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MOTOR / PRUEBA

Todavía quedan pequeños deportivos: así son el BMW128ti y el Mini John Cooper Works

En un mercado cada vez más orientado al ecologismo y las bajas emisiones, quedan aún opciones, no muchas, para disfrutar del placer de conducción con deportivos compactos

El Mini JCW, como el 128 ti, se distinguen por buena relación peso/potencia.

No hace muchos años eran modelos admirados y deseados, potentes deportivos de pequeños tamaños con los que soñaban muchos jóvenes, y no tan jóvenes, para disfrutar simplemente de su conducción. Poco a poco, han ido perdiendo interés en un mercado y una sociedad que ven con no muy buenos ojos la deportividad y las altas prestaciones.

Pero aunque tampoco hay muchas opciones donde elegir, todavía quedan modelos diseñados para ofrecer la máxima eficacia entre curvas, deportivos como el BMW 128 ti que recupera las siglas de un modelo en su momento tan relevante como el 318 ti Compact de finales de los años '90 o el Mini JWC, todo un utilitario de fuerte carácter deportivo. Dos modelos que no sólo se distinguen por sus dotes dinámicas, sino que además son perfectamente utilizables en el día a día y con los que incluso puedes viajar con mucho más confort del esperado.

Ambos tienen más de 200 CV y tracción delantera, una combinación que se está imponiendo entre los modelos más deportivos de este segmento y que gracias a la mucha electrónica logran transmitir sobre el asfalto todo el potencial de forma segura y eficiente.

BMW 128ti

265 CV y apenas seis segundos en pasar de o a 100 km/h.

BMW recupera la esencia de los compactos GTI que ya tuvo en su gama hace dos décadas con su primer 318 ti Compact, siglas que vuelve a poner en el mercado sobre la base del Serie 1 dando vida al 128 ti. Un pequeño deportivo que exhibe músculo a simple vista con una estética que no pasa desapercibida, principalmente porque para su diseño se ha partido del acabado M Sport disponible en otras versiones añadiendo una serie de detalles como revestimientos y molduras específicas, así como los faldones laterales también ligeramente diferentes a los de su hermano mayor el M135i, pintados en color naranja en estas unidades con carrocería blanca y con el logotipo "ti" destacado.

Los faros BMW Individual Shadowline con aspecto oscurecido forman parte del equipamiento de serie en el "ti" y marcan parte de su personalidad, mientras que detrás dos salidas de escape, una a cada lado, las llantas de 18 pulgadas específicas o los detalles en rojo en las tomas de aire en el faldón delantero y las pinzas de freno pintadas también en color rojo como parte del equipo de frenos deportivos M Sport, completan un conjunto muy atractivo a la vista.

Pero el 128 ti va mucho más allá de la estética y, al igual que su hermano mayor el M135i xDrive, se distingue del resto de versiones por ofrecer un conjunto de modificaciones técnicas dirigidas a mejorar el comportamiento dinámico en conducción deportiva. Monta de serie la suspensión M Sport que rebaja 10 milímetros la altura de la carrocería y lleva un ajuste de amortiguación más firme que la convencional, así como el sistema de frenos M Sport, más potente que el que llevan los demás Serie 1. La dirección también ha sido revisada para mejorar su tacto y hacerla más firme y directa.

El motor es un cuatro cilindros de dos litros de cilindrada y 265 CV asociado a un cambio de marchas automático de ocho relaciones. Como muchos de sus rivales, es un tracción delantera pero a diferencia del resto de Serie 1, cuenta con un diferencial autoblocante mecánico para que el tren delantero digiera con la máxima eficacia todo el potencial del motor a la salida de las curvas. No en vano, acelera de 0 a 100 km/h en apenas 6,1 segundos.

Una vez a sus mandos, perfectamente acoplados en sus asientos deportivos y sintiéndonos muy integrados en el puesto de conducción, salimos a carretera para comprobar cuanto varía respecto a otros Serie 1. Lo primero que se aprecia es un tacto de la dirección que se siente mucho más directa que le da una gran rapidez en los cambios de dirección. Los primeros kilómetros los hacemos en el modo normal que muestra un comportamiento del motor más relajado, manteniendo el cambio de marchas la relación más alta posible para así también mantener a raya los consumos y premiar el confort. En este sentido, el 128ti es un buen rodador, suficientemente confortable ya que a pesar de la suspensión M Sport no resulta incómodo.

Pero para disfrutar al volante, lo que pide este 128 ti es pasarse al modo Sport, que hace que adquiera un carácter muy distinto. De entrada, la caja de cambios mantiene una o dos marchas más cortas de lo que iría en modo Normal. La dirección se siente más directa todavía reaccionando con agilidad al más mínimo movimiento de volante en la entrada en curva. En ellas mantiene apoyos muy firmes transmitiendo mucha confianza para mantener un ritmo muy alto. A la salida de las curvas, incluso pisando con  decisión el acelerador tracciona con  mucha eficacia gracias al trabajo del diferencial mecánico de deslizamiento limitado.  

Sobre trazados de curvas lentas, los tramos más rectos entre ellas desaparecen casi sin darnos cuenta gracias a los 400 Nm de par que empujan de curva en curva a ritmo vertiginoso. A medida que enlazas curvas el 128 ti se siente incluso ligero a pesar de sus más de 1.500 kilos, y el alto ritmo que puedes mantener lo consigues sin demasiado esfuerzo. Hablar de consumos en un deportivo como este es hablar de cifras muy diferentes según la conducción, pero si se trata de viajar a ritmo de 130-140 km/h de marcador te mueves ligeramente por encima de los ocho litros.

FICHA TÉCNICA:

VERSIÓN 128 ti; MOTOR Gasolina, 4 cilindros, turbo; CILINDRADA 1.998 cm3; POTENCIA MÁXIMA 265 CV a 4.750 rpm; PAR MÁXIMO 400 Nm a 1.750 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 250 km/h;  ACELERACIÓN 0-100 KM/H 6,1 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 8,5 l/100 km; AUTONOMÍA 588 km; DIMENSIONES 4.319 / 1.799 / 1.434 mm; NEUMÁTICOS 225/40 R 18; PESO EN VACÍO 1.520 kg; MALETERO 380 l; PRECIO 45.440 €

Mini John Cooper Works

231 CV y también apenas seis segundos en el 0 a 100 km/h.

Mini ha actualizado ligeramente su gama, con cambios estéticos que afectan al frontal con un parachoques diferente que se distingue por unos faros antiniebla que han sido sustituidos por unas aberturas verticales dejando la función antiniebla ahora integrada en los faros principales. Las aberturas verticales tienen función aerodinámica, hacen que el flujo de aire en el entorno de las ruedas delanteras sea menos turbulento.

Los cambios de mayor relevancia en el interior están en la instrumentación, el volante, el sistema de iluminación ambiental, algunas pequeñas mejoras en el sistema multimedia con una pantalla de 8,8 pulgadas y la posibilidad del freno de estacionamiento eléctrico. Notable también es la nueva instrumentación con una pantalla en el centro de 5 pulgadas (es una opción, de serie viene la tradicional de agujas). A la izquierda de esta pantalla está la aguja física del cuentarrevoluciones y, a la derecha, un panel LCD que muestra el nivel de carburante en el depósito.

Cambios que afectan a toda la gama, incluida esta versión John Cooper Works, un deportivo en toda regla y en formato utilitario que engancha a sus mandos a los pocos metros de ponernos en marcha. Mejor hacerlo sobre todo en carreteras de montaña, con buen asfalto y curvas de baja y media velocidad. Es ágil, ligero, de reacciones rápidas y conducción tan divertida como eficaz. La dirección, rápida y de tacto algo duro permite una control total en la entrada en curva y a lo largo de toda la trazada. Los movimientos de la carrocería son muy vivos y el eje posterior tiende a redondear el giro con eficacia.

El motor, sobrealimentado y con 231 CV asociado a un cambio automático de ocho velocidades, empuja al JCW con enorme facilidad para moverse a altísimos ritmos en todo tipo de trazados. Ya sean lentos y revirados o carreteras más abiertas, este pequeño deportivo "vuela" de curva en curva transmitiendo sensaciones sin duda ya casi olvidadas. Su ajustado peso se deja sentir en una enorme facilidad para salir lanzados de la curva y enlazar marchas hasta la siguiente.

Un deportivo sin duda muy especial, que imprime mucho carácter a la conducción apoyado en un chasis muy firme, de reacciones muy ágiles y que transmite todo de forma muy directa. Sientes cómo apoya en la entrada en curva, cómo la dirección hace su trabajo con milimétrica precisión y cómo el tren delantero transmite sobre el asfalto los 231 CV con total eficacia.

FICHA TÉCNICA:

VERSIÓN John Cooper Works Automatico; MOTOR Gasolina, 4 cilindros, turbo; CILINDRADA 1.998 cm3; POTENCIA MÁXIMA 231 CV a 5.200 rpm; PAR MÁXIMO 320 Nm a 1.450 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 246 km/h;  ACELERACIÓN 0-100 KM/H 6,1 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 8,1 l/100 km; AUTONOMÍA 543 km; DIMENSIONES 3.872 / 1.727 / 1.414 mm; NEUMÁTICOS 205/45 R 17; PESO EN VACÍO 1.350 kg; MALETERO 211 l; PRECIO 38.065 €

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