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El Gobierno asume que España tendrá que acoger "cientos de miles de inmigrantes" para pagar las pensiones

El país necesita que lleguen para trabajar 191.000 inmigrantes al año como mínimo durante los próximos treinta años. En 2050, habríamos acogido a unos 5,7 millones de extranjeros nuevos que se sumarían a los 2,1 millones que ya trabajan en nuestro país

El Gobierno celebra que en 2050 habrá un millón menos de alumnos porque permitirá duplicar el gasto
Pedro Sánchez, durante la presentación de la estrategia 'España 2050' EP

El Gobierno de Pedro Sánchez asume que España tendrá que acoger e integrar laboralmente a cientos de miles de inmigrantes de aquí a 2050 para poder compensar la caída en el número de trabajadores españoles (por el envejecimiento de la población) y poder pagar las pensiones, tal y como se refleja en su plan 'España 2050' que el presidente ha presentado este jueves.

En concreto, según sus cálculos, el país necesita la llegada de 191.000 inmigrantes cada año como mínimo, para que el sistema de Seguridad Social sea sostenible. Esto supone que al cabo de treinta años, cuando acabe en 2050 el horizonte de proyección, España contaría con 5,7 millones de extranjeros nuevos trabajando. Actualmente, el número de extranjeros dados de alta en la Seguridad Social asciende a 2.111.420 trabajadores.

"Otra cosa que nuestro país tendrá que hacer para limitar la reducción de su fuerza de trabajo es acoger e integrar a cientos de miles de personas inmigrantes de aquí a 2050, logrando, como mínimo, un saldo migratorio (la diferencia entre las personas que entran y las que salen) superior a las 191.000 personas cada año. Si podemos integrar a más, mejor", recogen en el documento.

Este volumen medio de llegadas al año será ligeramente superior al promedio observado entre 1990 y 2019.

La inmigración puede ser, para un país como España, más una fuente de soluciones que de problemas"

"Esta entrada de población ayudará, en parte, a mitigar el desafío demográfico en el corto y medio plazo, pero no lo resolverá por sí solo a largo plazo, ya que la población inmigrante también envejece y tiende a adaptar los patrones de fecundidad nacionales", se explica en el texto del plan apadrinado por el jefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo.

La llegada de inmigrantes compensará la pérdida de trabajadores

España necesita recibir fuerza laboral inmigrante para compensar la caída de la población activa (en edad de trabajar) que va a sufrir en las próximas décadas por el efecto del envejecimiento.

"El envejecimiento demográfico podría reducir nuestra población en edad de trabajar en un 12% para mediados de siglo. Los efectos del cambio demográfico serán casi imperceptibles de aquí a 2030, pero se acentuarán significativamente a partir de entonces, de modo que, en 2050, nuestro país podría contar con 3,7 millones menos de potenciales trabajadores", explican.

Si el país consiguiera mantener las tasas de empleo de 2019 (previas a la pandemia), esta caída de la población en edad de trabajar se traduciría en una reducción del número de ocupados de 2,5 millones, lo que tendría consecuencias profundas para la economía y los ingresos públicos, y supondría una fuente de tensión para la sostenibilidad del estado de bienestar tal y como lo conocemos hoy en día, admiten.

Si se gestiona bien, la llegada de esa población extranjera a nuestro país tendría efectos eminentemente positivos"

La caída de cotizaciones sociales por el menor número de trabajadores pondría en problemas a la Seguridad Social, ya que éstas son su principal fuente de ingresos para pagar las pensiones.

"Si se gestiona bien, la llegada de esa población extranjera a nuestro país tendría efectos eminentemente positivos", recoge el plan, ya que "la evidencia empírica demuestra que el aumento de la inmigración no produce un incremento del desempleo, al tiempo que sí beneficia a la economía".

Entre 1998 y 2007, España recibió 3,8 millones de inmigrantes y la tasa de empleo aumentó en 17 puntos. De hecho, según se refleja en el documento, la población extranjera tiene unas tasas de actividad y empleo significativamente más elevadas que las de la población autóctona,constituyen una fuerza de trabajo clave en sectores como el de los cuidados o la agricultura, contribuyen a la hacienda pública, y no recurren a los servicios públicos y a prestaciones como las ayudas por desempleo o las pensiones más que la población española.

"En definitiva, la inmigración puede ser, para un país como España, más una fuente de soluciones que de problemas. Puede ayudarnos a amortiguar el descenso de la población en edad de trabajar, a mantener nuestro peso relativo en Europa, y a garantizar la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar", concluyen.

Aumentar el empleo de las mujeres, jóvenes y mayores de 55 años

Además de insertar inmigrantes en el mercado laboral, España necesitará incrementar inserción laboral de las mujeres, los jóvenes y las personas de más de 55 años de edad, que presentan una tasa de empleo inferior a la de la media europea.

En el conjunto del país, el presidente y los expertos que han elaborado esta estrategia esperan que la tasa de empleo pase del 60% al 80% de aquí a 2050.

En las dos últimas décadas, España ha conseguido aumentar la tasa de empleo femenina en 20 puntos. "Si lográsemos un aumento similar de aquí a 2050, nuestro país sumaría a su fuerza de trabajo a casi 2 millones de personas adicionales, muchas de ellas con un nivel de formación elevado (en 2019, el 58% de las personas que se graduaron en una universidad española fueron mujeres)", recogen.

Esto ayudaría a cerrar la brecha de género y elevaría la productividad de nuestra economía y el crecimiento de nuestra renta per cápita en el largo plazo.

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