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Internacional

Guerra en Ucrania: Rusia usa bombas prohibidas y misiles imprecisos en ataques a civiles

Como denuncia Amnistía Internacional, ha habido ataques recurrentes a civiles que esperaban que se les proporcionara comida a través de los servicios de ayuda humanitaria

Soldados ucranianos se toman un descanso
Soldados ucranianos se toman un descanso Gtres

El nuevo informe sobre la guerra en Ucrania de Amnistía Internacional, al que ha tenido acceso Vozpópuli, asegura que los casos analizados confirman el uso de bombas de racimo y de misiles imprecisos contra la población. La investigación tuvo lugar en la ciudad de Járkov, donde las fuerzas rusas usaron estos prohibidos explosivos de forma indiscriminada en parques infantiles, hospitales y colas de ayuda humanitaria. Se trata de un tipo de material militar proporcionado por Rusia en el transcurso de otras guerras como la de Siria y que su efecto es muy polémico puesto que incluye en sí misma otras piezas de metralla a modo de 'racimo'.

El uso de estas bombas ha sido prohibida a través de la firma del tratado internacional de Municiones en Racimo ratificada en 2010, que incluía la destrucción de reservas y en áreas afectadas. Sin embargo, a pesar de que este convenio ha sido firmado por 110 países, ni Rusia ni Ucrania ni Estados Unidos se han comprometido a cumplirlo.

El equipo de Amnistía Internacional ha recopilado pruebas en terreno para documentar estos crímenes y poder juzgarlos en un futuro. En concreto, los archivos especifican diferentes ataques en el barrio de Industrialni donde murieron 9 personas y hubo más de 30 heridos a los que los profesionales sanitarios extrajeron "fragmentos metálicos del cuerpo de los pacientes" que eran idénticos a las "varillas de acero que contienen las municiones de racimo 9N210 Y 9N235".

Desde que empezó la guerra, la ONU ha denunciado en varias ocasiones el uso de armas prohibidas y ha desmentido otras informaciones que apuntaban al uso de armas químicas por parte de Ucrania. La ocasión más sonada fue en marzo, cuando Rosemary DiCarlo, subsecretaria general de la ONU para asuntos políticos y mantenimiento de la paz, denunció en el Pleno el "bombardeos de áreas residenciales y un número creciente de civiles muertos o heridos". Añadió entonces que habían recopilado pruebas del uso de bombas de racimo en un treintena de ataques a centros hospitalarios.

El uso de misiles imprecisos también ha generado multitud de víctimas en Jarkov. Como denuncia Amnistía, ha habido ataques recurrentes a civiles que esperaban que se les proporcionara comida o en otras actividades y que han acabado mutiladas. Un ejemplo fue un ataque aparatoso ocurrido el 26 de abril cuando varios cohetes tipo Grad o Uragan impactaron en el lugar y mataron a tres personas. Como denuncia la ONG, este tipo de explosivos son "intrincadamente imprecisos, por lo que sus efectos son indiscriminados cuando se utilizan ne zonas pobladas con un margen de error de más de 100 metros".

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