El Gobierno ‘chapucero’: autoplagio, gazapos y medias verdades con destino a Bruselas

Sólo la gran carga de trabajo de los funcionarios europeos puede ahorrarle a Nadia Calviño un bochorno. En los despachos de Bruselas ya circulan los dos últimos documentos oficiales remitidos por el Gobierno español: el Programa de Estabilidad 2022-2025 y el Programa Nacional de Reformas. Son dos informes importantes para sostener la credibilidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Por eso sorprende que ambos compartan infinidad de párrafos calcados y gazapos impresentables, e incluso cifras que contradicen lo que afirman las letras.

Moncloa distribuyó los dos programas en la tarde del viernes 29 de abril. Sólo unas horas antes, la vicepresidenta económica y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, había presentado las líneas maestras y el nuevo cuadro macroeconómico. Los dos documentos fueron aprobados previamente por la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, lo que demuestra la importancia de su contenido y el nivel de su receptor. 

“El envío se efectúa en cumplimiento de la obligación de todos los Estados Miembros de presentar cada año en el mes de abril ante la Comisión Europea sus Programas Nacionales de Reformas y sus Programas de Estabilidad, en el marco del Semestre Europeo para la coordinación de las políticas económicas”, precisa el comunicado oficial distribuido por Moncloa ese mismo viernes.

El primer programa “recoge las reformas e inversiones previstas en el Plan de Recuperación”, mientras que el segundo explica, entre otras cosas, “las medidas de política económica adoptadas para paliar el impacto de la guerra de Rusia en Ucrania”.

En dos programas que suman 349 páginas no es sencillo localizar las 'torpezas', las medias verdades o las cifras sospechosamente infladas

Lo cierto es que los dos documentos se parecen más de lo que aparentan. No es necesario un programa de rastreo informático, sino una rápida lectura, para comprobar que la introducción de uno y otro programa es casi idéntica: se repiten 22 párrafos exactos. Las huellas de ‘autoplagio’ recorren el resto de los dos programas, que ganan grosor a costa de ‘copia-pegas’. Es una práctica lícita pero sorprendente, que emana el tufo de la improvisación, en vista, sobre todo, de las asombrosas erratas.

Ahí va un ejemplo. En el Programa de Estabilidad aparece en cuatro ocasiones la siguiente frase, entre paréntesis y en negrita: “¡Error! No se encuentra el origen de la referencia”. La advertencia, a todas luces añadida por un ‘corrector’ de Moncloa, acompaña siempre a una o varias cifras, cuya fuente no está debidamente identificada. Al menos, a ojos de quien supervisó el documento.

La reiteración del desliz bastaría para tumbar el trabajo de un universitario o tirar por tierra la memoria explicativa de un proyecto empresarial que busca financiación. ¿Tiene un pase que figure, por tanto, en un documento con sello gubernamental? Quienes deben poner la nota son los funcionarios de la Comisión Europea: a la 'forma' y, por encima de todo, al contenido. 

En dos programas que suman 349 páginas no es sencillo localizar las 'torpezas', las medias verdades o las cifras sospechosamente infladas. Entre las últimas están las que ilustran la ejecución de los fondos europeos de  recuperación. Moncloa asegura que, a finales de marzo, había ya 11.500 proyectos ‘premiados’ con los NextGenerationUE. Y detrás de esas iniciativas hay “más de 6.000 empresas, más de  1.000 entidades locales y más de 2.400 universidades y centros tecnológicos”. Las cifras no cuadran con el recuento exhaustivo que está realizando la Oficina de Proyectos Europeos de CEOE, comandada por Luis Socías. 

Entre las medias verdades, bordeando la hipérbole, están, por ejemplo, las estimaciones de productividad, uno de los grandes talones de Aquiles de nuestra economía. El Gobierno promete a Bruselas que “en el largo plazo, los efectos de las inversiones y las reformas estructurales del Plan permitirán una mejora del crecimiento potencial a través de un impulso a la productividad y a la competitividad de las empresas españolas”. 

El Ejecutivo está convencido de que empresas y trabajadores, del ámbito privado y público, serán más productivos gracias a medidas como la reforma laboral y la concursal, las leyes para agilizar la creación de empresas y startups, o el Plan de Recuperación, financiado con fondos europeos. “La productividad por hora también irá registrando tasas de crecimiento positivas a lo largo de todo el periodo”, concluye el documento, “permitiendo contener el crecimiento de los costes laborales unitarios y, con ello, minimizando posibles pérdidas de competitividad de las exportaciones españolas”.

Las previsiones que aporta el Programa de Estabilidad, sin embargo, no justifican el optimismo del Gobierno. Al contrario, el Ministerio de Trabajo augura una contracción progresiva durante los próximos tres años. La productividad por ocupado irá cayendo en picado, desde el 1,7% de 2022 al 0,3% de 2025. La tendencia es similar en la productividad medida por hora: crecerá un 0,8% este año y sólo 0,2% en 2023; y concluirá el periodo que abarca el programa con un avance raquítico del 0,3%.

El Ejecutivo también hace proyecciones a más largo plazo, en el capítulo del gasto asociado al envejecimiento. La productividad del trabajo debería avanzar un 1,1% en 2030, un 1,8% en 2040 y un 1,7% en 2050.

Los deseos del Gobierno

En la vista de estas previsiones, cabe preguntarse si hay más diferencias entre lo que desea y lo que realmente espera el Ejecutivo. "A partir de 2024, el impulso reformista derivado del plan de recuperación tomará el relevo de las inversiones con un impacto positivo en el crecimiento potencial de la economía española", asegura el Programa de Estabilidad.

La recuperación de la economía española dependerá, en buena parte, de que se cumplan los pronósticos de este plan. Y lo mismo ocurrirá con la legislatura, cuya duración estará determinada por la mayor o menor dureza con que Bruselas decida juzgar la acción del Gobierno de los gazapos.