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Pantoja: una Semana Santa entre rejas

Isabel Pantoja no podrá disfrutar este año de las procesiones de Semana Santa junto a los suyos, como acostumbraba hacer (Gtresonline).

La Semana Santa siempre ha sido un momento clave en la vida de Isabel Pantoja, tanto para bien como para mal. La tonadillera ha pasado momentos inolvidables viendo las procesiones sevillanas desde su privilegiado balcón, ha llorado ante los pasos de la Virgen de la Esperanza de Triana y el Cristo de las Tres Caídas, por los que siempre ha sentido gran devoción, y se ha emocionado con fervor como buena creyente. Pero no todo ha sido tan estupendo. Año tras año, los movimientos de la cantante, y los de su familia, han sido analizados con detalle por los expertos de la crónica social, buscando mensajes ocultos -o no tan ocultos- entre las reacciones cotidianas del clan más famoso del panorama nacional. ¡Así de dura es la vida de una celebrity!

En la memoria de todos quedan las polémicas protagonizadas por Kiko Rivera, que no tuvo problema en realizar un acercamiento más que subido de tono con la que era su novia por entonces mientras el público asistente observaba, con emoción, como desfilaban las hermandades -el joven tuvo que disculparse por dejarse llevar por la pasión, y no precisamente religiosa-, o por su hija Chabelita, que prefería quedarse abrazada a su entonces pareja Alberto Isla -en los Pantoja cambian mucho de novio- antes que dejarse fotografiar junto a su madre o su hermano.

La tensión se respiraba en el aire, como presagio del desastre que estaba a punto de llegar. El famoso balcón de la tonadillera se convertía en un Gran Hermano improvisado donde debía dejarse ver toda la familia si no querían levantar sospechas de enfrentamientos.

Isabel Pantoja no acudió a ver las procesiones durante su largo proceso judicial.

Pero, por mucho que la cantante derramara lágrimas al paso de las imágenes, la Semana Santa no ha sido siempre una cita obligatoria en su vida. Escudada tras unos compromisos laborales que la mantenían ocupadísima, Isabel optaba por apearse de la exhibición pública en el balcón durante el largo proceso judicial que la ha llevado hasta la cárcel -y eso que ella, seguramente, nunca llegó a valorar la opción de seguir las procesiones desde una celda-.

Tan solo hizo una pequeña concesión en 2010, alegando unas merecidas vacaciones, y acompañada de sus dos hijos cuando todavía eran una familia unida y bien avenida, y el año pasado, posiblemente con la idea ya muy asentada de que podía ser la última Semana Santa antes de ingresar en prisión. ¿Iría a pedirle a la Virgen una justicia divina más favorable que la terrenal? De ser así, no le salió demasiado bien.

Ahora, la tonadillera más famosa de las cárceles españolas se enfrenta a una Semana Santa muy diferentes de las anteriores. ¿Peor? No precisamente. Según cuentan sus allegados, la cantante ha recuperado peso, se encuentra fuerte y ya ha asumido su situación. Y es que, ante el panorama que le espera a la salida, no sabemos si es mejor que termine cumpliendo los dos años íntegros.

Sus hijos, la salvación

Hace pocas semanas, su hijo Kiko decidía acudir al plató del Deluxe con el objetivo de paliar la importante deuda que tiene con Hacienda y no dudaba en sincerarse sobre todos los temas. El tío no se habla con la sobrina, el hermano no acaba de entenderse con la hermana y la niñera ya no puede aguantar más con la boca cerrada. La guerra en el clan Pantoja está más que servida. ¿Será consciente la cantante de lo que se le viene encima?

El panorama que presentó el DJ sobre su familia resultó absolutamente desolador. Mientras la cantante, pieza clave para unir a los Pantoja, avanza en su condena, los restantes habitantes y ex habitantes de Cantora aprovechan para dejar salir todo su rencor. Incluso Dulce, actual niñera de Alberto Jr. y ex niñera de Chabelita, rompía su silencio y dejaba entrever una situación con la propia Isabel, al parecer, nada agradable. ¡Si hasta la futura concursante de Supervivientes no ha acudido a visitar a su madre en prisión porque nadie la ha avisado! ¿Habrán confiado en el Cristo de los Gitanos para que reunifique a la familia? Porque por mucho que el drama está presente en el seno de los Pantoja, también lo está la Semana Santa.

Estos días hemos visto a Kiko acudir junto a su actual novia -con la que piensa casarse, si todo va bien, y en su caso es mucho decir- a las procesiones sevillanas. ¿Habrá ido a redimir sus pecados en televisión? ¿A orar por la pronta salida de su madre? ¿A pedir una reconciliación televisada con su hermana? ¿A implorar una nueva remesa de polémicas para cubrir los huecos económicos que todavía le quedan? Los caminos del Señor serán inescrutables, pero los de Kiko Rivera no se quedan cortos.

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