España

Sánchez arrincona al "desleal" Page en el Comité Federal y un rendido PSOE aplaude la amnistía

El presidente de Castilla-La Mancha se convierte en la única voz, junto con la de Odón Elorza, que critica ante la dirección socialista la medida de gracia pactada con los independentistas. Sánchez no detalló a sus compañeros nada sobre las negociaciones

Pedro Sánchez (c) en el Comité Federal del PSOE, este sábado.
Pedro Sánchez (c) en el Comité Federal del PSOE, este sábado. EFE / Kiko Huesca.

No fue un buen sábado para Emiliano García-Page. Pedro Sánchez arrinconó al presidente de Castilla-La Mancha en el Comité Federal. Según fuentes presentes en el encuentro a puerta cerrada, "varios" socialistas tildaron al castellanomanchego de "desleal" y le dedicaron otros tantos improperios y reprimendas por su línea crítica con la dirección. "Desleal es poco", explica una de ellas. Page salió afectado del comité, aunque igual de convencido: "No he encontrado argumentos para cambiar de opinión", espetó a la salida. Dentro no dijo nada nuevo: explicó con contundencia sus razones sobre la inconveniencia de una amnistía. "El debate no es solo que quepa en la Constitución sino el choque con nuestro proyecto", argumentó.

Lo cierto es que Page se convirtió en la única voz, junto con la de Odón Elorza, que criticó ante la dirección socialista la medida de gracia pactada con los independentistas. Porque si algo cabe extraer de la férrea defensa que Sánchez hizo de ella, es que ya está lista. El exdiputado vasco reprochó al presidente que "debía haber preparado un plan B ante una posible repetición electoral". Y cuestionó los costes de presente y futuro que le puede acarrear la amnistía al partido. Además, pidió una consulta con mayor debate previo dentro de Ferraz, cuyos militantes pueden votar desde este lunes y hasta el próximo sábado sobre el acuerdo de coalición con Sumar y con el resto de partidos sin haberse producido siquiera.

El candidato socialista a la investidura impuso a su partido la amnistía, de la que habló largo y tendido, y que justificó en interés "de España" más allá de que sea el peaje que debe pagar si quiere seguir en Moncloa cuatro años más con los apoyos de Junts. Eso sí, según varias fuentes presentes en la reunión a puerta cerrada del comité, el líder socialista no dio información alguna sobre las negociaciones con Carles Puigdemont y el resto de aliados independentistas y secesionistas; una de las esperanzas de Page, quien a su llegada dijo que esperaba recibir más información de la que tenía.

Investidura enfilada

El presidente enfila su investidura, que varios socialista de peso, en conversación con este diario, sitúan en la semana del 6 de noviembre. Aunque antes se espera que los acontecimientos se precipiten. El PSOE, según las fuentes consultadas, está en disposición de presentar ya en el Congreso la ley de amnistía. Los plazos se estrechan, porque el próximo martes la Cámara Baja se engalana para la jura de la Constitución de la Princesa de Asturias. Y entre medias hay un festivo. Pero el plan es precipitar los acontecimientos. El presidente confía en cerrar ya los acuerdos con el resto de fuerzas: de PNV a ERC, pasando por el BNG, Bildu y Coalición Canaria. La previsión es que el de Junts sea el último. Aunque todo es susceptible de cambios.

Sánchez defiende la amnistía, porque considera que facilitará la concordia y el entendimiento entre españoles. Aunque en su alocución a puerta abierta, reconoció que debe "hacer de la necesidad virtud". Es más, llegó a evidenciar que de no haber obtenido el resultado electoral que logró, y en caso de que no hubiera dependido de los independentistas, la amnistía no sería el centro de su acción política. Así, de manera implícita, el presidente en funciones acepta que le toca remangarse y negociar una política de Estado por casuística electoral. Por mucho que revista el asunto de una trascendencia histórica.

No obstante, en el PSOE de verdad se percibe el momento político con una enorme carga. En el partido creen que están arreglando un problema, en realidad, irresoluble. Aunque el presidente Sánchez hizo pedagogía y razonó: "Nuestra historia nos enseña que es con acuerdos y generosidad como nuestro país y nuestra democracia son más fuertes. Con los indultos primero y ahora con la amnistía haremos que muchos catalanes y catalanas se sientan más identificados con nuestro proyecto común que es España y que es la Constitución española".

Un partido servido al 'sanchismo'

Pese a que casi nadie en Ferraz conoce qué se está negociando, el Partido Socialista se ha convertido en un mar de tranquilidad para su secretario general. Nadie o casi nadie está dispuesto a alzar la voz en contra de la amnistía, porque la previsión de que Sánchez logre ser investido presidente y el partido pueda seguir en el poder es demasiado golosa. Y nadie hace ascos a un dulce. Una fuente que conoce muy a Sánchez lo explica así en conversación con este diario: "El móvil de entonces en el PSOE para matar a Sánchez, para combatirlo después y para colaborar ahora con él es siempre 'estar en el poder' sirviendo al que lo posee".

La dirección socialista estaba encantada con el rapapolvo que se llevó Page, porque demuestra que Sánchez no tiene una sola voz crítica que le pueda incomodar. El PSOE es ahora suyo. Aunque él lo revista de militancia. El PSOE de Pedro Sánchez manda recados a todos los críticos. También a Felipe González y a Alfonso Guerra, a quienes ven 'trastornados' desde la derrota por nueve votos de José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso del año 2000.

Sánchez tardó media hora en abordar el asunto catalán en Ferraz. Hasta entonces, el presidente se ha dedicó a hacer pedagogía de sus cuatro años al frente de las riendas del país. Y animó a sus compañeros a que hagan lo mismo y contrapongan el programa de gobierno firmado entre el PSOE y Sumar y las políticas que están efectuando el PP y Vox allí donde gobiernan. Por mucho que el presidente se saltara los mecanismos y convocara el comité después de firmar el acuerdo con Yolanda Díaz. Pero con Pedro Sánchez ya casi nada sorprende en el PSOE.

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