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España

Pedro Sánchez 'decreta' propulsar a Yolanda Díaz desde Moncloa para enterrar a Podemos

El presidente del Gobierno se esmera en que su vicepresidenta tenga el foco necesario para que 'Sumar' gane la batalla a los morados. Hasta Petro alabó la reforma laboral junto al jefe del Ejecutivo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se abrazan en el Congreso, en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, se abrazan en el Congreso EUROPA PRESS / Alejandro Martínez Vélez.

No es ningún secreto a voces que Pedro Sánchez se esmera en que su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, tenga todo el foco necesario para que 'Sumar' gane la batalla a Podemos. Pero este jueves, en Moncloa, se dio un salto más en esa estrategia: el presidente colombiano, Gustavo Petro, -de visita de Estado en Madrid- dedicó parte de su intervención en la sala de prensa a loar las políticas de empleo en España, que reconoció quiere adaptar en su país. Es más, Petro dijo haber encontrado una gran sintonía con Yolanda Díaz. Un suma y sigue en el capítulo de elogios que la también ministra de Trabajo está recibiendo.

Cabe recordar que el presidente patrocinó la candidatura de Yolanda Díaz durante la moción de censura que orquestó Vox con el economista Ramón Tamames de candidato. La vicepresidenta, con el beneplácito de Sánchez, subió al atril para replicar a Tamames y apuntalar su liderazgo y su imagen presidenciable. Pocos días después, en el polideportivo Antonio Magariños de Madrid, donde Sánchez vistió la camiseta del Estudiantes, la vicepresidenta gritó a los cuatro vientos que quiere ser la primera mujer en tomar los mandos de España y que ella no es de nadie, por si los morados tenían alguna duda.

De un tiempo a esta parte, la sala de prensa Moncloa se ha convertido en un entorno hostil para Podemos. Quedó constancia de ello el día que se vetó la presencia de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en la presentación, en segunda vuelta, de la ley de Familias -una de las banderas de Podemos-. También el día que se aprobó la ley de Vivienda, la otra gran insignia de los morados. Sánchez y Díaz se apropiaron rápido de la norma. El primero anunciado tres planes con más de 100.000 viviendas para el alquiler "asequible". Y la segunda arrogándose un mérito que, como contó este diario, no tuvo en la fase final.

El "problema de liderazgo"

En Ferraz llevan semanas lamentando el "problema de liderazgo" de la vicepresidenta segunda dentro de su espacio político por ser incapaz de imponerse al núcleo duro que conforman Ione Belarra e Irene Montero. El lío del 'sí es si' fue bastante evidente. De hecho Podemos lo usó para catapultar la figura de Montero como candidatable. Por eso, Sánchez ha decidido ungir a Diaz en público para formar un tándem electoral visible y reconocible por el electorado progresista. El mensaje que quiere lanzar el aparato de propaganda de Moncloa es que la coalición está fuerte y es la única alternativa a PP y Vox.

El gran dolor de cabeza de Pedro Sánchez es la guerra a su izquierda. Él ya ha tomado partido. El líder del PSOE apoya a Díaz, consciente de que solo si a ella le va bien podrá estar en Moncloa cuatro años más. Pero Sánchez no puede doblar el pulso a Podemos. Tan solo puede aliarse con la vicepresidenta para neutralizarles. O sea, intentar hundirles. Y lo hace. Tanto la moción de censura como la presentación de la ley de Familias lo atestiguan. El problema es que cabrear a Podemos es jugar con fuego, porque los morados, conducidos por Pablo Iglesias, han demostrado una tenacidad a prueba de bombas.

El núcleo duro del presidente no cree que los de Belarra vayan a hacer "ruido" por los capotes de Sánchez a Yolanda Díaz. No obstante, las líderes moradas no quieren que la vicepresidenta segunda acaparare el foco. Por eso, sin ir más lejos, pidieron al presidente que "todas" las ministras intervinieran en la moción de censura "para confrontar con el machismo de Vox". Aunque no hubo respuesta del PSOE. Lo cierto es que será Podemos quien sufra, sí o sí. Tanto si su marca termina confluyendo con Yolanda Díaz como si no, la vicepresidenta segunda ya ha enterrado el ímpetu con el que nacieron los morados. Ahora es ella la que ha nacido. Ella ya es la sucesora de ese espacio. Lo que surgió del 15-M hace 12 años está agotado.

El temor en el PSOE

En verdad, en el auge de Yolanda Díaz inquieta en algunos sectores del PSOE. Según ha sabido este diario por varias fuentes socialistas, en Ferraz existe el temor a que la alfombra roja que Moncloa ha puesto a la vicepresidenta segunda para despegar su candidatura a la presidencia del Gobierno termine siendo el camino al purgatorio del PSOE. "Estamos alimentando un monstruo", sintetiza a este diario una destacada fuente del partido del puño y la rosa. Otra fuente que conoce bien al presidente, Pedro Sánchez, y a la propia vicepresidenta, advierte de los quebraderos de cabeza que sufrirá el líder socialista si reedita la coalición con ella.

En Ferraz hay quien teme que Sumar busque enterrarles, como en su día intentó Podemos. En los altos círculos morados se especula con esa hipótesis, en previsión de que una derrota electoral de Sánchez abra el partido en canal. La tesis que manejan los morados y comparten fuentes socialistas es que el presidente ha sido una suerte de "rara avis" en la historia socialista y que sin él, las dos almas del partido -la centrista y la izquierdista- pelearán de nuevo a falta de un liderazgo alternativo. Y, claro está, Yolanda Díaz ve en esa hipotética disputa una ventana de oportunidad para engordar su proyecto político. Incluso a costa del PSOE.

La vicepresidenta segunda va a por todas y no le importa inmiscuirse en la estrategia de Moncloa para ganar adeptos a su causa. Tras las decenas de miles de viviendas prometidas por el presidente para meterse en el bolsillo a los menores de 35 años, llega la "herencia universal" de 20.000 euros de la vicepresidenta segunda para quienes cumplan 18, según se desprende los "propuestas de país" que presentó la semana pasada. Yolanda Díaz busca asentarse en el centroizquierda y superar la dinámica de partidos. Por eso abre las puertas de la cocina de su proceso de escucha. Podemos la ve como la marca blanca del PSOE. Y el PSOE como una adversaria que engordar. ¿Qué puede salir mal?

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