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España

La Atención Primaria al borde del colapso: aumenta un 52% el tiempo de espera desde 2019

El Ministerio de Sanidad publicó el 3 de noviembre el Informe del Servicio Nacional de Salud, un documento en donde se refleja el grado de satisfacción de la ciudadanía con la Atención Primaria

La Atención Primaria al borde del colapso: aumenta un 52% el tiempo de espera desde 2019.
Una señora espera en silla de ruedas en el Complexo Hospitalario Universitario. EP

La Atención Primaria sigue siendo la gran damnificada de la crisis sanitaria. Y no es para menos. Desde el inicio de la pandemia, los profesionales del sector han demandado la necesidad de ampliar el personal, sobre todo en los centros sanitarios que se veían saturados por la cantidad de personas que acudían diariamente. Un número desproporcionado que, visto lo visto, ha provocado que los plazos de espera y las citas de los médicos de cabecera se retrasen, hasta el punto de aumentar un 52% el tiempo de espera desde 2019.

Una realidad que los datos avalan. El Ministerio de Sanidad publicó el pasado viernes 3 de noviembre el Informe del Servicio Nacional de Salud (SNS), un documento donde se refleja el grado de satisfacción de la ciudadanía con la Atención Primaria y con la sanidad pública en términos generales. "El documento publicado por Sanidad señala que la población califica con un 7,2 sobre 10 la atención hospitalaria y con un 6,2 la Primaria, que incrementó un 23% las consultas en 2022", explica el Ministerio en el comunicado.

Un año 2022 que ha estado marcado por el incremento de consultas en la actividad asistencial hospitalaria, la cual ascendió hasta los casi cuatro millones de pacientes ingresados, de los cuales 3,4 millones fueron de intervenciones quirúrgicas. No solo eso, sino que las consultas también experimentaron un aumento llegando a los 82 millones. A pesar de estos hitos en la sanidad pública, la ciudadanía ha puntuado, según el estudio del SNS, positivamente a los profesionales del sector. Aunque no todo es de color de rosas.

Como ya explicamos en Vozpópuli, los centros de salud no han recibido un solo euro del Gobierno del presupuesto "histórico" que se había planeado destinar para hacer frente a la 'ineficiencia' de algunos centros y de la Atención Primaria. Así consta en el último informe de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE); sin embargo, el Ministerio de Sanidad ha indicado que "el gasto sanitario público en 2020 se sitúa en el 8,1% del PIB, lo que supone el 73,5% del gasto sanitario total, y ha aumentado un 25% desde 2016".

Unas ayudas que no llegan y una falta de personal, factor crucial para el correcto funcionamiento y el poder atender a todas las personas en la Atención Primaria, son los dos pilares que han provocado el 'declive' de uno de los pilares básicos de nuestro sistema sanitario público. Una realidad que el propio informe del SNS refleja, revelando que en menos de tres años el tiempo medio de espera ha pasado de estar en 5,8 días, a 8,8 días.

El 67,1% de las personas tienen que esperar más de un día a la consulta en la Atención Primaria

Dentro del SNS, se dedica un apartado a los tiempos de espera de la Atención Primaria. Unas cifras que dejan ver las costuras del Gobierno y del sistema sanitario español. Un descenso generalizado en menos de tres años que preocupa. Ya lo avisaba la OCU hace meses. La entidad hablaba de una evolución a peor en 20 años y que el porcentaje de personas que habían recibido una cita con su médico de cabecera para el mismo día o el siguiente era del 19% en 2023, frente al 40% en 2019.

Ahora son los datos oficiales los que hablan por si solos. "En 2022 el 10,8% de las personas fueron atendidas en el mismo día que pidieron la cita para una consulta médica de atención primaria y el 12,6% la consiguieron al día siguiente", aseveran en el informe. Lo realmente preocupante es la comparación de dichas cifras con las del año 2019, pasando de un 15,5% de personas que consiguieron citas para el mismo día, a un 10,8%.

En cuanto a las citas para el día siguiente, la caída es aún más preocupante, pasando de un 26,8% en 2019, a un 12,6%, es decir, que se ha reducido más de la mitad el porcentaje de consultas para el día siguiente. Una disyuntiva que, evidentemente, habla de manera negativa de la gestión del Gobierno y del colapso que se sufre diariamente en los centros de Atención Primaria.

El quid de la cuestión, la caja de pandora de la cuestión, se encuentra en los días de esperas para aquellas personas que consiguen cita con más de un día de espera. El Ministerio de Sanidad indica que "el 67,1% esperó más de un día, con un tiempo medio de espera de 8,8 días, frente al 50,6% que estaba en esta situación en 2019, con un tiempo medio de espera de 5,8 días". Esto se traduce en un incremento de un 52% del tiempo de espera desde el 2019. Como último punto, un 5,2% obtuvieron la cita pasado más de un día, por preferencia propia. Una serie de casos excepcionales y puntuales que se han añadido a la estadística.

¿Cómo hemos pasado de alardear de uno de los mejores sistemas sanitarios a nivel mundial, a tener una estructura precaria y que carece de capacidad para asistir a toda la ciudadanía? Pues, en primer lugar, por la escasez de personal y la falta de medios para hacer frente a la aglomeración de personas que acuden a la Atención Primaria, en especial durante estas fechas.

No solo eso, sino que la especialidad de Medicina de Familia, al ser conocedores de los sueldos tan precarios y de las horas y el esfuerzo que implica el puesto, pierde atractivo para los recién salidos del MIR, dejando la Atención Primaria sin un relevo generacional. Zonas desérticas donde la cantidad de personal brilla por su ausencia y con unas condiciones laborales que no tienen nada que ver con otras áreas como la Dermatología o Cirugía Estética, los desencadenantes de una tormenta perfecta que ha dibujado el actual panorama desolador de la Atención Primaria.

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  • D
    DJUNQUERA

    Las medidas anti-COVID tipo cita previa han convertido los servicios públicos (administración, sanidad...) en trabajadores indolentes y vagos.
    En el caso concreto de la sanidad, se traduce en una sobrecarga en los servicios de urgencia, tanto de atención primaria como hospitalaria, que impiden el uso para los fines para los que fueron creados.