Edgar Suárez, uno de los estudiantes becados por Fundación Universia.
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Desde bien pequeño, a Edgar Suárez siempre se le dieron bien las matemáticas. Y eso que no lo ha tenido especialmente fácil, ni en los estudios ni en la vida. A los 5 años le diagnosticaron distrofia muscular congénita por laminopatía, una dolencia que afecta a los músculos y que hoy le obliga a tener que desplazarse en una silla de ruedas. Más tarde, cuando tenía 17, una operación para corregir la postura de su espalda hizo que perdiera algunos movimientos. “Ya no podía escribir, así que todos los cálculos los tenía que hacer de cabeza”, recuerda. Habitual estudiante de sobresaliente, este nuevo inconveniente hizo que sus notas comenzaran a resentirse y las dudas a aflorar en su ánimo. Hasta que se cruzó en su camino un profesor que le imprimió a su autoestima el impulso que necesitaba. “Me alentó, me orientó y me ayudó mucho. Fue él quien me animó a estudiar la carrera de Matemáticas y Estadística”.
Hoy, a sus 25 años, con el título de Graduado en Matemáticas ya colgado de la pared de su habitación y otro en Física en camino -estudia cuarto curso en la Universidad Complutense de Madrid-, este madrileño natural de Torrejón de la Calzada es un ejemplo de superación, perseverancia y talento. Y la prueba de cómo apostar por la igualdad de oportunidades es esencial para el desarrollo de cualquier sociedad. Porque la diferencia siempre suma.
El caso de Edgar es la prueba de que apostar por la igualdad de oportunidades es esencial para el desarrollo de cualquier sociedad
En el caso de Edgar, sus esfuerzos han sido superlativos. Y también, celebra, lo ha sido el apoyo que ha sentido a su alrededor. “Desde el primer curso de la carrera mis compañeros siempre me han ayudado. Me pasan apuntes, me ayudan con los ejercicios y con todo aquello en lo que tengo alguna dificultad”. Un aliento que también le llega por parte de sus profesores. “Mi primer año universitario fue duro porque tuve muchos problemas para llegar a la universidad desde mi pueblo. Desde un ascensor averiado durante cuatro meses en la estación de Nuevos Ministerios, hasta infinidad de circunstancias que hicieron que la mitad de los días llegara al aula cuando la clase ya estaba acabando o que, directamente, no pudiera llegar. Cuando mis profesores se dieron cuenta de que si llegaba tarde no era por gusto sino por mis dificultades de movilidad, se movilizaron. Un día el decano y el rector me llamaron y me dijeron que ya no tendría que preocuparme más por el transporte porque me habían conseguido una plaza gratuita en un colegio mayor cerca de la facultad”.
El apoyo que recibió Edgar por parte de la comunidad universitaria es sintomático de que la sociedad española avanza hacia una cultura de plena inclusión que abraza la diferencia. Una labor en la que todos los esfuerzos son pocos y para la que se necesitan cuantas más manos mejor. Consciente de que solo una sociedad en la que haya espacio para todos será capaz de progresar, Banco Santander, a través de la Fundación Universia, lleva muchos años prestando las suyas para lograr la igualdad de oportunidades como vía para mejorar la vida de las personas.
Precisamente, la entidad acaba de poner en marcha la segunda convocatoria de sus becas anuales Fundación Universia para estudiantes con discapacidad, la cual alcanza este año su 17ª edición y que, como ya es costumbre, apuesta por situar al estudiante en el centro, buscando mejorar la empleabilidad de sus beneficiarios desde una perspectiva de diversidad y equidad.
Banco Santander acaba de poner en marcha la segunda convocatoria de sus becas anuales Fundación Universia para estudiantes con discapacidad
Edgar Suárez es uno de los estudiantes que ya se han beneficiado de estas ayudas. “Hace tres años me avisaron desde la Oficina de Discapacidad de la Universidad Complutense de la existencia de estas becas. La solicité y me la concedieron. Además de muchas e interesantes ofertas de prácticas laborales, la beca representa una ayuda económica muy importante para mí, ya que tener una discapacidad supone muchos gastos de todo tipo”, destaca.
El apoyo de entidades como Banco Santander y del entorno es fundamental para que las personas con una discapacidad como Edgar tengan la oportunidad de aportar a la sociedad su valiosa contribución. “Estos apoyos ayudan a compensar esas cosas que nos cuestan un poco más”, explica. Eso sí, el ya flamante matemático y futuro físico no contempla sus circunstancias personales en términos de desventajas, sino de diferencias. “Es una cuestión de adaptarse”.
¿Qué le gusta hacer aparte de sus estudios? “Un poco lo que a todo el mundo. Salir con amigos de fiesta, viajar… Antes jugaba al hockey en silla de ruedas eléctrica, pero lo dejé porque con tantas clases no me daba la vida”, explica.
En cuanto a planes de futuro, cuando acabe la carrera a Edgar le gustaría dedicarse al mundo de los satélites. “Es una especialidad en la que la combinación de Matemáticas y Física es perfecta”. Incluso tiene claro la empresa en la que le gustaría trabajar: “la aeronáutica GMV”.
¿Se le ocurre alguna fórmula para ayudar a otras personas con discapacidad a perseguir sus sueños? “Perseverancia y, sobre todo, que aquello que elijan hacer sea algo que apasione de verdad. Es la única forma de hacerlo posible”.