Los problemas de fumar en el coche: el humo residual tarda entre 3 y 4 meses en eliminarse

Fumar en el coche puede acarrear diferentes riesgos. El humo residual del tabaco contiene más de 50 de carcinógenos que al fumar dentro del vehículo se impregnan en el salpicadero, techo y asiento y puede tardar entre 3 y 4 meses en eliminarse. Esto hace que los expertos pidan que el plan antitabaco prohíba totalmente fumar en el interior de los autos, con o sin menores de edad, para un mejor cumplimiento de esta ley.

En una entrevista con EFE, el director del Centro Colaborador de la OMS para el Control del Tabaco, Esteve Fernández, ha explicado que la concentración de partículas cancerígenas en un coche en el que se ha fumado es hasta un millón de veces superior a la que puede haber en una habitación de unos 25 metros cuadrados. Esto ocurre igualmente con el aire acondicionado puesto o con las ventanillas abiertas.

En cuanto a la posibilidad de incluir en el 'Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo 2024-2027' la prohibición de fumar en el coche, el experto dice que las leyes con excepciones son "más difíciles de cumplir y hacer cumplir", que es lo que pasa actualmente con las terrazas.

Reconoce este catedrático de Salud Pública, la excepcionalidad del tema de los coches por ser ámbito privado si bien recuerda que ello no impide que se pueda legislar. Pone como ejemplo, la obligatoriedad de llevar puesto el cinturón por un tema de seguridad vial o que no se puede conducir hablando por el móvil. Y explica que la ley española prohíbe fumar en taxis, coches de alquiler o vehículos de transporte público, entre otros. Por eso, considera que llevar la prohibición de fumar al vehículo privado es posible: "Se ha hecho en otros países y no se ha acabado el mundo".

Este experto también informa de que se está trabajando en el tema de "hogares sin humo". En las casas, el humo residual se deposita en las alfombras, en los sofás, en las superficies de los muebles, tejidos, cortinas y ropa de cama y está demostrado que niños que viven en hogares de fumadores, aunque no se fume en su presencia, absorben estas sustancias al jugar con peluches contaminados.

"Nadie va a aceptar que se dicten normas para el ámbito del hogar", pero apunta como ejemplo las casas de protección oficial y de bajo coste donde el Gobierno podría prohibir fumar igual que lo hacen algunos particulares cuando alquilan su vivienda. En Estados Unidos, señala, esta norma está incorporada. Y otra idea sería la promoción de casas libres de humo de forma voluntaria, especialmente cuando se trata de familias con niños.

Hay efectos en el útero. Las madres embarazadas que respiran humo ambiental o residual tienen niños de menos peso al nacer, una maduración pulmonar retrasada y en los lactantes hay mayor riesgo de muerte súbita. Y advierte de que estas consecuencias nocivas también se dan con cigarrillos electrónicos y vapeadores, "pese al mensaje que se quiere vender".

Tabaco no visible en el estanco

El experto insiste en que la principal medida es que se suba el precio del tabaco y que comprar una cajetilla no resulte tan fácil. Se trataría de que se reduzcan los puntos de venta, que el tabaco no sea tan visible y que en los estancos esté dentro de armarios, como ocurre en Australia. Desde la iniciativa ciudadana XQNS (por qué nosotros sí), su portavoz Joseba Zabala coincide en que la prohibición de fumar en coches debe ser total no solo porque viajen menores, también por sanidad y seguridad vial.

Señala Zabala que el coche es el paradigma del "humo de tercera mano": "Son dos o tres metros cúbicos de aire donde las partículas se depositan en toda la habitabilidad del vehículo, que puede ser tapicería, salpicadero, cinturones de seguridad, botones, manillas de acceso y las sillas de transporte de los niños".

En opinión de Zabala, el nuevo plan antitabaco que las comunidades estudiarán en los próximos 15 días a fin de aportar propuestas deberá recoger esta reivindicación porque sería la única forma de que hubiera un seguimiento y cumplimiento estricto de la norma.

Begoña Fernández (EFE)