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Economía

Los días en los que el supermercado se hizo casa y el bar resultó ser un lujo

Una mujer en el pasillo de un supermercado.

Es complicado imaginar España sin bares. Forman parte del paisaje de nuestros pueblos y ciudades, de carreteras y polígonos. Son, además, uno de los principales atractivos turísticos del país, conocido mundialmente por la calidad de su gastronomía. No obstante, la crisis del coronavirus acabó con esa idílica imagen de un plumazo.

Persianas bajadas primero; carteles de “se vende” después. El estallido de la pandemia y la prohibición de abrir bares y restaurantes hizo que las procesiones de ciudadanos en busca de llenar su estómago ya no se dirigieran a estos locales, sino a los supermercados. Marzo, abril, mayo… meses completos en el que el bar, parroquia para muchos, perdió por completo su protagonismo.

De hecho, en estos coletazos de 2020 el sector todavía no se ha recuperado, y todo apunta a que tardará en hacerlo. No en vano, según los datos aportados por la patronal Hostelería de España, ya han cerrado 65.000 negocios hosteleros en nuestro país; una cifra que podría llegar hasta 100.000 si la situación sanitaria no mejora y las restricciones de los gobiernos continúan.

El año del delivery más fuerte que nunca no salvará, a la vista de las cifras, a la mayoría de los bares y restaurantes, que siguen utilizando el servicio a domicilio como una forma de sumar facturación, pero que todavía no resulta rentable.

La resistencia del 'súper'

Al otro lado de este paisaje sombrío se encuentra la zona colorida, la de los supermercados. Han sido, sin duda, unos de los negocios más beneficiados por esta crisis, si es que hay algo que pueda celebrarse, al menos desde el punto de vista económico. Así, los españoles no solo hicieron su compra habitual en el supermercado, sino que incrementaron el tamaño de sus cestas e incluyeron en ella aquello que no podían servir en los bares: desde las cervezas hasta el menú del día.

Un año en el que el sector de la distribución ha puesto a prueba la solidez de su cadena de suministro, que no ha flaqueado en ningún momento, ni siquiera cuando los clientes se agolpaban a las puertas de Mercadona, Alcampo, Dia o Eroski y llenaban sus carros con cantidades ingentes -e innecesarias- de papel higiénico.

En este 2020, las cadenas de supermercados más cercanas a los hogares, como las enseñas regionales, han aumentado su cuota de mercado, reflejando el cambio de hábitos de los españoles durante varios meses en los que evitaban coger el coche para llenar la nevera y acudían al establecimiento más cercano a su casa.

Cambios de paradigma en el año de la pandemia que se someterán a examen en 2021, demostrando si 2020 fue un espejismo o marcó el inicio de una nueva época en la forma de consumir.

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