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Las mafias del Este que cuajaron en España cuando se derrumbó la URSS

España fue un destino idóneo para muchos grupos mafiosos por su clima, sus leyes, sus cárceles y su localización estratégica en relación con la entrada y salida de sustancias ilegales

Las mafias del Este que cuajaron en España cuando se derrumbó la URSS
Imagen de archivo de una plantación de marihuana.

En las últimas dos décadas, uno de los temas candentes de la actualidad en lo relativo al crimen en nuestro país han sido los grupos de crimen organizado llegados desde la Europa del Este. Entre los más conocidos se encuentra, sin duda, la mafia rusa. Este tipo de colectivos han existido desde la Rusia de los zares.

No obstante, el momento de su gran expansión tuvo lugar en 1988, cuando la URSS legalizó la iniciativa privada, con lo que comenzó a permitirse el libre comercio y, posteriormente, con el fin del régimen comunista. Con la liberalización referida, la delincuencia creció, algo que ocurre a menudo cuando los estados totalitarios y dictatoriales se desintegran. Una mayor libertad y el imperio del Estado de Derecho suelen tener como efecto secundario la proliferación de actividades ilegales.  

La desconfianza con respecto a las autoridades rusas, que en esos años todavía no habían consolidado su poder adecuadamente, también ayudó a que este tipo de mafias cobraran mayor importancia. Ocurrió entonces que muchos ex agentes de la KGB, deportistas y ex combatientes de las guerras de Afganistán y Chechenia, por entonces desempleados, pasaron a engrosar las filas de un crimen organizado que, por otro lado, comenzaba a expandirse internacionalmente.

Muchos ex agentes de la KGB, deportistas y ex combatientes de las guerras de Afganistán y Chechenia, por entonces desempleados, pasaron a engrosar las filas de un crimen organizado

España, destino para la mafia

España fue un destino idóneo para muchos de estos grupos mafiosos, tanto por su clima, como por sus leyes (menos rigurosas que las de otros países), por sus cárceles (entre las mejores del mundo y menos punitivas) y por su localización estratégica en relación con la entrada y salida de sustancias ilegales, como pueden ser la cocaína y el hachís, por no hablar de plantaciones de marihuana y las leyes comparativamente mucho menos duras que las de otros Estados. 

Este interés por tierras españolas no se reducía a grupos organizados provenientes de Rusia. Como me comenta un informante anónimo, que conoce bien las calles: “¡Yo conozco a pijos mafiosos de la hostia! Y, a día de hoy, siguen siéndolo. Hace poco, además, vi a uno de ellos. Este es el rey de la hierba. Todos los rumanos, todos los kosovares, todos los búlgaros que vienen aquí a comprar marihuana por toneladas, [lo hacen] a través de este chaval. Porque aquí es donde este tráfico es más fácil. Porque aquí, si te cogen con un cultivo, casi ni vas a la cárcel. Si eres cultivador y tienes cuarenta kilos de hierba en tu casa, y solo eres cultivador, no te ocurre prácticamente nada. Multas, escándalo vecinal y poco más. Pero, en otros países las penas son mucho peores”, explica a Vozpópuli. 

Otro momento de entrada de grupos criminales del Este a España fue el fin de la guerra de Yugoslavia, con la llegada de ex soldados y antiguos moradores de un país roto

Otro momento de entrada de grupos criminales del Este a España fue el fin de la guerra de Yugoslavia, con la llegada de ex soldados y antiguos moradores de un país roto, muchos de ellos totalmente acostumbrados a un nivel de violencia nada común en España. Se sabe, a su vez, que muchos de estos grupos, aparte de dedicarse al tráfico de drogas, están también implicados en la venta de armas a gran escala y en los robos en viviendas de lujo. Se sabe que en España hacen negocios otras mafias entre las que destacan grupos serbios, lituanos, búlgaros, albaneses, croatas, montenegrinos, eslovenos, bosnios, macedonios, etcétera. 

Estos grupos, por otro lado, tienen relación con organizaciones mafiosas de Italia y Latinoamérica. Algunas de sus zonas preferidas son Ibiza, las Islas Canarias, Marbella, Valencia, Madrid o Barcelona. Muchos de ellos viven en comunidades suburbiales adineradas a pesar de la ingenuidad y desconocimiento por parte de los vecinos de tales barrios. En estos vecindarios sus lujos y presencia pasan totalmente desapercibidos. Muchos de ellos emplean documentos de identidad falsos, lo cual dificulta su detención, puesto que, a menudo, cuentan con numerosas identidades falsas. Un número no reducido de los miembros de estos clanes provienen del mundo agrícola de sus respectivos países; gente físicamente robusta que aspira a una vida mejor. 

Marbella, la favorita

Como todos saben, Marbella resulta particularmente atractiva para estas mafias. Entre los marbellís viven grupos organizados de búlgaros, kosovares, albanos, rumanos y rusos. Dice la policía que hay una veintena de bandas mafiosas en Marbella, procedentes muchas de ellas de otros países, aunque las principales son 13. Este gran número de bandas hace que los ajustes de cuentas se vean incrementados y la violencia se torne cosa cada vez más común, algo que opera en detrimento de los propios vecinos de la zona. En algunos casos, miembros de estos grupos son contratados como guardaespaldas y sicarios por organizaciones nativas españolas. Este fue el caso que tuvo lugar con el clan merchero de los Pertolos en la zona de Almería hace algunos años, cuando hubo una explosión de violencia en pequeñas poblaciones como Albox. 

Otro punto caliente han sido las puertas de las discotecas, de las cuales algunos clanes se habrían apoderado por vía de la extorsión para, entre otras cosas, hacerse con el control de la venta de drogas en su interior. Un grupo muy famoso en tiempos recientes fueron el Clan de los Búlgaros, también conocidos como los Rompecostillas.

Aparte de las puertas, se dedicaban al tráfico de cocaína (que también cocinaban a comisión), a dar palizas por encargo y cobrar deudas. Según una de mis fuentes, íntimamente relacionado con los referidos búlgaros, en cada cobro de deudas estos piden el 25% de la suma debida por adelantado y 25% una vez cobrada. De este modo, suele cobrarse el 50% de la deuda, o, como mínimo, el 40. El dinero por adelantado se basa en el hecho de que hay que hacer una investigación previa para saber si el moroso va armado, si tiene mujer e hijos, si le sigue la policía, si tiene amigos entre altos cargos de las fuerzas de seguridad del Estado, etc. Si la primera información aportada por el cliente no es verdadera, el grupo que ha de obtener el pago se queda ese primer 25% del dinero estipulado.

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