Sánchez hará una campaña “quirúrgica” en provincias pequeñas para quitar el último escaño a PP o Vox

Pedro Sánchez va a “echar el resto” para su reelección como presidente del Gobierno en algunas de las nueve provincias de Castilla y León, las cinco de Castilla-La Mancha, interior de Andalucía, Extremadura, Cantabria y alguna otra aislada como, por ejemplo, Huesca, donde ahora mismo el tercer diputado está bailando por “unos pocos votos” que pueden hacer que esa provincia aragonesa caiga del lado del PSOE, como en 2019, o del PP, explican a Vozpópuli fuentes de la Dirección Federal socialista.

Todavía no está decidido en cuántas de la veintena de provincias con ese perfil protagonizará mitin el candidato -no será en todas-, pero sí está decidido que su campaña sea “quirúrgica”, allá donde esté en disputa último escaño que pueda rebañar al PP o a Vox para la mayoría alternativa que quieren formar a partir del 23 de julio tras el triunfo de ambos el 28M en autonomías y ayuntamientos.

Todas ellas tienen en común que son mucho menos pobladas que las más metropolitanas Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia, Alicante, Zaragoza, Pontevedra o Asturias. Las pequeñas reparten 3, 4 y hasta 5 escaños. Por las provincias de tres diputados tampoco tiene previsto dejarse ver mucho el candidato socialista a La Moncloa porque en muchas de ellas ya está todo el pescado vendido: 2-1 para PSOE o PP ó, en algunos casos, 1-1-1 con Vox de tercero en liza allí donde los de Santiago Abascal están más fuertes.

Yolanda Díaz ha tardado mucho en presentar su proyecto y, además, en las zonas rurales ha calado mucho el discurso de Vox contrario a la Ley de Bienestar Animal de Podemos, a la reducción de regadíos, además de la defensa cerrada de los de Abascal al mundo del toro y las tradiciones, que choca con el discurso urbanita de la candidata.

El PSOE proyecta llevar a Sánchez a provincias de cuatro diputados, como son Burgos, León, Álava, Salamanca, o de cinco, como Ciudad Real, Badajoz, Cantabria, Valladolid, Castellón, Huelva, Jaén o Navarra, para, con su presencia, rebañar alguno de los últimos escaños para el PSOE; buscando siempre el empate 2-2 con el PP en las de cuatro, o el 2-2-1 en las de cinco porque los estrategas socialistas saben que Yolanda Díaz y Sumar tienen verdaderamente difícil entrar por esas circunscripciones pequeñas.

La vicepresidenta ha tardado mucho en presentar su proyecto y, además, en las provincias más rurales ha calado mucho el discurso de Vox: contra la Ley de Bienestar Animal impulsada por Podemos -y limada por el PSOE aprisa y corriendo para no ahuyentar el voto cazador-; también contra la reducción de regadíos derivada de la sostenibilidad en la Agenda 2030. Y todo ello adornado con una defensa cerrada del mundo del toro y las tradiciones.

En esas zonas rurales, que en estas elecciones van a ser cruciales, no cala el discurso urbanita de Díaz, quien aspira a sacar mejor resultado en las áreas metropolitanas donde se eligen muchos diputados pero más caros en número de votos necesarios; sin embargo, unos miles de votos útiles que le pueda robar Pedro Sánchez en esas provincias pequeñas que repartes tres o cuatro, al PSOE le puede dar algún escaño más.

Suponiendo que el 23J votara el cien por cien de los 48 millones de españoles -la realidad no es así, porque solo votan los mayores de 18 años y además la abstención, que rara vez baja del 25% abarata el escaño- cada uno de los cuatro escaños de Burgos en el Congreso cuesta 88.761 votos; cada uno de los tres de Zamora, 55.713; y cada uno de los cinco de Badajoz, 133.394… Ahí es donde, después de PSOE y PP, los dos partidos con mejor implantación territorial, Vox está más fuerte y será tercera plaza sin apenas dudas.

Para que Íñigo Errejón saque el cuarto escaño de asumir en la capital Sumar está obligado a obtener dentro de tres semanas del orden de 400.000 votos; Algo que hace temer a bastantes dirigentes de esa izquierda a la izquierda del PSOE que no sólo Ione Belarra (número cinco) se puede quedar sin sitio en el próximo Congreso.

Así que a Yolanda Díaz no le queda otra que sacar el grueso de sus diputados en áreas como Madrid, Barcelona, Pontevedra, Valencia, Zaragoza, Sevilla o Málaga, todas muy pobladas pero, por eso, con el escaño más caro: un ejemplo, si votaran todos los madrileños, se necesitarían 182.441 papeletas por cada escaño -algo menos, 178.988 en el caso de Barcelona-.

Llevando esa cifra al terreno de lo real, es decir, descontando los menores de 18 años y el 25/30% del censo, que se abstendrá, la resultante es que para que Íñigo Errejón saque el cuarto escaño de asumir en la capital Sumar está obligado a obtener dentro de tres semanas del orden de 400.000 votos. Algo que hace temer a algunos dirigentes de la izquierda a la izquierda del PSOE que no sólo Ione Belarra (número cinco) se va a quedar sin sitio en el próximo Congreso.

‘Plan B’: resistir tras una derrota dulce

Ahora mismo, de los 25/30 escaños que otorgan casi todos los sondeos a la nueva formación de la vicepresidenta, solo dos los obtendría en las 26 provincias que reparten 3, 4 o hasta 5 diputados; es decir, debe lograr no menos de 25 diputados en las 23 restantes que reparten seis diputados o más hasta llegar a los 37 e Madrid o 32 de Barcelona y eso hace muy cuesta arriba el superar a Vox y lograr la tercera posición tras PP y PSOE

En el cuartel general socialista ese es el reto que se han trazado: que Díaz supere a Abascal porque están convencidos de que si eso ocurre, si Vox es cuarta fuerza, Alberto Núñez Feijóo quedará muy lejos de sumar los 176 escaños necesarios para lograr su investidura como presidente del Gobierno; y si no ocurre, por lo menos, Pedro Sánchez habrá logrado para el PSOE un buen resultado que le permita seguir al frente del partido hasta el 41 Congreso, en 2025.