Economía

La gasolina sube más que el petróleo porque Europa se olvidó del refino

La Unión Europea ha cerrado desde 2009 un total de 24 refinerías, más del 10% de la capacidad de refino del continente. España se sale de está estadística con un aumento de su capacidad del 16% en el mismo período

La gasolina sube más que el petróleo porque Europa se olvidó del refino
Instalaciones de refino Europa Press

La culpa de los altos precios de la gasolina no la tiene sólo que se ha cortado el grifo del petróleo ruso. Un claro reflejo de ello es el encarecimiento del diésel, que representa el 80% del consumo de combustibles en España. Este derivado del petróleo ha subido más del doble que el precio del crudo Brent, la referencia de Europa, desde la invasión de Ucrania. Una diferencia que reside en Europa se ha ido olvidando en la última década de la industria del refino y ahora está pagando este descuido. 

Europa se encuentra en plena tensión con Rusia con una gran debilidad en el negocio del refino, una industria estratégica que se dedica a convertir el petróleo en combustibles como la gasolina, el diésel, el queroseno, el propano o el butano. La Unión Europea ha cerrado desde 2009 un total de 24 refinerías, más del 10% de la capacidad de refino del continente. El principal argumento de esta tendencia es la poca rentabilidad que estaban encontrando las refinerías europeas, pese a que el consumo de gasolina, diésel y queroseno ha aumentado en la última década cerca de un 1,5%. 

Si a este escenario de escasez de capacidad de refino se añade un corte en el suministro del principal proveedor de petróleo, como es Rusia, esta industria bloquea el suministro. Como explican desde el sector a Vozpópuli, muchas refinerías europeas no están preparadas para cambiar de proveedor de petróleo. El crudo tiene diferentes calidades según su origen y, según estas propiedades, se necesita unas temperaturas y una diferente adaptación de las unidades de destilación para lograr los carburantes que se buscan. 

Estos factores han provocado que falten plantas de refino y que muchas de las que hay solo están preparadas para el petróleo ruso. Por lo tanto, se quedan inútiles. Existen casos como la refinería alemana de Stade, al oeste de Hamburgo, que se conecta a un oleoducto que proviene de Rusia, es una de las plantas más relevantes para suministrar combustible en el norte de Alemania. 

Otro caso sonado estas semanas es la decisión del Gobierno de Austria de liberar sus reservas estratégicas de combustibles para evitar una posible escasez tras un accidente en la mayor refinería petrolífera del país. Austria ha liberado 112.000 toneladas de diésel y 56.000 de gasolina para cubrir la producción perdida por un accidente el viernes en la refinería de Schwechat en Viena.

No sólo es el petróleo ruso

Los problemas en las centrales de refino de petróleo se suma al encarecimiento de su funcionamiento. Estas plantas también se ven afectadas por las subidas de la electricidad, el aumento del mercado de emisiones e incremento del precio del gas natural que necesitan para su operativa. Las deficiencias que tienen los países de la Unión Europea a la hora de convertir el petróleo en combustible se han ido compensando en esta década con la importación de producto ya refinado de sus mismos socios. 

La UE importa un 18% del diésel que consume y, casualmente, Rusia es el principal proveedor. Una cifra difícil de sustituir porque el posible candidato a sustituir esta cantidad es China. Aunque, como avisan las mismas fuentes del sector, la estrategia del Gobierno chino es ahora limitar la venta al exterior para asegurar su suministro interno. 

Evolución de preciosClara Rodríguez

Múltiples factores que descontrolan el precio de los carburantes. Siguiendo con el ejemplo concreto del diésel, hasta el pasado 15 de junio, el precio del crudo Brent había aumentado un 28% desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, mientras que el diésel en Europa se ha disparado en el mismo período un 66%. Un dato que es especialmente sensible en la inflación europea. El diésel es el encargado de mover camiones, furgonetas, excavadoras… Por lo tanto, este combustible es uno de los responsables del encarecimiento de toda la cadena de suministro de bienes de consumo en Europa. 

¿Qué pasa con el refino en España? 

La industria del refino en España ha ido en otra dirección completamente diferente a Europa. Mientras que la Unión Europea ha perdido el 10% de su capacidad de refino desde 2009, España ha incrementado su capacidad un 16% desde el mismo período, con una inversión de más de 7.000 millones de euros en esta industria. 

Según describe la Agencia Internacional de la Energía (IEA en sus siglas en inglés), “España tiene una industria de refino grande y relativamente compleja, con ocho refinerías para producir productos petrolíferos”. Además, cuenta con Asesa, una planta propiedad de Repsol y Cepsa, que desde el sector no se incluye en el grupo de refinería aunque se encargue de producir betunes asfálticos, un derivado del petróleo clave en la construcción de carreteras. 

Otra refinería que ya se queda fuera de esta lista la situada en Tenerife, propiedad de Cepsa. Una planta que detuvo las actividades de destilación en 2018, pero ha servido como lugar de almacenamiento para asegurar el suministro ininterrumpido de las Islas Canarias. Repsol tiene cinco refinerías (Bilbao-Petronor, Cartagena, La Coruña, Puertollano y Tarragona), Cepsa tiene dos (Algeciras y Huelva) y British Petroleum (BP) cuenta con su planta en Castellón. 

La refinería de Repsol en A Coruña Europa Press

El despliegue de inversiones en España ha permitido una mayor adaptación al petróleo de diferentes orígenes y que abre más el mapa de suministro. Ocho de las nueve refinerías están ubicadas en la costa y son fácilmente abastecidas por barco. Únicamente la refinería de Puertollano de Repsol se encuentra en el interior y se abastece de crudo a través de un oleoducto de 358 kilómetros conectado con el puerto y la refinería de Cartagena.  

Estas empresas sacan pecho de su evolución con respecto a Europa, aunque reconocen que el mercado nacional sufre el estrés de precios por el factor internacional que tiene esta industria. Por lo tanto, por mucho que se hagan bien las cosas en un mercado, siempre 'se resfriará' si la industria europea 'estornuda'.

Las compañías de refino sí destacan que España, gracias a la inversión que han realizado en la última década, no solo tiene garantizada la seguridad de suministro para la población y la industria. Un argumento que utilizarán en los próximos meses ante el inminente impuesto que pretende imponer al negocio energético el Gobierno español

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