Política

Sánchez confecciona una amnistía a medida de Puigdemont para que Koldo no dinamite la legislatura

El presidente asume la gravedad de la tesitura en la que se encuentra, asediado por un importante caso de corrupción. Su debilidad le lleva a retocar otra vez la medida de gracia

La Moncloa vive en zafarrancho de combate. El equipo de estrategas de Pedro Sánchez intenta taponar fugas que hundan definitivamente el submarino socialista. "Cerrar carpetas", explica uno de sus fieles colaboradores. En las próximas horas el presidente del Gobierno ha cerrado una de ellas: la amnistía, que es la que permite al PSOE seguir en Moncloa. Los socialistas anunciaron este miércoles un acuerdo con Junts y ERC sobre la ley cuyo contenido se dará a conocer este jueves antes de que se celebra la comisión de Justicia.

"[El acuerdo llega] mediante una transacción única a partir de las diferentes enmiendas que se mantenían
vivas, para reforzar la ley de amnistía, que es una ley que cubre a todas las personas vinculadas al proceso independentista y que es plenamente conforme con la Constitución, el derecho y la jurisprudencia europea y los mejores estándares europeos e internacionales", explica el comunicado.

El problema es cuándo se ha dado el carpetazo, porque según se desprende de las palabras de Sánchez y de las del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, la ley está hecha a la medida de Carles Puigdemont para garantizar su exculpación. Todo parece indicar que Junts ha aprovechado la debilidad del Ejecutivo por el caso Koldo y ha forzado al PSOE a retocar la medida de gracia pese a que dijo que se plantaba y que tal y como llegó a la comisión de Justicia debía salir. Una fuente al tanto del acuerdo, dice: "La línea roja del PSOE no se mueve pero el redactado mejora".

Acuerdo sobre la ley de amn... by Vozpópuli

El nuevo giro, en cualquier caso, no sorprende a casi nadie. Moncloa intentó hace un mes hacerse fuerte. Antes de que trascendiera el caso Koldo, el núcleo duro de Sánchez lanzó un órdago a Puigdemont. Los mensajes que emitía el Gobierno eran claros: o 'tragaba' sin retocar la ley o el equipo más cercano de Sánchez porfiaba sus "serias dudas" de que finalmente la medida de gracia, la clave de bóveda de la legislatura del PSOE y Sumar, viera la luz. Pero la trama de corrupción con epicentro en el Ministerio de Transportes que dirigía el purgado José Luis Ábalos ha hecho saltar todo por los aires.

Los Presupuestos, a punto

El presidente Sánchez asume la gravedad de la tesitura en la que se encuentra. Pero confía en seguir adelante. Primero porque los grupos que le facilitaron la investidura hace menos de cuatro meses, dice él mismo, han manifestado su intención de dar estabilidad al Gobierno. Y segundo, porque estima que la defenestración de Ábalos y del ya ex secretario general de Puertos del Estado son cortafuegos suficientes.

Pero el fuego se extiende y amenaza a dos importantes piezas del ajedrez socialista: la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y el secretario de organización, Santos Cerdán. Por el momento ambos cuentan con el manto de protección de Sánchez. Pero no es eterno ("quien tenga que pagar, que lo pague”).

Mientras, Moncloa se esfuerza en resolver la crisis de Koldo con una comparación con el PP.

El boquete en la credibilidad del Ejecutivo es enorme, porque Sánchez se adueñó de la bandera de la limpieza frente a la corrupción. Y ahora que le ha salido una (o varias) manzanas podridas no tiene más opción que vender que en Génova se rompían ordenadores a martillazos mientras en Ferraz se rompen carnés de militancia a antiguos gerifaltes con pedigrí.

Una ley a tres bandas

Los Presupuestos, el otro gran test de credibilidad del Gobierno, parecen estar a punto de sellarse también. El Ministerio de Hacienda lleva un par de días lanzando ese mensaje tras semanas de negociaciones incesantes. No se descarta incluso que se anuncie el acuerdo este viernes 8 de marzo, Día de la Mujer, que se celebrará un Consejo de Ministros extraordinario. El Gobierno siempre vinculó la ley de amnistía a los presupuestos y la idea era cerrar ambas carpetas, según el argot monclovita, a la vez.

La comisión de Justicia se reúne a las 11.00 en la Carrera de San Jerónimo. Y Puigdemont volvió a llevar cerca del límite al Gobierno. En Waterloo siguieron la misma estrategia que con los decretos: hacer sudar sangre a Sánchez, aunque esta vez no fueron tan lejos. Cuanto más débil esté el presidente, más beneficio político podrán lograr. Llevan tatuada esa máxima a fuego. Además, el Gobierno ha tenido que negociar este nuevo retoque de la ley también con ERC.

Junts decidió tumbar la ley el 30 de enero en el pleno y alargar la negociación para debilitó a Gobierno. El expresidente catalán exigía estar seguro de que a pesar del intento del Supremo por implicarle por un supuesto delito de terrorismo, podrá beneficiarse de la amnistía. El PSOE siempre dijo que su línea roja era no incluir cualquier tipo de terrorismo en la ley, porque entonces no pasaría ni el filtro de la justicia europea ni el del Constitucional. Pero a estas horas, resulta evidente que han hallado una fórmula (secreta por el momento) que satisface a las partes y da garantías de que Puigdemont, huido de la justicia española, de que no será encarcelado en cuanto vuelva a España.

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