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ANÁLISIS DE MEDIOS

Rocío Carrasco, Antonio David y hacer el amor con una cerda

Rocío Carrasco rompe a llorar en el documental
Rocío Carrasco rompe a llorar en el documental Mediaset

¿Haría usted el amor a un cerdo a cambio de salvar una vida? Quizás haya reflexionado previamente sobre la cuestión. O quizás haya tenido la oportunidad de ver el primer capítulo de Black Mirror, la serie de Netflix que sitúa al presidente británico ante ese dilema. Unos secuestradores han raptado a la princesa y sólo la liberarán si el político accede a aparearse ante las cámaras con un ejemplar femenino de puerco. Con una puerca, vaya.

Varios años después de que se estrenara ese episodio, Telecinco planteó una encuesta a su audiencia: ¿a quién cree usted? ¿A Rocío Carrasco o a Antonio David? La gran mayoría apoyó al hombre. Ahora bien, cabría hacerse una pregunta: ¿a quién de los dos defenderá si el repugnante toma y daca emprendido por la cadena contra ese hombre se mantiene durante algunas semanas más?

Las campañas mediáticas provocan estas cosas: generan en la opinión pública una visión interesada -y distorsionada- de la realidad. No tengo duda de que habrá miles de personas enganchadas a los culebrones turcos de moda (Mujer o Love is in the air) que no habrán escuchado hablar en su vida de Erdogan, ni mucho menos de su escaso respeto a los principios de la democracia representativa.

Ni que decir tiene que los seguidores de las nocivas tertulias mañaneras concebirán las elecciones a la Comunidad de Madrid como la batalla final en la lucha contra la covid. Porque, de pronto, han comenzado a importar menos las vacunas que la apertura de los bares en la capital. Este miércoles, una tertuliana apelaba a la audiencia a mirar las estadísticas para comprobar que los datos de contagios de la capital no son mucho más altos que en otras zonas.

Un compañero de mesa, que es director de uno de los diarios digitales más leídos de España, le replicaba: “Es que en Madrid ya se ha contagiado mucha gente por la escasez de restricciones, por eso no sube más el dato; hay casi inmunidad de rebaño”. ¿Decía la verdad? En absoluto, era una pura invención interesada. El tipo no quiere que el PP siga en el Gobierno autonómico y mentirá y manipulará todo lo que sea necesario.

Telecinco y Rocío Carrasco

Intoxicará a la opinión pública al igual que Telecinco con la infame historia de Rocío Carrasco. Que, por cierto, le viene de perlas a los propagandistas feministas del Gobierno, como se demostró cuando la propia Irene Montero intervino en directo en Sálvame para defender a la protagonista de la historia. La cual, por cierto, ha tratado de empurar a su marido varias veces sin éxito, pues los jueces han considerado que su testimonio no está respaldado con pruebas. Pero eso da igual. Lo importante es la propaganda. En Moncloa, claro, encantados. ¿Cuánto dinero de los 1.600 millones de euros que anunció el miércoles Pedro Sánchez para el sector audiovisual (hasta 2030) se llevarán Mediaset y Atresmedia?

Sería interesante observar el efecto sobre el cerebro de la audiencia de las toneladas de mierda que recibe a través de sus canales. Hace un par de años, la American Economic Review publicó el estudio de tres economistas italianos que afirmaban que la programación de la Mediaset de Berlusconi había ayudado a crear una generación de jóvenes con “menores habilidades cognitivas y más bajos niveles de compromiso civil”. Es decir, más proclives a apoyar a los populismos, pues al ser menos analíticos y más simples, es más fácil que sean permeables a los discursos que prometen soluciones sencillas para problemas complejos. O que piensen que el Estado y sus mesías de partido están dispuestos a solucionar sus problemas.

Salió Rociito llorando y denunciando el maltrato de su exmarido el pasado domingo y una parte de la audiencia se posicionó a su favor, sin pararse a pensar que podía mentir o que la Justicia le había quitado la razón. Dos días después, en ese programa de citas a ciegas llamado First Dates (donde se normaliza la idiotez de forma sorprendente), apareció una muchacha de 18 años alardeando del constante uso de su vibrador y de la cantidad de ADN masculino que había visto de cerca en los últimos años. Y quizás habría personas que no se preguntaran por la necesidad que existe de contar eso en televisión, ante un tipo desconocido que a buen seguro comería el postre como quien asiste al rodaje de los primeros segundos de una película porno.

Quizás mañana alguien secuestre a una actriz famosa y exija a un cargo público que copule en un plató de televisión con la hembra de un cerdo. O quizás Rociito acuse a Antonio David de haber pegado a otra persona. O quizás le señalen a usted, querido Josef K. y observe cómo la televisión de siempre hace negocio con una falacia y sus colaboradores (hienas) ganan dinero con un nuevo conflicto personal, en la actitud más repulsiva que se puede concebir. ¿Imagina que se convierte en el protagonista de alguna de estas cazas de brujas? Tiempo al tiempo… El caldo de cultivo de una opinión pública fácilmente moldeable y acrítica ya lo han creado.

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