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Los supermercados y su relación con los productos agrícolas: compran más barato y sacan más beneficio origen-destino

A pesar de la reducción del precio de destino y de origen, la realidad es que las cadenas de nuestro país han incrementado el beneficio en la mayoría de frutas y verduras

Los supermercados y su relación con los productos de la agricultura: compran más barato y sacan más beneficio
Foto de archivo del supermercado Caprabo. EP

El 2023 ha estado marcado por la crisis inflacionista que, sobre todo, ha afectado a los precios de los supermercados. Una realidad provocada por la decadencia de la agricultura de nuestro país, un gremio que se dirige, cual paso fúnebre, a su inevitable caída al vacío. Las condiciones climatológicas que han mermado la cosecha dando pie a una escasez de frutas y verduras y las medidas tuteladas por la Unión Europea que lejos de amparar a los trabajadores ahogan con la soga de la Agenda 2030, son los detonantes de la 'revolución' del campo conquistando los centro de las principales ciudades europeas.

Una declaración de intenciones del gremio que, harto de las medidas impuestas desde la UE y que ahogan a los trabajadores del campo, han puesto punto y final a los abusos que reciben de las autoridades, sobre todo de la Política Agraria Común (PAC) 2023-2027. Aunque no es el único cabeza de turco. Los supermercados han estado en el centro de la diana de la agricultura, debido a su "falta de compromiso con el sector" y sus beneficios ocultos aprovechando la coyuntura del mercado.

Tal y como explicamos en Vozpópuli, el último informe Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos del mes de febrero de 2024 ayuda a esclarecer las dudas que giran en torno a la diferencia de precios de la que tanto se quejan los agricultores españoles. Exceptuando el caso del aceite de oliva, de la leche de vacas y del huevo M, el resto de alimentos que recoge el COAG tienen una diferencia porcentual entre el precio de origen y de destino de más de un 100%, siendo los dos casos más llamativos el limón con un 1.069% y el plátano con un 681%.

La lista completa de la diferencia de precios que recoge el IPOD es: aceituna de mesa (344%), aceite de oliva (20%), acelga (370%), ajo (463%), alcachofa (334%), berenjena (419%), brócoli (590%), calabacín (320%), cebolla (364%), champiñón (97%), coliflor (290%), lechuga (600%), patata (417%), pepino (185%), pimiento rojo (158%), pimiento verde (157%), repollo (445%), tomates de ensalada (485%), zanahoria (214%), fresón (154%), limón (1.069%), mandarina (400%), manzana (294%), naranja (423%), pera (268%), plátano (681%), ternera (284%), cordero (311%), pollo (183%), cerdo (281%), conejo (231%), huevos m (50%), leche de vaca (78%).

Los supermercados compran más barato, pero la diferencia entre origen-destino es mayor

¿Cómo ha cambiado el panorama entre la agricultura y los supermercados en lo que respecta al precio de destino y de origen? Según los datos proporcionados por el IPOD de febrero de 2023 y de febrero de 2024, el paradigma que se dibuja es favorable para las principales cadenas de nuestro país. En líneas generales, los precios de origen se han reducido considerablemente, a la par que los precios de destino. Lo realmente llamativo es que la diferencia porcentual entre el coste que se tasa desde la agricultura y los precios a los que compran los consumidores se ha incrementado.

El IPOD de la agricultura en febrero de 2023 era de 3,87, mientras que en el caso del IPOD ganadero el dato era de 2,87. Doce meses después, el índice ha crecido hasta rozar los 4,68 en el caso de los productos agrícolas y los 3,03 en la ganadería. Es decir, que durante el pasado año, periodo donde los precios de origen eran significativamente superiores a los actuales, se multiplicaban el precio hasta casi cuadriplicar, frente al registro de 2024 que está cerca de quintuplicar.

En cuanto a los productos que se han visto más afectados, la lista la lidera el limón. En el 2023 su precio de origen era de 0,33 euros y el de destino de 2,36. En el último informe del IPOD el limón manejaba unas cifras de 0,16 euros y 1,87 euros respectivamente. Evidentemente, los costes de compra y venta han bajado con respecto al 2023; sin embargo, la diferencia porcentual ha pasado de ser un 615%, a multiplicar el precio de origen por once (1.069%).

Las berenjenas y los brócolis son los otros dos productos estrellas de los supermercados. En ambos casos, el beneficio de las cadenas ha incrementado hasta el punto de llegar a los 419% y los 590% respectivamente. ¿Es tan llamativa la escalada en la diferencia porcentual entre origen-destino? Pues durante el 2023 la berenjena manejaba unas cifras que rozaban los 121% de beneficio y los brócolis de 212%.

Aun así, el cálculo que realiza el COAG es una aproximación en la que no se tienen en cuenta los gastos de envío o la participación de otros agentes que inflen las facturas de las cadenas. Es por ello, que el beneficio del que se habla en el IPOD es de la diferencia de costes que se manejan entre los precios a los que venden los productos la agricultura y los precios a los que compran los españoles.

La diferencia porcentual del beneficio entre origen y destino de los alimentos que recoge el IPOD de febrero de 2023 a el mismo mes de 2024 es: aceituna de mesa (-174%), aceite de oliva (2%), acelga (-89%), ajo (-414%), alcachofa (-22%), berenjena (298%), brócoli (378%), calabacín (193%), cebolla (23%), champiñón (16%), coliflor (189%), lechuga (263%), patata (57%), pepino (98%), pimiento rojo (65%), pimiento verde (18%), repollo (205%), tomates de ensalada (388%), zanahoria (-97%), fresón (10%), limón (454%), mandarina (168%), manzana (-106%), naranja (12%), pera (-12%) y plátano (175%).

El inicio del fin de la agricultura, de los campos españoles con cultivos de primera clase mundial, de los agricultores que ven como pasan los años sin un relevo generacional, que cuiden de sus tan preciadas tierras, y con unas relaciones entre los supermercados y los trabajadores del campo cada vez más tensas que dejan entrever las dificultades económicas del sector. Solo queda esperar que los gritos, las pancartas y la conquista de las calles calen en las autoridades europeas y dejen de apretar la soga que ahoga a la agricultura nacional e internacional.

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