Dicen que el desgaste de Sánchez ya lo sitúa por debajo de Feijóo. Y parece que todo se reduce a estar más a la derecha o a la izquierda, volver al centro, venir por donde uno se fue, situarse por encima del rival político. Los partidos ofrecen un ideario sintético y básico, reduciendo a un mínimo de esfuerzo mental los problemas y repitiendo obviedades manoseadas, fatigadas. Con este ideario marco, y mezclando un poco de marketing político, ya se puede fabricar el besapiés y el brainstorming favorable de la oposición. Así las cosas, los presidenciables van labrándose una marca y se fabrica un programa adecuado a las corrientes de voto.
Pero he aquí un problema: el marketing del partido de la oposición, por desdicha de la homogeneidad reinante (todos leemos los mismos periódicos y también los mismos libros) puede parecerse, y se parece, al del adversario político. Entonces el recurso es sacar el viraje al centro, la gestión y todo eso. El problema es que se parece tanto que podría ser el mismo partido si nos despistamos, y entonces acabaríamos todos votando al PSOE.
Céntrese quien pueda. Unicéntrese democráticamente. Centro solo hay uno y los demás son satélites. Vote con-centrado. La alternativa alternante. Civilización o caos
En las andaluzas se ha visto que la última obsesión del PSOE es movilizar a los abstencionistas. Dicen: “si votamos ganamos”. De cara a las generales parece que la guerra se centrará en los indecisos y abstencionistas. ¿Con qué slogan puede llevar el PP a las urnas al votante que se debate entre el populismo de Vox y el abstencionismo, o al que ya se ha cansado de que le roben los socialistas la cartera? Aquí algunas ideas: Céntrese quien pueda. Unicéntrese democráticamente. Centro solo hay uno y los demás son satélites. Vote con-centrado. La alternativa alternante. Civilización o caos. Conservadurismo civilizado con progresismo controlado.
Mucha gente dice que aquello de las izquierdas y las derechas está superado. El problema es que los españoles decían lo mismo el siglo pasado, y aquí seguimos como siempre, enredados con las ideologías. Ahora tanto PSOE como PP podrán atrapar a los indecisos, esos tipos que aquí llamamos tercera España y que no saben si son de derechas o de izquierdas. Este votante siempre puede hacer un cursillo rápido musical de los eslóganes y ya está listo para votar.
Cuando se acerquen las elecciones comenzará el tráfico de ancianos, mujeres y jóvenes. Les regalarán viajes a Maracaibo a nuestras abuelas, cheques culturales a los jóvenes y un nuevo derecho histórico a las mujeres.
Para los socialistas, propongo estos eslóganes: Socialismo y olé. Socialismo es libertad de ser socialista. Vote sin principios. Sin Franco gobernamos mejor. ¡A robar carteras a los ricos! El PSOE en realidad no tiene que hacer ningún eslogan porque tiene la llave de los medios y es el mejor amigo del capital. Antes de las elecciones sacarán el book de la corrupción del PP, y si no hay no importa, ya han creado “el corrupto oficial”. También hay que contar con el rasca y gana. Cuando se acerquen las elecciones comenzará el tráfico de ancianos, mujeres y jóvenes. Les regalarán viajes a Maracaibo a nuestras abuelas, cheques culturales a los jóvenes y un nuevo derecho histórico a las mujeres.
Nadie sabe en realidad lo que hará Feijóo, puede que siga la técnica del desgaste del votante socialista y el giro al centro pero hay que contar con el factor sorpresa del book, con el truco del rasca y gana y con el apoyo de la banca, los medios… En realidad toda esta zarabanda electoral ya se monta, se gasta, se crea y se destruye para llevar al indeciso de la oreja a la urna por si se equivoca y acaba votando a Vox. Los indecisos son de lo más extraño que circula por ahí y hay que atraerles de todas las formas posibles. El PSOE ya trabaja en silencio y sombra mientras el PP, que cree que todo está bien centrado y bien atado con su técnica del desgaste, se entretiene con los eslóganes.
Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.
¿De verdad hay gente que no sabe si es de derechas o de izquierdas?
¿Gente que necesita ver un debate entre candidatos para decidir cuál le gusta más?
¿Gente a la que una frase ingeniosa o una dentadura simétrica decantan en uno u otro sentido?
¿Gente que se vende por una suscripción a Netflix o un viaje en tercera clase?
Si los hay, que los habrá, vaya para ellos mi más severo menosprecio.
Es decir, que a las persona que juzgan a los políticos por sus hechos y votan en consecuencia, es que no saben si son de derechas o de izquierdas. Pues vaya conocimiento de la realidad !. Vamos bien!