Quantcast

España

El abogado Melero, España y las corbatas de Ortega Smith

Javier Melero (centro) junto al editor Francisco Martínez Soria (izq.) y Arcadi Espada (dcha.)

El abogado Javier Melero es para el independentismo como esos futbolistas díscolos a los que se les perdonan todos los excesos fuera del campo porque luego en el césped marcan goles. Por eso CiU le contrata desde los tiempos de Pujol padre aunque no sea uno de los suyos, más bien todo lo contrario. Por eso se le consiente, entre otras cosas, que en lugar de elegir el plató de TV3 haya preferido a la prensa española -”¡manipuladora!”- para vender su libro, El encargo (Ariel), en el que narra las interioridades del juicio del procés

Defendió al exconseller de Interior Joaquim Forn, de los de CiU de toda la vida. “Ya me conoces, ya sabes qué tipo de defensa voy a hacer”, le avisó antes de desplegar en el juicio una estrategia alejada de victimismos histéricos. Cuando muchos de sus compañeros se rasgaban las esteladas ante lo que tacharon como un juicio político, él estableció un muro al proclamar que aquello era “un juicio penal, como una estafa”. Visto ahora, su comparación anticipó el fallo de Marchena mucho antes que nadie.  

No es la defensa de Forn lo que le convertirá en una suerte de Atticus Finch, sino haber salido tantas veces en defensa de su amigo Arcadi Espada al que eligió para que le presentase el libro en Madrid. El lugar fue una librería de la calle Serrano, ubicada entre joyerías y tiendas de ropa cara. Quiso la organización situar el acto en la zona infantil. Ahí, entre libros de Ninja Kid y Pocoyó, se habló de Cataluña y ocuparon sus asientos Esperanza Aguirre o Cayetana Álvarez de Toledo, quien agradeció al letrado su rigor técnico en el Tribunal Supremo. En la última fila se apostaron algunos vencidos del team rebelión, entre ellos el fiscal Javier Zaragoza.

A Espada le "irrita" su equidistancia

No tardó ni cinco minutos en salir la primera referencia a Josep Pla. Después vendrían varias más. Espada definió a Melero como “una especie rara”, un “hermafrodita entre el outsider y el insider, entre Marlowe y Colombo”. No rehuyó su perfil polémico Espada al admitir que su amigo -con quien comparte cierta paternidad en el alumbramiento de Ciudadanos- practica una equidistancia que le irrita. “Nuestro principal tema de discusión es la verdad, para él (Melero) no tiene la más mínima importancia, es una cuestión estética”, zanjó. Luego Melero admitió que, como abogado, la mentira es algo bastante frecuente: “Me llevo bien con ella”.

Melero empezó por el principio. El encargo de defender a Forn llegó tras ofrecer una conferencia en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona ante cargos de Convergencia. Se titulaba Riesgos penales de la celebración del referéndum. “Empecé por el delito de rebelión y la gente empezó a morirse de risa”. En ese momento, el fiscal Zaragoza, con su último escrito aún humeante, miraba atentamente a Melero de abajo a arriba con la barbilla pegada al pecho. “Lo que les preocupaba de verdad era la malversación y la desobediencia”, siguió el encargado.

Durante las interminables sesiones del juicio, el abogado empezó a tomar notas para el libro y en ellas describía a los personajes para no olvidarse. A veces en exceso. “Ortega Smith se hace los nudos de corbata más anticuados, alguien tenía que decirlo”. “Menuda novedad”, le apuntó Espada. “Las de Torra, en cambio, parece que se las elige Caucescu”,  “pero escribe bien”... El dúo se enzarzó luego en el peinado de Puigdemont y por un momento parecieron olvidarse de que había unas 30 personas mirando, incluso tomando notas.

Cataluña no es Alemania

Melero se siente libre. En una entrevista concedida a Vozpópuli dijo que a él lo que de verdad le hubiera gustado es defender a Albert Speer, el arquitecto de Hitler que pidió perdón en Nüremberg. Con todo se mostró firme al defender que Cataluña no es la Alemania de los años 30 porque aún no se ha abordado la cuestión biológica si bien concede que los sueños del independentismo aún le dan miedo. Dejó una frase a modo de alegato para resumir su pensamiento: “La unidad de España me importa lo mismo que la de Luxemburgo, lo que no me gusta es que ellos quieran crear un Estado a las bravas y me metan dentro”. Ellos.

“Cómo se nota que está en Madrid, en Barcelona no habla tan claro”, susurró una persona entre el público. Si no fuera porque proyecta cierta imagen de calculado cinismo, se asemejaría al protagonista de El puente de los espías, la película de Spielberg en la que un abogado asume la defensa de un espía ruso en Estados Unidos. En plena Guerra Fría, lo hizo hasta las últimas consecuencias frente a la incomodidad general, incluido su Gobierno. Melero define a CiU como “un buen cliente”. Al final el Tribunal Supremo condenó a Forn a diez años y medio de cárcel. “Para la que nos han dado, con un abogado de oficio hubiese bastado”, bromeó a primera hora en una entrevista en Onda Cero.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.