Quantcast

España

MADRID

Vallecas, la 'plaza roja' que Ayuso tiñó de azul: "Es la primera vez que votamos al PP"

Los 'populares' han logrado ser la primera fuerza en el distrito del sur de Madrid, un hito sin precedentes en este histórico bastión de la izquierda, determinante durante la campaña electoral

Vallecas, la plaza roja que Ayuso tiñó de azul
Cartel por las elecciones de Madrid próximo al Puente de Vallecas. Leo Rama

Isabel Díaz Ayuso ha conseguido un hito sin precedentes en la política madrileña: lograr que el PP sea la primera fuerza en Vallecas. Esta zona del sur de Madrid, históricamente vinculada a movimientos obreros, mantiene su tradición contestataria. Y no solo por la cartelería que llama a los vallecanos "a las urnas". Ahora esa vocación de lucha está simbolizada por la figura de Ayuso. Si bien es cierto que las formaciones de izquierdas -sumadas- siguen siendo mayoría, y en algunos de los barrios se han impuesto PSOE y Más Madrid, el azul 'popular' ha teñido buena parte de su mapa tras las elecciones del 4-M.

"Es la primera vez que mi familia y yo votamos al PP", cuenta con cierto orgullo Óscar, de 49 años y vecino de Puente de Vallecas, tras toda su vida confiando en el PSOE: “Voté a Ayuso porque es una tía que nos ha esperanzado, y por supuesto a Pablo Iglesias ni de coña, y los socialistas nos están llevando a la ruina a nivel nacional, tío". "Yo siempre he votado al PSOE, ¡y si tuvieran a un tío como García-Page sí los votaría! Pero he dejado de votarles desde que Pedro Sánchez dijo que no iba a pactar con Podemos, y ahora pacta hasta con los independentistas, con Bildu... ¡Los españoles le damos igual! Sánchez nos ha pisoteado con tal de estar en la Moncloa. Y mira que Gabilondo me cae bien...".

Los votantes del PP ven en Ayuso a una heroína que ha hecho "lo que ha podido con lo que ha tenido". "No será muy lista, pero mira de quién se rodea: el Escudero, el otro, el otro...", prosigue Óscar, que recuerda que "ella fue la primera que tomó medidas con la pandemia", y valora positivamente la gestión que ha hecho de la crisis sanitaria: “Es verdad que en Madrid tenemos la tasa de incidencia altísima, pero al menos tenemos trabajo… ¡Es que eso ha sido Ayuso, tío! El Gobierno de Sánchez se ha ido a lo fácil, a cerrar, y eso no solo afecta a la hostelería, sino a todos los comercios del barrio. ¡Son muchos trabajadores! Pregúntales a los de Valencia si cuando se acaben los ERTE van a seguir con su trabajo”.

Entrada de Metro de Puente de Vallecas, en Madrid.

Inmigrantes con Ayuso

Alexandre Salcedo, de 42 años, lleva casi la mitad de su vida en España. Llegó en 2001 desde Colombia en busca de trabajo y no le ha faltado. Para cobrar más de lo que gana con su empleo en un taller mecánico de Cuatro Caminos, ahora -esta misma semana- ha decidido emprender montando su propio bar. Estaba esperando a conocer el resultado de las elecciones de Madrid para lanzarse: "Si hubiesen ganado los socialistas, me lo hubiese pensado". "Veo que con Ayuso la cosa va para adelante, y además promete bajar impuestos, quitar el estado de alarma...", señala Salcedo: "Todos mis compañeros del taller han votado por el PP... ¿Cómo vamos a votar a esta gente que miente?".

El colombiano Alexandre Salcedo estaba esperando a los resultados de las elecciones para decidirse a montar su propio negocio: "Si hubiesen ganado los socialistas, me lo hubiese pensado"

Salcedo se levanta y desayuna las noticias antes de ir a trabajar. Habla del "grupo de científicos que les salió de los huevos sin ningún catedrático adscrito" o de la incertidumbre de los primeros momentos de la pandemia: "Yo tengo dos personas mayores a mi cargo y unos días antes de que estallara todo los saqué del centro de día donde estaban... Y al final allí murieron 20 abuelos". "Si yo noté lo que estaba pasando con la pandemia, siendo un currito normal, ¿cómo no hicieron en el Gobierno lo que había que hacer?", se pregunta este colombiano afincado en España: "Ha sido mentira sobre mentira, y encima te las siguen sosteniendo como si fuéramos tontos... Ayuso lo hace por el bien de todos, no es ni de izquierdas ni de derechas".

La traición de Pablo Iglesias

Esa sensación de traición y desamparo es una constante entre quienes simpatizan con Ayuso y también entre quienes no la han votado, como Miguel Abolafio. Este joven de 20 años, si bien no comparte el ideario de la derecha, reconoce que Ayuso y Vox "hablan claro": "Aunque no simpatice, admiro que se digan las cosas con dos huevos". Algo muy distinto, entiende, en comparación con Podemos: "Pablo Iglesias ha hecho muy bien yéndose, porque se le tenía asco... Y eso que Podemos nace de una forma muy bonita, contra los dos partidos criminales de siempre, pero tú ves entrevistas de 2014 y ves lo que dice ahora, y como votante de izquierdas te ves traicionado". "Aquí somos todos muy de barrio hasta que tenemos un poco de dinero", enfatiza.

La marcha de Pablo Iglesias del barrio ha suscitado un enorme rechazo entre los vallecanos: "Aquí somos todos muy de barrio hasta que tenemos un poco de dinero"

El joven lamenta "la fragmentación de la izquierda", que a su juicio ha sido determinante en las elecciones: "A Ayuso la ha votado mucha gente que tiene trabajos precarios y al votarla te aseguras estabilidad". Por el contrario, cree que la percepción generalizada es la de que en España hay "un Gobierno débil". Como Abolafio, otros muchos jóvenes comparten esa sensación de abandono, de desconexión de la realidad por parte de los partidos de izquierdas. De su grupo de 20 amigos, dice, ninguno ha ejercido su derecho al voto: "Hemos crecido con gobiernos de mentiras, en una democracia entre comillas y luego, cuando tienes la opción de votar, ves lo que hace la izquierda, y ves los chiringuitos y los coches oficiales... Y votas lo que va a ser más seguro". "La izquierda lo único que ha hecho es llamar fascista a la derecha, y eso no es hacer política", concluye.

Rechazo a la violencia en la 'plaza roja'

En Vallecas no olvidan los incidentes en la llamada 'plaza roja', la Plaza de la Constitución próxima a la estación de Metro Alto del Arenal donde se produjo un sonado enfrentamiento entre policías y manifestantes contrarios a Vox cuando el partido de Santiago Abascal trataba de celebrar un mitin. Las imágenes de las agresiones a agentes y pedradas a los asistentes al acto dieron la vuelta a España. Un boicot que determinó los primeros compases de los comicios madrileños. "En este barrio hay una crispación increíble", asevera uno de los vecinos, convencido del flaco favor que hace a la democracia un suceso de ese calibre.

Un Policía Nacional es derribado por los manifestantes tras el mitin de Vox en Vallecas

Son muchos -mayoría- los vecinos de Vallecas que se han decantado por apoyar a formaciones de izquierdas, y pocos abogan por usar la violencia. "Esa técnica no ha funcionado", insiste otro vecino, que aboga por "suavizar el tono" y buscar la concordia. "Ahora la victoria de Ayuso hay que respetarla", coinciden Alberto y Lola, una pareja de jubilados que entienden el contexto: "La gente quiere salir y trabajar, quiere que los bares estén abiertos". Ellos lo vieron venir. "La gente ya está harta, en Vallecas hay gente trabajadora que ha votado a la derecha, y hay que aceptarlo", afirma él con el beneplácito de ella.

Los hay también menos empáticos. "Van todos a lo mismo, mienten mucho, dicen que va a haber trabajo... ¡Mi hijo lleva en el paro ocho años y aún no lo han llamado!", lamenta Concha, nombre ficticio de una madre que desconfía de Ayuso como lo hace de los demás candidatos: "Con el de Podemos nos llevamos una decepción, porque lo votó mucha gente aquí para luego irse del barrio donde los ricachones, no tienen vergüenza ninguna, van todos a llenarse los bolsillos, les dejan su buena paga... Y sin embargo se murió con 40 años cotizados y me queda una mierda de paga".

"La gente está muy desesperada y la desesperación es muy mala consejera", opina otro vecino que "ni queriendo" votaría a Ayuso: "Ante el hartazgo, hay mucha gente que se encomienda a falsas esperanzas, y muchos han votado a Ayuso por el rollo de la cerveza". Precisamente con un caldo de cebada en mano, a las puertas de una pequeña taberna, Manuel, otro vecino, clama contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. "Las autoridades deberían pararle los pies a esta señora", considera, por la misma "falta" de restricciones que le permiten estar consumiendo en un bar mientras en otros puntos de España toda la hostelería ha cerrado. "No cabe en cabeza humana".

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.