Adaly, apuesta por la gastronomía de autor

En menos de dos años desde su apertura, el restaurante Adaly, situado en el corazón del barrio Salamanca, en Madrid (Claudio Coello, 122), se ha posicionado como uno de los imprescindibles de la gastronomía de autor en la capital. Se trata de la propuesta personal del chef Eduardo Guerrero, donde el sabor y el producto son los indiscutibles protagonistas. El madrileño rinde en este espacio un homenaje a la tradición, poniendo el foco en la calidad del producto y en ofrecer una cocina reconocible integrando nuevas técnicas gastronómicas. Algunas de ellas están inspiradas en la gastronomía japonesa. Ejemplo de ello es la nueva versión del cocido, inspirada en el clásico ramen nipón o los productos ahumados cocinados en robata.

Degustación y creatividad

Adaly refuerza su concepto gastronómico combinando carne, pescado y huerta en un equilibrado menú. Esto se aprecia en platos como el buñuelo de foie, acompañado de manzana verde y de anguila ahumada, en los guisantes con caldo de jamón, longaniza negra y yema de huevo en tempura, o el mosaico de puerro confitado y ahumado junto a una parmentier de patata y un pilpil de boletus.

Entre las nuevas elaboraciones se encuentran el bacalao a la crema de espinacas, elaborada con leche de cabra y de oveja, o el guiño a la caza, con el lomo de ciervo ahumado, acompañado de falso mojo picón. Dentro de la propuesta dulce, el arroz con leche y Bailey’s con helado de croissant o con el hojaldre de yema presentado junto a un crumble de pestiño y piña glaseada.

Conscientes de que la experiencia gastronómica ha de ser un tándem entre cocina y servicio, la elaboración de los platos finaliza a la vista del cliente. La carta de vinos cuenta con más de un centenar de referencias, incluyendo etiquetas españolas e internacionales, además de pequeños productores.

Forjado en las cocinas de El Bohío (una estrella Michelin y tres soles Repsol), el chef ya cuenta con algunas recetas consideradas clásicas en su repertorio, como el risotto de trigo, el canelón de cocido, la dorada en escabeche japonés, el pichón soasado o el cordero a la mantequilla negra con cebolletas glaseadas.