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Banca

El Santander engorda en 7.000 millones la bolsa de crédito en riesgo de impago

El equipo directivo descarta elevar de forma significativa las provisiones en el último trimestre y en 2024 por la fortaleza del empleo en los mercados en los que opera

Santander
La presidenta de Banco Santander, Ana Botín.

Primeras señales de alarma en los estados previos a la morosidad. Banco Santander ha engordado en 7.000 millones de euros la bolsa de crédito bajo vigilancia especial por las dudas de que los clientes puedan afrontar sus obligaciones de pago. El grupo declara una exposición a este tipo de préstamos de 77.000 millones de euros, cuando hace un año se situaba en los 70.000 millones, según las últimas cuentas correspondientes a septiembre.

Los créditos bajo vigilancia especial, que se incluyen dentro de la categoría de stage 2 o fase 2 como se conoce en el argot financiero, no son fallidos, pero se considera que el riesgo de entrar en impago ha crecido significativamente en los últimos meses.

Santander mantiene a raya la tasa de morosidad del grupo en el 3,13%, con un saldo de morosos estable de 36.000 millones. Pero los préstamos en riesgo de deterioro suponen más del doble de la tasa general, alrededor del 7% de la cartera de crédito del grupo.

"El BCE pone el foco en que los créditos con los primeros retrasos en el pago de cuotas se contabilicen correctamente para evitar un estallido de la morosidad

La nueva normativa contable IFRS9, que entró en vigor hace cuatro años, obliga a los bancos a clasificar como crédito dudoso los préstamos impagados durante 90 días y pasar a 'stage 2' sólo aquellos en los que los clientes hayan retrasado el pago de las cuotas durante un mes.

El Banco Central Europeo (BCE) está preocupado por un estallido súbito de la morosidad por las subidas históricas de los tipos de interés y vigila que las entidades clasifiquen correctamente los créditos bajo vigilancia para evitar sorpresas en el futuro. Luis de Guindos, vicepresidente del Eurobanco, ya alertó recientemente en un foro financiero organizado por Expansión sobre las primeras señales de alarma en los impagos y pidió más provisiones a las entidades como medida de prudencia y ahora que están registrando beneficios récord.

Refuerzo de dotaciones por los tipos y la inflación

El Santander, de hecho, reforzó las provisiones un 21% en los nueve primeros meses del año por el aumento “previsto” provocado por las subidas de los tipos y la inflación, como puso de manifiesto la cúpula del banco.

Sin tener en cuenta el efecto divisa, el grupo elevó en más de 1.500 millones las dotaciones, con lo que el coste del riesgo, que mide las dotaciones para insolvencias sobre el total de créditos a la clientela, cerró septiembre en el 1,13%.

Esta ratio refleja el perfil de riesgo y es mejor cuanto más baja. El equipo directivo prevé que el coste del riesgo no alcance el 1,2% al cierre de este año, gracias a la fortaleza del mercado laboral en la mayoría de sus principales mercados. “No vemos un riesgo significativo en la morosidad. Mientras aguante el empleo no habrá problemas en la mora”, garantizó ayer José García Cantera, director financiero del Santander.

Colchón suficiente

Con el nivel actual de dotaciones, el grupo considera que tiene un colchón suficiente para afrontar posibles impagos y descarta elevarlas de forma significativa en el último trimestre de este año y en 2024. La tasa de cobertura, una ratio que mide la protección del banco ante la morosidad, se sitúa en el 68%. Una caída frente al 70% de hace un año pese al incremento citado del 21% en las provisiones.

Santander obtuvo un beneficio atribuido de 8.143 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un 11,3% más respecto al mismo periodo de 2022. El grupo pone rumbo a cerrar el año por encima de los 10.000 millones, pese a pagar 224 millones de euros por el impuestazo. El equipo directivo estima que el cargo para la tasa del próximo año será una cifra similar.

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