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España

Los cuatro frentes abiertos de Pablo Iglesias tras el 26J

El líder de Unidos Podemos Pablo Iglesias, acompañado por Alberto Garzón e ïñigo Errejón.

Mar gruesa en las filas de Podemos. La formación que dirige Pablo Iglesias está empezando a sentir, tras dos años en los que el partido no hizo más que crecer, que el viento sopla en contra. Han pasado solo tres días desde que la coalición Unidos Podemos obtuviera algo más de un millón de votos menos que los obtenidos por los dos principales partidos de la coalición, Podemos e Izquierda Unida, el pasado 20 de diciembre. Los resultados del pasado domingo, que le otorgaron a la lista que lidera Iglesias 71 escaños, no han hecho sino abrir heridas allá donde antes había una eficaz maquinaria electoral.

Este malestar interno que asola a la organización ha tenido su expresión en las palabras del secretario de Organización, Pablo Echenique, que envió un mensaje interno a los 80 miembros del Consejo Ciudadano, en el que aseguraba que "las guerras internas nos desangran, nos queman y nos hartan" y apuntaban que "para que crezca el amor no sólo hay que regarlo sino también extirpar las malas hierbas de las violencias enquistadas". Echenique ha publicado un mensaje en su Facebook explicando dicho mensaje y agradeciendo que gracias a la filtración "ahora todos los inscritos de Podemos están al día respecto de una hoja de ruta que creo que hará mucho bien a nuestro movimiento".

En Galicia, la formación morada perdió 67.000 votos respecto a los comicios de diciembre

Galicia

Uno de los puntos conflictivos para la formación morada es la guerra interna que ha surgido en Galicia. Con unas elecciones a la vuelta de la esquina y un batacazo de 67.000 votos perdidos en la comunidad el pasado 26J, en los últimos días voces de la organización, como el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, han pedido "enterrar el hacha de guerra, dejarnos de peleas internas y ponernos a trabajar y construir un proyecto de futuro para este país". Estas palabras, que el regidor pronunciara el pasado martes han supuesto uno de los primeros reconocimientos de "peleas internas", después de episodios como que el portavoz de Anova, Xosé Manuel Beirás, llamara "desleal" a Yolanda Díaz, de Esquerda Unida, u otros sucesos que no han sentado bien en la agrupación de movimientos, según reveló La Voz de Galicia.

El movimiento ciudadano aún no tiene decidido su candidato para las elecciones autonómicas en Galicia si es que deciden ir juntos, y mientras el alcalde coruñés Xulio Ferreiro, una de las caras más conocidas de las mareas, intenta acelerar lo máximo posible el proceso, que defiende debe construirse por partidos y agrupaciones municipalistas, el regidor de Compostela, Martiño Noriega, no comulga con las prisas ni con la autocrítica en público entre los actores dentro de estos movimientos.

País Vasco y los subgrupos en el Congreso

Otro frente abierto para la formación de Pablo Iglesias es su delegación en País Vasco, en donde los diputados vascos de la formación han reclamado un subgrupo propio dentro del grupo parlamentario en el Congreso. En la pasada legislatura, Podemos ya dividió su grupo parlamentario en tres subgrupos: En Comú Podem, En Marea y el grupo confederal de Podemos, dado que Compromís abandonó este grupo parlamentario e intentó formar un grupo propio, algo que no lograron y tuvieron que pasar al grupo mixto. En esta legislatura, y si Iglesias cede a las reivindicaciones desde País Vasco, podría tener que dividir su grupo en cuatro, cinco o seis subgrupos: En Comú Podem, En Marea, Podemos Euskadi, Izquierda Unida - si así lo reclaman-, A la Valenciana - si decide quedarse - y el grupo confederal (además, Sergio Pascual ha pedido un grupo propio para Andalucía). De esta forma los turnos de palabra y el protagonismo de Podemos quedaría relegado a una amalgama de portavoces, limitando en cierta forma la visibilidad que otorga el Congreso de los Diputados.

En esta legislatura, Podemos podría tener que dividir su grupo parlamentario en cuatro, cinco o seis subgrupos, lo que reduciría notablemente la visibilidad que otrogra el Congreso de los Diputados

Andalucía

Pero los problemas de Podemos no se limitan al norte. La formación morada también encuentra voces discrepantes en el sur, y es que, además de los reclamos anticapitalistas por 'refundar' Podemos, la secretaria general de Podemos en Sevilla ha lanzado una crítica contra la dirección, en concreto, en relación a la confluencia con Izquierda Unida: "No ha funcionado, aunque quizás éste no haya sido el único factor", ha asegurado Begoña Gutiérrez, también en relación al hecho de que el secretario de Organización de Podemos en Andalucía, Jesús Rodríguez, haya hecho un llamado a la "autocrítica" por la campaña "un tanto conservadora" que, a su juicio, se ha realizado en el conjunto del país.

Lucha interna

Y es que el fracaso de la coalición impulsada por Pablo Iglesias y Alberto Garzón ha acabado con la sonrisa en la formación. Si el pasado lunes Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos y estrecho colaborador de Iglesias, cargó contra la campaña diseñada por Íñigo Errejón, voces 'errejonistas' lo hicieron contra Iglesias por su coalición. No es menor el conflicto en la federación de izquierdas en la que está integrado el Partido Comunista, en donde se han escuchado voces críticas contra Garzón por su pacto con Iglesias. El propio Errejón ha criticado este miércoles la coalición con IU al considerar que "no ha funcionado".

El propio Íñigo Errejón ha criticado este miércoles la coalición con Izquierda Unida al considerar que "no ha funcionado"

Otras voces han salido al paso tras los malos resultados, una de ellas, el exsecretario general de organización de Podemos, Sergio Pascual, que fuera cesado por Pablo Iglesias por "una gestión deficiente", ha publicado un artículo en el diario El País, en el que pese a que defienda la confluencia, critica cómo se ha llevado a cabo esta tarea. Pascual apunta a dos supuestos sobre el fracaso de la confluencia: "La identidad primigenia de Podemos, aquella que apuesta por la transversalidad, que busca acoger sentires múltiples y aborrece las etiquetas por su efecto centrífugo, habría difuminado el mensaje y desmotivado a los electores pendientes de consolidar". Además, Pascual apunta que la unión a la formación que dirige Alberto Garzón "habría introducido serias dudas sobre la continuidad de Podemos y nos habría empujado hacia el rincón donde se encontró durante años nuestro nuevo socio".

En el artículo 'Juntos, pero no revueltos', el diputado electo de nuevo este 26J por Sevilla explica que le quedan "nuevos retos" a la formación, como "la descentralización y la definición de las bases organizativas que posibiliten en esta fase no electoral la construcción de un movimiento popular que eche raíces en cada barrio y cada pueblo", o pensar en el papel de cada uno de los grupos parlamentarios de la formación, pasando por la creación de "un merecido grupo propio. Una voz propia andaluza".

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