El suegro de Enrique Ponce quiere que su hija y él “rematen la faena”

Pregunta: ¿Qué tal, a pasar una buena noche de cine?

Respuesta: Eso deseamos y aplaudir a Raphael ¡que se lo merece tanto! Es un gran artista, gran persona y tiene una familia maravillosa a la cual me une una amistad de hace muchos años. Me encanta estar aquí hoy para aplaudirle con todas las fuerzas.

P: ¿Qué pensó cuando Raphael le dijo que volvía a la gran pantalla?

R: Que era muy necesario (se ríe). Es fotogénico, un maravilloso artista, seguro que lo haga, le sale bien porque lo hace todo bien.

P: Recuerda cuál ha sido su última gran noche?

R: Sí (se ríe).

P: ¿Y se puede contar?

R: No, porque después lo oye mi mujer y dice que de dónde vienen todas esas historias (risas).

P: ¿Su hija y su yerno no le han podido acompañar?

R: No, mi hija es que está con una lesión en una vértebra cervical. Tiene una hernia en el cuello

P: ¿Pero está bien?

R: Sí pero está siendo muy doloroso estos días, le están inyectando y Enrique sigue con la lesión que se produjo en Nimes. Fue tremenda, le han quitado de seis corridas de toros pero vamos que ya para el mes que viene podrá iniciar su campaña americana.

P: ¿Les está cuidando usted entonces?

R: Sí, yo que soy el que estoy peor (se ríe), como están ligeramente lesionados los dos…

P: ¿Se encarga de cuidar a las nietas? ¿cómo es como abuelo?

R: ¡Hombre, hombreeeee, claro! ¡Es que las nietas son de película! (Coge el móvil y busca una imagen de ellas).

P: ¿Se le cae la baba?

R: Hombre es fácil cuidarlas porque son además muy cariñosas, fíjate qué bombón. (Victoriano muestra a los periodistas una fotos de una de ellas, una pequeña muy rubita de pelo rizado y con ojos azules)

P: Van a romper muchos corazones cuando sean mayores...

R: (Se ríe). Si siguen así de preciosas, sí. Además son muy lindas, muy cariñosas, muy como su papá y su mamá.

P: Se le ilumina la cara cuando habla de ellas.

R: Si, sí, tengo otros dos de mi hijo, en paz descanse, que murió hace nueve meses, total cuatro maravillas. Estoy encantado, soy abuelo, abuelo, ¡abuelo!

P: ¿No les pide a Enrique y a Paloma que aumenten la familia un niño, un torero?

R: Eso le he dicho yo: ‘Tú dale con el codo por la noche que a lo mejor viene el torero’, es el que nos falta en la familia ya.

P: ¿Y se animan o no?

R: Yo los veo muy animados lo que no sé es si rematan la faena o no (risas).

P: Muchas gracias y que lo pase bien.

R: ¡Mucha suerte y mucha felicidad!