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El periodista de La Palma que bautizó al volcán de 1971: "Lo de Cumbre Vieja es mucho más grave"

El canario Luis Ortega Abraham fue uno de los reporteros que cubrió la erupción del Teneguía hace medio siglo. El volcán estalló en el sur de la isla sin apenas daños materiales y ganó 290.000 m2 de terreno al Atlántico

A Luis Ortega Abraham, periodista canario, ya le tocó cubrir una erupción en La Palma hace medio siglo. Con apenas 22 años, se plantó en la isla, anotó testimonios e informó sobre el avance de la lava para el desaparecido periódico tinerfeño La Tarde. El plumilla presume de ser la primera persona que puso nombre a aquel volcán de 1971, el Teneguía. Hoy, a sus 72 años, lamenta la "catástrofe" de Cumbre Vieja: "Es mucho más grave".

Ortega comenzó muy joven a trabajar de periodista. Nació en La Palma en 1949, pero se mudó a La Laguna (Tenerife) para estudiar Derecho y Magisterio en la universidad. Pese a su juventud, en 1971 ya era redactor de La Tarde, el periódico vespertino de Santa Cruz de Tenerife. También escribía una columna en el Diario de Avisos, que hasta 1976 se editó en La Palma, y colaboraba para la televisión.

El Teneguía discurrió por un terreno volcánico y árido. El volcán de Cumbre Vieja ha cogido cultivos, casas residenciales… Hay un desarrollo demográfico y urbanístico que ha hecho que los daños sean muchísimo mayores"

En 1971 no existía ningún sistema de vigilancia volcánica en la zona. Pero se dio una casualidad. Por razones de estrategia militar se habían instalado una serie de sensores sísmicos en los fondos marinos próximos a la isla de La Palma. A mediados de octubre, estos sensores detectaron temblores y movimientos anómalos. Los vecinos de Fuencaliente escuchaban ruidos y notaban pequeños temblores. Ortega esperaba alerta. Su hermano le había avisado de que la erupción se iba a producir de un momento a otro. El 26 de octubre, sobre las 15.00 horas, el volcán reventó.

El joven plumilla se dio prisa. Cogió un vuelo y aterrizó sobre las 16 horas en La Palma. Ahí, un taxi le llevó a él y a Diego Robles, fotógrafo del Diario de Avisos, a la zona de la erupción, en el término municipal de Fuencaliente, al sur de la isla. "El Teneguía explotó en la vertiente sur y discurrió sobre lavas antiguas, unas del volcán de San Juan (1949) y otras anteriores (…) Era una cosa extrañísima y un espectáculo dantesco. Me recordó a una edición que tenía en casa de la 'Divina comedia' de Dante (…) La imagen más impresionante que había visto en 20 años de vida, era una atracción irresistible", explica a Vozpópuli por teléfono.

La erupción estalló a menos de dos kilómetros al sur del núcleo urbano de Fuencaliente. Muy cerca del mar y del volcán de San Juan. Era un paisaje volcánico, árido y prácticamente desértico. El cono del Teneguía alcanzó los 130 metros de altura y la lava bajó hacia el mar. De hecho, las coladas ganaron 290.000 metros cuadrados al Atlántico. En el magma se midieron temperaturas de 1200 ºC.

A diferencia del de Cumbre Vieja, en la erupción de 1971 apenas hubo daños materiales. Se evacuó a parte de la población cercana, sí, pero la lava sólo arrasó cultivos. Las coladas descendieron hacia abajo, justo por el lado contrario al del pueblo. "El mayor peligro también sabíamos que estaba en la lenta desgasificación de las coladas", escribió Vicente Araña, vulcanólogo del CSIC, en el documento 'Comentarios sobre la erupción del volcán Teneguía en 1971', publicado en 1999. Estos gases, según Araña, podían tener "fatales consecuencias". "De hecho, la única víctima mortal fue un pescador que desembarcó en una caleta donde se había encajado un brazo de lava, ya inmóvil y casi frío", recuerda el científico.

La erupción del Teneguía se alargó 24 días, hasta el 18 de noviembre. En ese tiempo la energía de las explosiones y la altura de la columna de lava tuvieron sus altibajos. Pero el fenómeno llamó la atención del país y de algunos medios de comunicación extranjeros.

"Puso a La Palma en el mapa"

Pese a que no existían ni la red de comunicaciones ni la tecnología de ahora, la erupción del volcán de Teneguía atrajo a turistas y a prensa extranjera. Ortega recuerda que el volcán puso a La Palma "en el mapa" y la "popularizó muchísimo". Recuerda que junto a él trabajaron periodistas del Diario de Avisos, del ABC, reporteros alemanes, franceses e italianos. En total, calcula, la cobertura pudo reunir a medio centenar de profesionales, sumando plumillas y camarógrafos.

En aquella época, el equipo de petrólogos del CSIC/UCM era el único que se ocupaba en España de la investigación volcanológica. Los científicos llegaron a La Palma el 27 de octubre. Era la primera vez en sus carreras que iban a estudiar un volcán en erupción en España. Se protegieron con máscaras antigas y pesadísimos trajes de amianto. Un equipo del NO-DO acompañó a los vulcanólogos durante sus paseos y trabajos en los alrededores del volcán. Las grabaciones dan cuenta de cómo los investigadores recorrieron la zona volcánica y se acercaron a la erupción. Tanto que en un momento dado se les ve huir en Jeep de la lluvia de pedrea.

De San Evaristo... a Teneguía

A Ortega le dio tiempo a cubrir el "bautizo y comunión" del volcán. Llegó el día de la erupción y se marchó tres o cuatro días después por una afección pulmonar provocada por los gases de las coladas. En esos tres días su trabajo fue bastante parecido al de los periodistas que hoy se agolpan en las proximidades de Cumbre Vieja. Libreta en mano, el joven cronista entrevistaba a vecinos y geólogos y recogía en sus notas la evolución de la lava y el parte de daños. Después, llamaba por teléfono a la redacción de La Tarde y dictaba su crónica a algún compañero. Los periodistas establecieron su 'cuartel general' en el bar 'Parada', muy popular en Fuencaliente.

En toda esta historia, hay un detalle que Ortega destaca sobre el resto: él fue, según su versión, el primero que propuso bautizar al volcán con el nombre de Teneguía. "Querían ponerle el santo del día. Buscaron en el santoral y era San Evaristo. Yo defendía que se llamara Teneguía porque el volcán reventó muy cerca de un roque monolítico antiguo [el Roque de Teneguía]". Gracias a una "labor casi de política parlamentaria" los partidaros de llamarlo Teneguía lograron convencer a "gente muy hostigada" que prefería el nombre del santo. "El pueblo enseguida lo reconoció porque para ellos era un lugar familiar. Suena vanidoso, pero el bautismo es mío. La primera publicación que lo llamó Teneguía fue La Tarde en su edición del 27 de octubre de 1971", asegura.

Cumbre Vieja, un volcán "catastrófico"

Ni el entorno ni los daños mínimos del volcán de Teneguía se parecen a los sufridos esta semana en los alrededores de Cumbre Vieja. Las coladas ya han obligado a desalojar a miles de personas, evacuar pueblos, suspender vuelos y ha arrasado con más de 200 casas.

"Tiene la misma singularidad de un fenómeno de este tipo, pero en este caso los costes sociales y económicos son importantes porque la isla está mucho más poblada. El Teneguía discurrió por viejas lavas solidificadas, un terreno volcánico, bastante árido, y el de Cumbre Vieja coge cultivos, casas residenciales… Hay un desarrollo demográfico y urbanístico que ha hecho que los daños sean muchísimo mayores", argumenta el periodista, que sigue en la profesión y escribe una columna en El Día de Tenerife.

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