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Economía

Las fábricas de alimentos disparan un 10% los precios antes de que lleguen al supermercado

La industria alimentaria es una de las que más ha encarecido sus precios, después de otros sectores como el energético, que registró en febrero la mayor variación de la serie histórica del INE

alimentación precios
Imagen de archivo de una fábrica. EP

La cesta de la compra es ahora un 7,6% más cara que hace un año por la influencia de la energía, pero también por el encarecimiento de otros productos clave, como los alimentos. Los consumidores cada vez pueden comprar menos con el mismo presupuesto, y este problema arranca en el primer nivel de la cadena: las fábricas. La industria alimentaria está subiendo los precios un 10% antes de que lleguen al supermercado, una tasa no vista desde 2008.

En febrero, las fábricas de procesado y conservación de carnes subieron sus precios un 4,2% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que las de pescados lo hicieron un 6,5%, y las de frutas y hortalizas, un 7,5%. Los productos lácteos también se encarecieron un 4,6% en fábrica y los productos de panadería, un 6,7%.

Sin embargo, el mayor encarecimiento se localiza en la fabricación de aceites y grasas vegetales y animales, un 25% más caras que hace un año, igual que los productos de molinería. En los precios de la industria de la alimentación animal se observó un crecimiento del 20,8% en febrero, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La energía, en niveles históricos

Los precios industriales registraron en febrero la mayor subida desde que hay registros en el Instituto Nacional de Estadística al repuntar un 40,7% respecto al mismo mes del año anterior. Esta es la tasa más alta desde que arrancó la serie en enero de 1976. El motivo principal: la industria energética, cuya variación se situó en el 114,4%, más de 23 puntos por encima de la del mes anterior y también la mayor desde el comienzo de la serie.

El Índice de Precios Industriales (IPRI) mide la evolución de los precios de los productos industriales fabricados y vendidos en el mercado interior, en el primer paso de su comercialización. Es decir, los precios de venta a salida de fábrica. Incluye los bienes de consumo anteriormente mencionados, pero también aquellos que se utilizan, a su vez, para producir otros productos (bienes de equipo e intermedios).

Si se descuenta la influencia de este sector (que incluye la producción, transporte y distribución de energía eléctrica; y el refino del petróleo, dos actividades en las que han crecido especialmente los precios), el índice general de precios industriales aumentó un 12,2%, es decir, 28,5 puntos menos que si se incluye la energía. De igual forma, esta tasa es la más alta desde agosto de 1984.

También tienen una influencia positiva los bienes de equipo, con una tasa del 4,6%, cuatro décimas superior a la del mes de enero. Destaca en esta evolución el incremento de los precios de la fabricación de vehículos de motor, mayor este mes que en 2021. En cuanto a los precios de los bienes de consumo duradero, también aumentaron un 6,9%, por las subidas de los precios de la fabricación de muebles y de aparatos domésticos.

Pérdida de poder adquisitivo

Los precios de la energía crecen especialmente en España. Los españoles están sufriendo una subida en el gas y la luz casi cuatro veces mayor que franceses y alemanes. En febrero, estos dos componentes del Índice de Precios de Consumo (IPC) subieron un 62% en España respecto al mismo mes del año anterior, mientras que en Francia y Alemania sólo crecieron un 17%, tal y como avanzó Vozpópuli.

Esto ha contribuido en gran medida a que la cesta de la compra de los hogares se haya encarecido y las familias estén perdiendo poder adquisitivo. El Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en el mes de febrero en niveles no vistos desde 1986, con una subida del 7,6%. Además, la energía está contagiando al resto de productos de la cesta de la compra y la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) supera ya el 3%.

La guerra en Ucrania ha aumentado las tensiones inflacionistas. El Gobierno mantiene que España es de los países menos expuestos al conflicto por nuestra baja dependencia del gas ruso. Sin embargo, los expertos ya auguran que los españoles sufrirán una inflación elevada todo el año por este motivo, con un inevitable impacto negativo en el crecimiento de la economía y en la esperada recuperación de los niveles previos a la pandemia.

Los economistas calculan que la variación de la media anual del IPC de 2022 ascenderá al 5,4%. Hay que remontarse a 1992 para encontrar una tasa similar. El año pasado, cuando los precios energéticos empezaron a inflar el índice a partir de verano, se cerró con una variación media del 3,1%, retrocediendo a niveles de 2011. Pero las elevadas tasas del primer semestre de este año y el contagio a prácticamente la totalidad de los precios de la cesta de la compra elevarán esa media en 2,3 puntos en 2022, según las estimaciones del panel que elabora Funcas.

Con todo, empresas y sindicatos reclaman medidas urgentes al Gobierno para evitar en la medida posible la pérdida de poder adquisitivo. De momento, el Ejecutivo ha acordado ayudas valoradas en 1.050 millones de euros para el sector del transporte por carretera tras la huelga que ha puesto en jaque el suministro agroalimentario en todo el territorio nacional. El próximo martes 29 está previsto que se anuncie un plan económico a nivel nacional para hacer frente a la actual crisis.

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