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Las grandes inmobiliarias aun acumulan más de 18.000 millones de deuda

Las compañías inmobiliarias se han caracterizado en los últimos años por los procesos de refinanciación de deuda que han llevado a cabo pero no por el hecho de reducir en gran medida el abultado endeudamiento que acumularon en la época del boom del sector. Con las cifras correspondientes al cierre del primer trimestre, las grandes empresas del sector acumulan aun una deuda superior a los 18.000 millones de euros.

De esta forma, la banca cuenta con otro problema relacionado con el ladrillo ya que las inmobiliarias han reducido de forma notable sus cifras de negocio, con lo que será mucho más difícil para ellas devolver los créditos que en su día obtuvieron de bancos y cajas de ahorros para llevar a cabo sus planes de negocio.

La crisis ha golpeado de forma notable al sector inmobiliario, hasta el punto de dejarlo prácticamente moribundo. Sin embargo, durante los últimos cuatro años el mercado ha visto como las empresas del sector eran incapaces de reducir de forma drástica su deuda y como la mayoría de ellas se veía abocadas a nuevos procesos de refinanciación.

La excepción ha sido Inmobiliaria Colonial, precisamente la que no contaba con entidades financieras españolas como principales financiadoras. La deuda de la compañía ha pasado de superar los 9.000 millones de euros a situarse en el entorno de 3.300 millones de euros. Sin embargo, la reducción del endeudamiento se ha basado en la capitalización de buena parte de la deuda por parte de los acreedores, que se hicieron de esta forma con el control de la compañía.

El concurso de Martinsa-Fadesa

La deuda de Metrovacesa se sitúa en algo más de 5.000 millones de euros, tras reducirla en 2.000 millones de euros en los últimos cuatro años. La compañía también está controlada por la banca, aunque en este caso por los antiguos acreedores de la familia Sanahuja, el ex accionista de referencia de la inmobiliaria.

Reyal Urbis es otro ejemplo de empresa del sector que no ha podido reducir su endeudamiento y que, en cambio, ha tenido que recurrir a dos procesos de refinanciación. De hecho, en la actualidad se encuentra inmerso en otro ante los incumplimientos de las condiciones impuestas por la banca acreedora.

El caso de Martinsa-Fadesa, que protagonizó el mayor concurso de acreedores de la historia empresarial española, ha hecho que la banca tenga que esperar la llegada de un convenio que establece un calendario de ocho años para pagar la deuda, que supera los 5.000 millones de euros.