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Personaje del Año: Yolanda Díaz, la líder que amenaza a Sánchez desde la izquierda

La vicepresidenta segunda cierra el año con el broche de la reforma laboral, auténtico catalizador de su proyecto político

Personaje del Año: Yolanda Díaz, la líder que amenaza a Sánchez desde la izquierda
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. EFE

Si hay una figura política destacable de 2021 es Yolanda Díaz. El nombre de la vicepresidenta segunda del Gobierno se escucha y se lee a diario a poco que se ponga la radio, se abra un periódico o se eche un vistazo a las redes sociales. 

Díaz, una abogada laboralista que nació en Fene (La Coruña) hace 50 años, hija del histórico sindicalista gallego Suso Díaz, es la nueva líder que amenaza el liderazgo de Pedro Sánchez desde la izquierda. Por eso, está cocinando un menú con el que quiere seducir el estómago de todos los progresistas del país, incluidos los socialistas entre quienes cada día tiene mejor valoración.

Eso sí, el reto que enfrenta es mayúsculo. La 'número dos' del Ejecutivo y líder del sector de Unidas Podemos en Moncloa debe coser las heridas de un espacio político fracturado si quiere concurrir en las próximas elecciones generales con garantía de mejorar el suelo de 35 escaños de los morados. Lo cierto es que ella misma reconoció en una entrevista que le da vértigo la responsabilidad de ser el faro que ilumine el camino del espacio del cambio que creó el 15-M.

Contra los egos

Es más, la vicepresidenta segunda advirtió de que si los "egos" -una referencia velada a dirigentes como Íñigo Errejón- se entrometen en sus planes no tendrá reparos en abandonar. Pero Díaz, "muy inteligente" según la describen a este diario varias fuentes gubernamentales, lleva todo el año preparando su carta de presentación ante los españoles, a quienes ha disparado todo un arsenal de armas de seducción masiva.

La vida de Yolanda Díaz ha dado un vuelco este año. Su papel de vicepresidenta, cargo desde el que está construyendo su liderazgo, la ha absorbido. Su entorno detalla que trata de conciliar su vida profesional y personal de la mejor forma posible. Díaz acepta que su ambición política pese a ser circunstancial, le ha trastocado la vida. Su agenda es una montaña diaria de actos en los que se deja ver para aumentar su visibilidad.

La también ministra de Trabajo cierra el año con el broche de la reforma laboral. Díaz ha cumplido su objetivo de alumbrar un nuevo marco de relaciones laborales -el primero acordado con patronal y sindicatos- que perpetúa su gran obra pandémica: los ERTE. Con ellos, se mantendrán las exoneraciones a la Seguridad Social para las empresas siempre que estas se comprometan a mantener el empleo, la gran obsesión de la vicepresidenta.

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La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz.Europa Press

El auge de Yolanda Díaz es consecuencia directa de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno. Y eso, los morados lo tienen muy en cuenta. No obstante, el exlíder de Unidas Podemos la designó en su despedida como candidata a la presidencia e instó a los suyos a apoyarla sin fisuras en su plan de construir una plataforma con la que trascender las siglas moradas y, por extensión, las del resto de partidos a la izquierda del PSOE, aunque ella es la primera que reniega de esa etiqueta "pequeña y marginal".

El plan de Díaz pasa por volver a dar sentido a una idea gastada que costó no pocos disgustos a la izquierda: la transversalidad. La sola mención de la palabra de marras genera repelús en altos cargos morados, porque fue el germen de la guerra cainita que partió a Podemos en dos entre los disciplinados 'pablistas' y los ambiciosos 'errejonistas'. Y es que mientras unos apelaban a un pueblo por construir, otros se empeñaron en hacerlo desde la liturgia y la simbología tradicional de la izquierda.

Y ese camino es, precisamente, el que no quiere recorrer Yolanda Díaz. La militante comunista sabe que solo desde la izquierda no se ganan elecciones ni se construyen amplias mayorías con las que levantar un "proyecto de país", como reitera ella cada vez que tiene ocasión. Tras ese anhelo se esconde una competencia directa con su mayor adversario: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Un "regalito"

Fuentes gubernamentales moradas reconocen que la entrada de Díaz en el Consejo de Ministros fue un "regalito" a sus 'colegas' del PSOE, quienes la aceptaron sin tener una noción de su capacidad de liderazgo. Los socialistas pensaron que la salida de Iglesias despejaría el camino a Sánchez, pero el presidente se ha topado con el ascenso meteórico de Díaz. El problema para el líder socialista es que necesita de la fortaleza de su adversaria para mantenerse en La Moncloa, aunque no permitirá que su segunda le haga la cama. 

Y en ese contexto hay que tener en cuenta la escaramuza entre socios por la autoría de la reforma laboral. Mientras el presidente del Gobierno la achacó a todo el Gobierno, en Unidas Podemos no dudan de que los ciudadanos saben que ha sido Yolanda Díaz quien ha berreado con los empresarios para "poner fin" a los aspectos más lesivos de la norma del PP. La propia Díaz ya vende que ha cumplido con el acuerdo de coalición que hablaba de una derogación que ha resultado ser política y no técnica.

La vicepresidenta encara otro reto político más: su relación con la cúpula morada. Aunque tanto la secretaria general, Ione Belarra, como la número dos, Irene Montero, apoyan a Díaz, lo cierto es que ambas recelan de los planes de la heredera política de Iglesias, porque ninguna tiene claro su papel en el futuro proyecto político de la titular de Trabajo.

Por el momento, Díaz ha ido dando pistas de lo que quiere hacer desde que el 13 de noviembre se juntó en Valencia con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed y que fue, dijo, el comienzo de "algo maravilloso". La maquinaria electoral de la vicepresidencia quiere contar con nuevos liderazgos femeninos que se alejen del primer Podemos y que superen todas las guerras de la izquierda. Y es que en el espacio del cambio hay una cosa clara: la unión no la deben sellar los líderes de la fractura.

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