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Economía

2022: Telefónica se pone a tiro de acabar en manos de capital extranjero

El operador ha visto reducidos sus ingresos y perímetro notablemente en los últimos años

Telefónica pone a De Paz, afín al PSOE, en un puesto clave para los fondos UE
Edificio de la sede de Telefónica en Madrid. EP

Telefónica es apetecible, asequible. Por las condiciones en las que se encuentra, está a tiro de recibir una Oferta Pública de Adquisición (OPA), sobre todo si se analiza lo sucedido con Telecom Italia.

La norteamericana KKR lanzó precisamente en noviembre del año pasado una OPA amistosa por la empresa de comunicaciones italiana. El fondo expresó entonces su intención "no vinculante e indicativa" de lanzar una oferta pública de compra sobre la totalidad del capital de la 'teleco' italiana. KKR pagaría 0,505 euros en metálico por cada acción de Telecom Italia, lo que supone una prima de casi el 46% respecto a los 0,3465 euros a por acción a los que cotizaba la italiana en el momento de la propuesta de OPA.

Como prácticamente todas las empresas del sector en el viejo continente, Telecom Italia no atraviesa por un buen momento. La que mejor está sorteando la crisis, con la presión de las compañías de bajo coste como principal amenaza, es la alemana Deutsche Telekom -si nos fijamos en los grandes del sector-. En enero de 2017 su acción cotizaba a 16,36 euros; hoy lo hace a 16,18 euros. A pesar de que su valor no haya aumentado, si se analizan las cifras del sector su situación es todo un triunfo.

En el polo opuesto se encuentra Telefónica. El operador español no da con la fórmula de levantar la acción, que se mueve en los tres y cuatro euros desde hace más de un año. No ayudan tampoco a empujarla unos resultados financieros que, si bien parecen ralentizar su caída en los últimos tiempos, son de una dimensión generosa si se miran con una mayor horquilla temporal.

En 2016, cuando José María Álvarez-Pallete llegó a la compañía, el operador de telecomunicaciones ingresaba un total de 52.036 millones de euros en los mercados en que opera -Europa y Latinoamérica-. Hoy esta cifra es de 43.076 millones de euros. En España ingresó 12.713 millones en 2016 por los 12.401 millones de euros de 2020. Podría colgarse el sambenito de 'culpable' sobre los hombros de Pallete, pero lo cierto es que la tendencia viene de antes. En 2010 el operador facturaba en total 60.737 millones de euros. Es decir, ha perdido casi un tercio de los ingresos. En el caso de España el negocio se ha reducido desde los 18.711 millones de euros hasta los 12.401 millones de euros en una década. De los grandes operadores europeos, Telefónica es el que peor parado sale. Hace diez años ocupaba el puesto número cinco del ranking por facturación. En la actualidad ocupa la novena plaza.

Una ley para Telefónica

Son todos estos indicadores los que han hecho saltar las alarmas acerca de una posible OPA. También en el Gobierno, que viendo la crisis que se avecinaba con la pandemia marcó territorio con una ley que le permite tener la última palabra en el caso de que una multinacional o fondo pretenda entrar en el capital de cualquier empresa considerada estratégica. Cae como fruta madura que Telefónica, con gran parte de las redes de telecomunicaciones del país en su poder, es una de estas empresas.

No es menos cierto que, si hay quien busca una oportunidad de entrar en el capital de una de las grandes del sector en Europa, Telefónica es de las más interesantes por valor de capitalización e ingresos. Por no hablar de que cogería una compañía muy saneada en plantilla si hablamos de España. El último PSI o plan de bajas incentivadas firmado por la teleco con los sindicatos dejará la plantilla a niveles de 1951, tal y como publicó Vozpópuli. Ahí es nada.

Sin embargo, quien llevara a buen puerto una OPA -en el hipotético caso de que el Gobierno lo permitiera- tendría que lidiar con el lastre que es hoy Latinoamérica. Una región de la que Pallete quería desprenderse, total o parcialmente -a excepción de Brasil-, cuando en noviembre de 2019 anunció el nuevo plan estratégico del operador. Cuatro meses después llegó la pandemia del coronavirus. El resto ya lo conocemos; el mundo se paralizó. Las empresas de telecomunicaciones han sido críticas para el mantenimiento del teletrabajo y el estudio a distancia pero no ha habido un retorno en las cuentas de las corporaciones dedicadas a ofrecer este tipo de servicios.

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