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Luis, el guardia civil que se crio con el clan de Los Castañas y acabó atropellado por un narco

Un agente de la Guardia Civil de La Línea de la Concepción relata a Vozpópuli todo el auge de los narcos y las amenazas que ha sufrido por parte de estos criminales. Desde niño jugaba al fútbol con miembros de Los Castaña, pero acabó luchando contra el tráfico de drogas

El agente de la Guardia Civil durante una de sus patrullas en La Línea de la Concepción
El agente de la Guardia Civil durante una de sus patrullas en La Línea de la Concepción

Luis (nombre ficticio) podría escribir un libro de todas las experiencias que ha acumulado como agente de la Guardia Civil. En su infancia jugaba al fútbol con 'Los Castañas'. Llegó a conocer a toda la familia, pero eligió situarse en el otro bando luchando contra el narcotráfico. La mala fortuna le hizo volver a La Línea de la Concepción, donde no quería regresar. A pocos meses de poder marcharse fue atropellado por uno de los narcos de la zona en un control en la frontera. Las lesiones sufridas le han obligado a pasar a la reserva y cuenta toda su historia a Vozpópuli.

Su historia comienza en su ciudad natural: La Línea de la Concepción. Entre sus "amigos de juventud" estaban varios de los miembros de Los Castaña. "El abuelo vivía en la zona de El Zabal. Le recuerdo como una mu buena persona, muy respetable. Acogió a los ahora patriarcas en su casa porque les daban muchos problemas", recuerda Luis.

Luis y los narcos compartían terreno de juego. En la adolescencia sus caminos se separaron. Con 15 años estos chicos comenzaron a ejecutar pequeños hurtos. Después dieron el salto al tabaco y acabaron en el narcotráfico. Todos estos problemas eran de sobra conocidos en La Línea. Para huir de estos ambientes, una vez terminada la selectividad, Luis decidió marcharse con 19 años.

Escogió embarcarse en la Guardia Civil por dos motivos: el Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA) y su abuelo. "Cuando entró el bando nacional en Cádiz se llevaron a mi abuelo obligado como Carabineros. Sus hermanos huyeron, pero él tuvo que luchar en toda la contienda. Cuando terminó le condecoraron y le exigieron hacer la mili tres años", relata. Después decidió acceder a la Guardia Civil. Un Cuerpo que está muy arraigado en su familia: otro de sus tíos también forma parte de la Benemérita.

Luis decidió seguir esta estela y durante 18 años ha estado en el Seprona, en Tráfico o en Seguridad Ciudadana. Ha tenido destinos tan dispares como Ceuta, Tenerife o Buitrago de Lozoya (Madrid). La mala fortuna hizo que en 2018 cerraran su unidad en Huelva y tuviera que verse obligado a volver a La Línea de la Concepción.

La persuasión de los narcos

Una ciudad que le vio nacer y casi le ve morir. Y es que nada más llegar, los narcos, que antes eran sus amigos de la juventud, ya sabían que había regresado. "Sobre todo se ponen en contacto con tu círculo de amigos, con tu familia. Intentan tentarte", denuncia este agente.

Luis tiene "anécdotas para aburrir", pero destaca una por encima de todas. Fue a comprarse una moto de 125cc en la que no podía gastar más de 2.500 euros. El vendedor le ofreció una de 12.000 euros. "Tú llévatela y ya se pagará", le dijo. Diez minutos después pasó por la tienda otro agente de la Guardia Civil. "Mira, tu compañero tiene una", manifestó el empleado del concesionario. "Ahora están en prisión por prevaricación y cohecho", defiende el gaditano.

"Preguntan a tus amigos si su amigo, el guardia, necesita algo. Si quiere una bicicleta nueva... de todas las formas posibles. Yo ya me lo tomaba a broma", añade Luis. La idea de este agente era estar solo unos meses en La Línea. Solo tenía que aguantar un año y medio para que salieran nuevas vacantes. Estas plazas iban a comunicarse en mayo de 2018. "Me pensaba ir con mi mujer a Tenerife", añade. Cuatro meses antes ocurrió la desgracia.

"Era un día más en la oficina, como se suele decir. Un miércoles normal por la tarde. Estábamos haciendo un control de verificación en la aduana de La Línea. Pasó un vehículo y sabíamos perfectamente que trabajaba para los narcos", recuerda.

Así fue el atropello

Desconocía si se dedicaba al tabaco, al hachís o era una mula de dinero (ganan 10 euros por cada 1.000 que blanquean para estas bandas). Los agentes decidieron bloquear los coches y parar al vehículo, un todoterreno de alquiler, para solicitarle la documentación. El narco, que iba acompañado de una mujer, entregó su DNI al agente, pero aprovechó ese momento para acelerar.

En solo 20 metros logró alcanzar los 60 kilómetros por hora. Uno de los agentes le esquivó, pero Luis no pudo, ya que estaba dejando en el suelo los 'pinchos'. "No me dio tiempo a desplegarlos por completo. Yo me tiré contra el quitamiedos y los 'pinchos' le arrastraron varios metros", afirma.

"Gracias que se rompió el hilo y me dejó tirado. Estuve en la UCI del hospital y varios días ingresado. El coche lo encontraron a un kilómetro vacío. A las 48 horas el autor se entregó. Estaba plenamente identificado. Los agentes sospechan que llevaba dinero. Más de cinco años después, el juicio aún no se ha celebrado y el acusado alega que sufre esquizofrenia.

En este lustro, el agente no ha podido regresar al trabajo y ha quedado relegado a la reserva. Tiene daños en la espalda, en las manos, en la garganta... "Me destrozó por completo", lamenta. Este hombre ha aceptado los delitos de atentado, lesiones y otro contra la seguridad vial. Llevaba en el radar de la Policía un mes y medio. Se movía supuestamente por toda Andalucía, trabajando para todos los clanes que podía.

"Acoso y derribo de los narcos"

En todo este tiempo, Luis ha pasado por cinco tribunales médicos. Una de las cosas que más le duele es la "incomprensión" de la Guardia Civil. A sus espaldas tiene más de dos años de rehabilitación, tres operaciones en la espalda y otras en el hombro y en la mano. "No me reconocen que ha sido un acto de servicio", lamenta este guardia, que subraya que ha ganado todos los contenciosos a la administración.

Tras el accidente, como es lógico, su vida ha cambiado por completo. En un periodo de cinco años había disputado 450 pruebas de triatlón. Ya no puede. Pero lo peor vino después: "el acoso y derribo" de los narcos.

En la vista oral se encontró a 50 personas en las puertas del juzgado. "Te doy un consejo, no salgas por la principal", le dijo el abogado de su agresor. Tuvo que huir por los calabozos gracias a la colaboración de una patrulla de la Policía Nacional. Otro de estos 'casuales' encuentros se produjo en la calle.

"Ojalá nunca te hubiera levantado"

"Me encontré en una calle volviendo de rehabilitación con dos de las amantes de los narcos. Una de ellas me reconoció y me dijo: 'hombre todavía estás vivo, nosotros te hacíamos en el suelo, ojalá nunca te hubieras levantado'", recuerda.

Luis y su mujer decidieron malvender su casa y mudarse lejos. Los narcos llegaron a visitar el domicilio de su madre. También murieron envenenados dos de sus perros. Ahora tiene una vida nueva lejos de La Línea, pero sigue muy de cerca los pasos de estos narcos desde la reserva de la Guardia Civil.

En su nueva etapa se graduó en Geografía e Historia. Está terminando su doctorado que se centra en la memoria histórica. Un tema que siempre ha estado presente en su vida desde que se hizo agente con el recuerdo presente de su abuelo.

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