelerar la agenda reformista. Como primer plato, la Ley de paridad, que este martes puso en escena Ana Redondo, la nueva ministra del ramo. Se trata de un sopicaldo revenido que se quedó en el puchero por el adelanto electoral y que ahora pretende sacarle lustre al perfil feminista del gobierno más feminista de la historia, luego de la etapa costrosa de Irene Montero y su sí es sí de espantable memoria. Vendrán luego la subida de pensiones, la del salario mínimo, amén de un amplio despliegue de ayudas, subvenciones y demás bagatelas peronistas que con tanto donaire suele repartir el negociado de Yolanda Díaz en su fatigosa carrera por hacerse con el sillón de la Moncloa.

Por supuesto, nada de crear empleo, riqueza, prosperidad, iniciativas empresariales, empuje económico, seguridad jurídica... Todos esos conceptos han quedado arrumbados en el pantano del sanchismo que sigue convencido de que, incapaz de liderar Europa, dadas sus arremetidas contra los Países Bajos, Italia, Alemania y hasta Israel, bien podrá convertirse en el gran gurú intercontinental de sátrapas como Maduro, Ortega, Lula, Petro, Boric y otros cofrades de la mafia de Puebla, el lawfare, el chavismo y alrededores.

Mientras tanto, por aquí sigue suplicando a la caverna nacionalista de Junts, al carlismo frailuno del PNV, a la carcundia xenófoba de ERC y a Bildu, los cofrades de la banda del pistolón, es decir, la gavilla más reaccionaria del mercado, para que le mantengan otro cuatrienio como líder universal del progreso, ese papel apócrifo que tan hábilmente ha logrado desempeñar. La pandilla basura del nacionalismo, por un lado, y las fieras desatadas de Podemos por el otro, vaticinan un curso preñado de sorpresas y convulsiones que animan a pensar en una legislatura quizás breve pero inevitablemente incómoda.

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  • S
    Sidney Carton

    Hace ya tiempo que resulta sospechosa la manera de informar sobre la Familia Real. Toda la acidez y crítica con Don Juan Carlos y las infantas fue sustituida por una mirada absolutamente complaciente hacia Felipe VI y Letizia. El duopolio ahora es un NO-DO. Con Leonor esto se ha disparado, convertida en pretendido símbolo de lo que ellos llaman un Tiempo Nuevo. Me dirán que ni Felipe ni Letizia, y mucho menos Leonor, han hecho las cosas que hizo Juan Carlos I, pero es evidente que el prisma ha cambiado y que ni siquiera se mantiene la suspicacia.

    Los medios hegemónicos son tácitamente antimonárquicos, pero están rendidos a los protagonistas de la actual monarquía. En cierto modo, se ha sustituido el juancarlismo («no soy monárquico, pero sí de este rey»), con el leticismo, valga el palabro, para todos aquellos orgullosamente republicanos que, sin embargo, sienten inclinación o simpatía o solidaridad sorora por esta Reina que es mujer, moderna, actual, feminista, ecologista y empoderada hasta el tríceps. Si Felipe era el «joven de su tiempo», Letizia es realmente «la mujer de su tiempo». Chicas de hoy en día.

    Por todo esto, no sorprende la reacción y no-reacción a la aparición de Jaime del Burgo. Quienes busquen la explicación a sus tuits no deberían despreciar la más sencilla: su protagonismo en el libro de Jaime Peñafiel, Letizia y yo, publicado recientemente.

    Los tuits de del Burgo, al menos los primeros, son una aclaración a lo allí publicado. Una explicación.

    El libro es un pastiche con el inconfundible tono de Peñafiel. «Valgo más por lo que callo que…». No es un entusiasta de Letizia, lo sabemos, y ese deje entre paternalista y clasista que usa con ella puede resultar antipático, aunque una vez superado, el libro aporta algunas cosas sobre su vida. Y es importante la vida de una reina.

    Entre las decenas de capítulos aparecen, como documentos traspapelados, tres o cuatro de Jaime del Burgo. Quizás todo el libro sea una excusa para lo que él tiene que contar, aunque no cuente gran cosa. Apunta, sugiere, pero todo lo que explícitamente se dice viene referido a la época anterior a 2004, año de la boda entre Felipe y Letizia. Lo posterior se cuenta de modo confuso y poco comprometedor. Solo hay algo, casi cómico una vez visto el selfie de la reina, una foto de los dos (Letizia y del Burgo) en Nueva York, él con una pasmina… la pasmina inculpatoria. El demonio está en los complementos.

    Por eso sus tuits tratan de completar lo allí contado, que es confuso e insuficiente.

    Dicho todo esto. Lo menos importante del libro es el hecho indiscreto de la supuesta relación. No hace falta entrar en ello. El libro tiene otras cosas que interesan más y de manera más legítima a quien se interese por los temas y problemas de España.

    Empezaría por una: el breve retrato que hace de sí el propio Jaime del Burgo. No tanto el resumen de su vida cosmopolita como las razones de su marcha de España: «Fue la mejor decisión que tomé en mi vida, escapar de una sociedad cainita sin igual. El terrorismo dejó una huella profunda en mi infancia, adolescencia y primera juventud». También denuncia de forma clara y explícita haber sido objeto de una actuación —irregular, por supuesto— del CNI, que no extraña después de tantas cosas como contó Bárbara Rey. Del Burgo y Peñafiel coinciden en algo: Letizia manda, su ascendiente en el matrimonio, la familia y la Casa Real es grande. Algo sabrá Jaime del Burgo que, sin entrar en lo escabroso, fue sucesivamente «amigo y confidente», confeso «mamporrero» felipista (como un compi-yogui), «tito Jaime» y cuñado —y cuñado sería la categoría reveladora, clave y definitiva, mucho más importante que la de supuesto amante. Es en tanto excuñado que nos interesa del Burgo—.

    Leído el libro, no es lo peor ni lo más escandaloso lo que sugieren las pocas páginas de Jaime del Burgo. Es lo que se cuenta en otro lugar, algo ya conocido, ya publicado, aunque pasado incomprensiblemente por alto: el supuesto aborto de Letizia cuando conoció a Felipe.

    Esto es un hecho que, de ser cierto, tendría la mayor gravedad moral y un fuerte simbolismo: para acceder a la condición de consorte habría tenido que abortar. El aborto como pórtico de entrada, como renuncia previa, como sacrificio a Behemot 78, como ominoso secreto en lo más alto del Estado. Somos un Estado y un Régimen aborteros, ¡continuidad de estirpe fundada en criatura no nacida! ¿No es la Corona símbolo también? Pues ahí lo tenemos: reina abortista y primeramente abortista, que habría tenido que serlo para reinar. ¡Cómo no la van a adorar las feticidas!

    El libro llega a deslizar dudas sobre la legitimidad sucesoria. Porque el matrimonio del heredero es cuestión importante y recogida en el artículo 57.4 de la Constitución (que la tienen para lo que quieren, como ya bien sabemos). Podemos estar de acuerdo en que la vida íntima y sentimental no es asunto a tratar, pero sí las conductas definitorias en lo moral. ¿Es cazar elefantes más reprobable que el aborto, despiadado y ambicioso, que nos cuenta Peñafiel? Si Felipe y Letizia funden monarquía (institución) con la sociología del matrimonio moderno y equilibrado (¡Felipia! ¡Monarquía Felipia!), entonces las opiniones, actitudes, trayectoria y formas de la reina consorte son de la máxima importancia. Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando…

    Las andanzas de Juan Carlos I, las de alcoba y las económicas, se callaron por el bien del Estado. Hasta que dejó de interesar. ¿Y si Juan Carlos I, con sus defectos, fuera una piedra en el zapato confederal? El Nuevo Tiempo requeriría una nueva monarquía, con la prensa completamente a favor. Y entonces se explicaría el silencio de omertá sobre lo que es ya un secreto a voces. La prensa fue crítica con la monarquía el tiempo necesario para que Juan Carlos I saliera del país. Ya no más.

    Para ser y durar, la monarquía de Juan Carlos se adaptó al Estado autonómico de nacionalidades y regiones, ¿hará lo mismo la de Felipe y Letizia con el Estado confederal plurinacional que se trama? El juancarlismo de ayer es leticismo de ahora; y la prensa de hoy, como la de entonces, sumisa y servil o, como diría Peñafiel, cortesana, aunque sean cortesanos republicanos, separatistas y feministas. ¡Qué corte de los milagros! HUGHES ( LA GACETA )

    Probablemente el mejor artículo que he leído en mucho tiempo. Lo que están haciendo los medios de comunicación ESPAÑOLES tapando lo de LETIZIA es pura OMERTÁ.

  • G
    Grossman

    El señorito monta un circo y le crecen los enanos.

    Para mí el peor enano es Podemos que se le ha crecido y es un gigante, su peor úlcera o almorrana, que creo que dijo Napoleón de España.

    Podemos no es un grano negociable, ellos no aspiran a nada, solo quieren venganza, lenta, inexorable, van a poner una manzana al cerdo en la boca y poco a poco, vuelta a vuelta van a dejar al cochinillo en su punto.

  • Y
    y tu mas

    En Podemos partido comunista an pasado de "SI SE PUEDE." llenarse los bolsillos viviendo de la política a "NO SE PUEDE." vivir de la política con un mentiroso compulsivo como Sánchez y el propio partido Socialista traidor y lame anos de los catalanes.

  • M
    mariem

    Unidas Podemos con su salida de Sumar ha pasado a ser Unidas Pedimos, a Sánchez

    Un grupito más para la lista de peticionarios a Sánchez. Y como en Sánchez no se cumple eso de, ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, alehop!!!!

  • C
    Caplan

    Una cosa, estoy hasta las narices lo de calificar a este desdichado presidente de " guapo , narciso " etc, este sr ni es guapo ni leches y marca abultamiento de musculos mandibulares propios de un ser energúmeno con rabia incontenida, cada vez se le pronuncian mas y con un bruxismo de espanto. Si ustedes ven mas allá del maquillaje verán una máscara de alguien muy feo, desapaciblemente feo en todo su ser, este no es guapo ni en una pesadilla.

    • E
      el paciente irlandes

      Muy cierto. Si se observa con detenimiento se ve a alguien
      “ carcomido”. Sin supurar. Como cuando un cadaver entra en proceso de putrefacción.

    • J
      José Alejandro Vara

      Narciso sí lo es. Y mucho,. Léase mañana lo de Abreu. En este espacio de Opinión.

  • J
    juanramon2007

    El problema de este "goaverno", término que he leído a su compañera María, es que son una banda (como lo definió Rivera) solo unida por sus intereses personales (ni siquiera de partido porque son restos o sucedáneos de los partidos originales) que son contrapuestos en muchos casos. En cuanto algún miembro de la banda no vea satisfecha su mordida, la banda se debilita y se rompe, porque no hay nada que les una salvo el saqueo de España. Como escribió Cacho: todo es por dinero....nuestro dinero.
    Son una banda miscelánea de gente que fuera de su sillón no son nada, no tendrían ningún puesto en ninguna actividad privada tan bien pagada como la tienen en la política. No gobiernan, solo figuran y cobran, no hay más objetivo que el próximo sueldo, el próximo viaje gratis en Falcon. Esto no va de falso progresismo por los que se llaman de izquierda, ni conservadurismo por parte de los cabecillas paniaguados de partidos nacionalistas. Son "Podemos forrarnos y pagar chalets", "Sumar en nuestra cuenta corriente y vestuario", "Partido Sanchista OÉ", "Junts por la pasta para mi rumana y para los del 3%", "Este Rufían Cobra ...del parlamento donde trabaja mi chica" "Estamos Ansiosos de Jubilación ...de oro pagada por los españoles, para eso mi hija vive en Madrid"
    La clave es cuanto van a aguantar las burguesías vasca y catalana en darse cuenta de donde les lleva esta banda y reaccionar poniendo pies en pared a estos advenedizos de Junts y EAJ-PNV que han sustituidos a una vieja guardia hastiada, cansada y muchas veces corrompida. Al pueblo español que se dé cuenta de que no solo "en mi nombre no" sino también "con mi dinero y mi futuro no". Y, sobre todo, a quienes nos están financiando vía deuda la "fiesta de la banda": el BCE, y que éste abra las costuras de esta colisión de intereses y diga claramente que no financia más votos y juergas con el dinero de alemanes, holandeses y resto de europeos. El riesgo....que lo pague el pueblo español, los más débiles como han empezado con los parados de larga duración de mas de 52 años. Los primeros sacrificados en esta hoguera de las vanidades y avaricias que son el goaverno y sus "socios"

    • J
      José Alejandro Vara

      Lamentablemente, media España vota contra la derecha, porque le han electroshockeado el cerebelo.

  • E
    el paciente irlandes

    En este escenario de inestabilidad igual se podría meter un poco el dedo en la herida y sugerir una moción de censura con Yolanda de presidenta. Aunque sólo sea para que el sátrapa no pegue ojo en Moncloa ante esa hipotética posibilidad y con la idea de, cuando menos, agitar a la izquierda un poquito más.
    Al enemigo ni agua.

    • J
      José Alejandro Vara

      Yolanda dará alguna sorpresa, ant4s de que Sánchez la extermine

  • T
    txemadero007

    ¿Una legislatura incómoda dice? Será para Sánchez y su PSicariatOE, para mi va a ser divertidísima, vamos que no me voy a perder ningún pleno, Se van a ver las risitas en el Grupo Mixto y veremos como pronto atraen a otros de Potemos que no están muy contentos de como les van las cosas y una vez abierto el melón, pues ya se sabe. Y que no se descuide que con tanto cambio de opinión no se le escape algún psicarioe, que no serán tránsfugas pues el propio jefe ha vaciado de sentido su programa electoral. Esta legislatura promete, más que JUEGO DE TRONOS.

    • J
      José Alejandro Vara

      En ese sentido, será entretenida. Pero mientras tanto...

  • A
    Arendt

    La prosaica monserga (africana, puntualizarìa Battiato) del articulista, me trae a la memoria la figura de Chapete, un transportista que vivía con su madre en el Barrio de la Concepciòn de Madrid. Según me contaba, comía todos los días, celebraciones y fiestas de campanillas incluidas, el mismo plato. Un cocido madrileño que guisaba su mamá. Un recio Carpetovetòn no se achica ante saludables dietas debilitantes. La Nación le urge.

    • J
      José Alejandro Vara

      Siempre le agradezco sus estupendos comentarios, tan faltos de argumentos.