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Galicia

Temor en Ferrol a que la construcción del buque que anunció Sánchez esté condicionada por el resultado electoral del 18-F

El Gobierno llevaba cuatro años negando la necesidad de construir la embarcación, recuperada como señuelo electoral por el jefe del Ejecutivo

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Buque logístico que Navantia Ferrol construyó a demanda de la Armada australiana. Europa Press

El Gobierno, que llevaba cuatro años negando la necesidad de dotar a la Armada española con un nuevo buque de aprovisionamiento en combate, se ha dado cuenta ahora, a tres semanas de la celebración de las elecciones gallegas del 18 de febrero, de que esa embarcación sí resulta imprescindible para modernizar la flota de guerra. Ese es el mensaje que se desprende de la visita cursada el pasado miércoles por Pedro Sánchez a los astilleros ferrolanos de Navantia, donde anunció el compromiso adquirido por el Ministerio de Defensa para iniciar de forma casi inmediata la construcción de un navío que supondrá tres millones de horas de trabajo y la creación de 1.800 empleos directos e indirectos.

El nuevo buque anunciado por el presidente del Gobierno permitirá reforzar las funciones que hasta el momento han desarrollado, en el ámbito del apoyo y aprovisionamiento a los buques de guerra en alta mar, los dos únicos navíos de la Armada que tienen esa función principal, el Cantabria y el Patiño. Este último lleva ya 30 años surcando los mares de casi todo el mundo y, aunque su buena operatividad ha quedado demostrada en cientos de misiones, numerosos expertos coinciden en que necesita un recambio. Dicha opinión fue rechazada en varias ocasiones, durante los últimos años, por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que negó que el Patiño se hubiese quedado obsoleto. Así, en 2020 el Gobierno zanjó con rapidez una pregunta parlamentaria planteada sobre este particular por el Partido Popular con la siguiente respuesta: “Ni la Armada ni el Estado Mayor de la Defensa han transmitido la necesidad de contar con un nuevo buque de aprovisionamiento”. Meses después, la respuesta a una pregunta de Vox volvió a incidir en el mismo argumento: “Actualmente no existe entre los objetivos de capacidades militares la necesidad, a corto o medio plazo, de la obtención de ninguna capacidad adicional a la que ya proporcionan los buques de aprovisionamiento en servicio de la Armada”.

¿Por qué hace solo tres años el Ministerio de Defensa no se planteaba, ni a corto ni a medio plazo, construir un nuevo buque de guerra y ahora sí? ¿Ya ha pasado ese medio plazo al que se refería el Gobierno y conviene ir ‘jubilando’ al treintañero Patiño pese a los excelentes servicios que ha prestado en tiempos muy recientes formando parte de importantes misiones de la OTAN? Respuestas ‘haylas’ para todos los gustos, y abundan las que apuntan al interés electoralista del PSOE con motivo de la próxima apertura de las urnas en Galicia, pero en todo caso se trata de un proyecto que, si se materializa, permitirá a Navantia mantener su actividad en unos momentos de gran incertidumbre por la enorme competencia que ejercen los astilleros asiáticos.

El BAC Patiño protagonizó muchas informaciones en 2021, cuando el Gobierno de Portugal se interesó en su compra por una cifra que, a tenor de las noticias publicadas, rondaría los 80 millones de euros. Una delegación del país vecino llegó a trasladarse por aquel entonces a España para inspeccionar la embarcación y comprobar su estado, pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez negó que hubiese algún tipo de negociación al respecto al no haber tampoco previsión, por parte del Ministerio de Defensa, de construir un nuevo buque de esas características, auténticas bases flotantes que se encargan de suministrar a los demás barcos de guerra todo lo que necesitan mientras se encuentran en alta mar, desde combustible a munición, medicinas, asistencia sanitaria, agua potable e incluso tropas.

Navantia-Ferrol será ahora responsable de la construcción de un enorme buque similar al Cantabria, pero con mayores prestaciones aún que las que ofrece el BAC más moderno de la flota española, en servicio desde hace aproximadamente 15 años. El Cantabria, con 174 metros de eslora y 23 de manga, es el segundo buque de guerra más grande de la Armada española, solo por detrás del Juan Carlos I, que alcanza los 231 y 32 metros, respectivamente, y está considerado como uno de los BAC más avanzados del mundo. Además del enorme caudal de combustible y de líquidos que puede transportar para dar servicio a otras naves, cuyo volumen equivale al de diez piscinas olímpicas, el Cantabria cuenta con una base de helicópteros, un hospital de diez camas, un quirófano dotado con todos los adelantos técnicos, consulta de dentista y enormes hangares para almacenar todo tipo de suministros.

Escepticismo en Ferrol

La noticia sobre la construcción del nuevo buque ha sido acogida con ciertas dosis de escepticismo en la comarca de Ferrol debido a la fecha elegida para explicar este proyecto, cuando las urnas ya se divisan en el horizonte sin necesidad de usar prismáticos, y a la forma en que se hizo el anuncio en las propias instalaciones de Navantia, con la única presencia del presidente del Gobierno y de otras autoridades del PSOE tras el veto impuesto a los principales mandatarios del PP tanto a nivel autonómico como local. El temor consiste en que se trate de una simple estrategia electoral y que caiga en el olvido si el electorado gallego vuelve a otorgar al Partido Popular la mayoría absoluta que necesita Alfonso Rueda para permanecer al frente de la Xunta. 

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