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Internacional

Golpe de Estado en Sudán: las claves del levantamiento militar y el fin de un frágil Gobierno de consenso

Los militares han puesto fin este lunes al Ejecutivo reformista de Abdalá Hamdok y han acabado con un modelo de democratización que había sido ejemplo para los países árabes tras las revueltas de 2011

Los miembros del Gobierno de Sudán en 2019 tras los acuerdos para la transición a la democracia. EFE

Un nuevo golpe de Estado y vuelta a la inestabilidad política en Sudán. Los militares han puesto este lunes fin a dos años de intento de transición hacia la democracia, según informa la agencia Efe. El Gobierno reformista de Abdalá Hamdok ha sido desalojado del poder un mes después de que una intentona golpista por parte de los uniformados socavase las relaciones entre el estamento civil y el militar. Se acaba de esta forma un modelo de democratización que había sido ejemplo para los países árabes tras las revueltas de 2011.

El Gobierno de Hamdok fue creado en 2019 por un acuerdo entre el Consejo Soberano, encabezado por los militares, y un Consejo de Ministros compuesto por civiles. El poder de los militares en Sudán ha sido muy poderoso durante décadas. El anterior dictador, Omar al Bashir, fue derrocado en abril 2019 por sus propios compañeros de armas tras 30 años de gobierno sin cortapisas.

A su vez, Bashir había llegado al poder tras derrocar al Gobierno democrático en 1989. Disolvió el Parlamento, prohibió los partido políticos y estableció la censura en la prensa. Desde entonces hasta su caída en desgracia, los militares dominaron todos los poderes en el país, que llevaron a cabo una islamización del país.

Las elecciones de 2024, suspendidas

El plan para celebrar unas elecciones en 2024 ha quedado suspendido tras la disolución del Gobierno este lunes. La Constitución transitoria acordada con los militares preveía el reparto de poder entre civiles y militares durante nueve meses hasta la celebración de unas elecciones democráticas.

Si bien no fue fácil un acuerdo entre los uniformados y los civiles, finalmente alcanzaron una fórmula satisfactoria para ambas partes, que había funcionado hasta este momento y que había sido considerada modélica por otros países árabes en los que ese reparto de poder fue imposible tras las revoluciones de 2011.

El Consejo Soberano estaba integrado once miembros, cinco de ellos militares y otros cinco civiles, además de uno seleccionado por acuerdo de todas las partes, con una presidencia rotatoria, que en los pasados más de dos años estuvo ocupada por Al Burhan.

Crecientes tensiones

Las tensiones entre los dirigentes civiles y militares han estado presentes en el periodo transitorio, pero eso no ha impedido que el proceso siguiera su curso, hasta que el pasado mes de septiembre hubo una intentona golpista que hizo que ambas partes se lanzaran acusaciones directas y recriminaciones, y desató un conflicto abierto.

El pasado 21 de septiembre el Ejército anunció que había abortado un golpe de Estado por parte de soldados y oficiales rebeldes, que fue atribuido por Hamdok a "remanentes" del régimen de Al Bashir de dentro y fuera de las Fuerzas Armadas.

Tras la intentona el primer ministro dijo que era necesario "reformar los órganos militares y de seguridad", lo que provocó el enfado de los líderes castrenses y la interrupción de las comunicaciones entre las dos partes.

Hamdok también había señalado entonces que se habían dado "preparativos" para crear un ambiente propicio para el golpe, como la falta de seguridad en las calles en medio de protestas en algunas provincias del país y escasez de productos básicos, en el marco de la prolongada crisis de vive Sudán.

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