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Economía

El pequeño comercio en Madrid, tocado y hundido tras la crisis del coronavirus

La crisis del coronavirus hunde el pequeño comercio en Madrid

La crisis del coronavirus está afectando especialmente a la subsistencia de los pequeños comercios. Si antes de la pandemia ya les resultaba difícil competir contra las grandes marcas, la situación se les complica todavía más ahora, después de tres meses de estado de alarma y con una baja demanda por parte de los clientes.

Basta con recorrer el centro de Madrid para percatarse de la situación que atraviesan estos establecimientos. En la calle Conde de Peñalver, situada en el barrio de Salamanca, se pueden encontrar en una distancia de 150 metros hasta cinco negocios con las puertas metálicas bajadas hasta el suelo en los que cuelgan carteles que anuncian su cierre o traspaso.

Juan lleva 35 años viviendo en esta zona de Madrid. Con tristeza asegura que durante sus paseos ha ido viendo como "de día a día van cerrando establecimientos", algunos de toda la vida. "Me da mucha pena. Da una sensación de problemas económicos en el país", apunta.

Cartel de liquidación en un comercio en Madrid

"Se llevan la peor parte"

Al igual que Juan, Lucía es vecina de este barrio desde hace mucho. Enumera hasta tres negocios que han cerrado en los últimos meses: una bocatería que había abierto en febrero, una joyería y una tienda de piedras semipreciosas. "Se llevan la peor parte", dice en referencia a los pequeños comercios comparando su situación con la de grandes cadenas, muy presentes en esta exclusiva zona de la capital.

El problema de estos establecimientos, obviamente, no se limita a este barrio de Madrid. Son las 16:30 horas en Malasaña y sus calles más emblemáticas, en las que se entremezclan bares con tiendas de artesanos, ya no tienen el ajetreo que acostumbran. La escasez de turistas en esta céntrica zona también ha hecho mella en los comerciantes.

Local cerrado en el barrio de Malasaña

No se produce un nivel de consumo suficiente para volver a relanzar la economía del barrio"

"Muchos de los establecimientos de este barrio no han podido volver a abrir porque las medidas que se han tomado no han sido suficientes para que pudieran continuar con sus negocios adelante. Vemos que muchos no han levantado el cierre y otros muchos han puesto el cartel de 'se vende'", señala Gustavo, vecino de Malasaña. "No se produce un nivel de consumo suficiente para volver a relanzar la economía del barrio", añade. 

Con él coincide Leo, tatuador en un estudio situado en la calle De la Palma. "Hay varios locales desocupados que llevaban años abiertos. No sobrevivieron", explica. "En nuestro trabajo no hay nadie. Estamos los empleados y ya. Trabajamos con un par de citas, pero muy, muy justos", concluye. 

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