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Relojes

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Un arte con múltiples caras

Louis Vuitton realiza una nueva incursión en la complejidad de la mecánica autómata. Lo hace con esa libertad creativa que caracteriza al trabajo de La Fabrique du Temps. El resultado es el Tambour Ópera Autómata.

Realizado en esmalte 'cloisonné' blanco, rojo y negro, el antifaz del el Tambour Ópera Autómata es obra de la esmaltadora Anita Porchet.

Una de las señas de identidad de la relojería de Louis Vuitton es que siempre le han gustado los retos. Quizás por eso, en su porfolio entró un arte relojero destinado a los escogidos, el de los autómatas. Y vuelve a incidir sobre ello con la aparición del Tambour Ópera Autómata. Inspirado en el Bian Lian de la Ópera de Sichuan, la profusa decoración de este reloj representa a una máscara tradicional que cobra vida y cambia de expresión a demanda. Un espectáculo artístico impulsado por un movimiento concebido, desarrollado y ensamblado íntegramente en La Fabrique du Temps Louis Vuitton. Primero, fue el Tambour Carpe Diem, que ganó el Premio a la Audacia en el Grand Prix ginebrino de 2021; ahora el viaje tiene como destino China, la tierra de Bian Lian. Hay que recordar cómo durante la actuación, los intérpretes llegan a colocarse hasta 20 máscaras diferentes, revelando una amplia gama de expresiones.

Los detalles del grabado son obra de Dick Steenman; entre ellos, el expresivo dragón de oro rosa con sus ojos de rubí y escamas grabadas.

Para trasladar este misterioso juego de caras a un reloj, Louis Vuitton ha recurrido a la ayuda de grandes artesanos contemporáneos. Michel Navas y Enrico Barbasini, maestros relojeros de La Fabrique du Temps, crearon el movimiento, mientras que la esmaltadora Anita Porchet y el grabador Dick Steenman decoraron el reloj. “Queríamos que el Tambour Ópera Autómata reflejara la impactante estética y los expresivos movimientos de Bian Lian”, explica Michel Navas.

En el desarrollo de esta creación, objeto de varias patentes, se han invertido más de dos años. Al igual que en el Tambour Carpe Diem, la hora solo aparece en la esfera mediante un mecanismo de horas saltantes y minutos retrógrados que ocupa un espacio más reducido para dejar todo el protagonismo al autómata. De ello se encarga el calibre LV 525, con un total de 426 componentes.

Montaje del movimiento. La hora solo aparece en la esfera mediante un mecanismo de horas saltantes y minutos retrógrados que ocupa un espacio reducido para dejar el protagonismo al autómata.

En cuanto al mecanismo autómata, sus cinco animaciones crean un espectáculo relojero único e inolvidable de 16 segundos, accionado por este calibre. Al accionar el pulsador a las 2 horas, la cabeza del dragón de oro rosa grabado se eleva para revelar las horas saltantes inscritas en la frente del Bian Lian de esmalte cloisonné, mientras que su cola indica los minutos retrógrados. La expresión de la máscara cambia radicalmente: sus cejas se fruncen, su párpado se cierra sobre su ojo izquierdo y la pupila de su ojo derecho se retrae para revelar una flor puntiaguda Monogram. Mientras, pasa de la alegría a la tristeza a través del movimiento de su barbilla.

En esta creación, Louis Vuitton ha combinado símbolos tradicionales chinos con elementos de diseño emblemáticos de la marca, como el motivo de lona y las flores del Monograma esmaltadas en la esfera. El dragón imperial, criatura mítica asociada a los antiguos emperadores chinos, representa la fuerza, el poder y la nobleza. El abanico que lleva a su lado es signo de sabiduría y autoridad. En cuanto a las nubes, simbolizan la buena suerte, y se cree que la calabaza protege de los malos espíritus. Como último elemento, el número 4 de la mala suerte asiática en la indicación de la hora se sustituye por una flor Monogram de cuatro pétalos. Un detalle más: Louis Vuitton ha reproducido la forma de la máscara china en el reverso del movimiento.

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