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Economía

Santander y BBVA, una crisis reputacional que mancha a la banca española

El martes por la noche, en el interior de la Bolsa de Madrid, no se hablaba de otra cosa.

Allí estaban el Ministro Josep Borrell; el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos; el primer ejecutivo español del mayor banco de inversión del mundo, Olaf Díaz-Pintado (Goldman Sachs); directivos de las mayores firmas de capital riesgo presentes en el país; el exalcalde de Madrid y exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón...

Representantes de la política y empresa española, inversores extranjeros, abogados de postín, todos reunidos en la cena de gala ofrecida por el foro Spain Investors Day, en la que Lalo Azcona hizo de anfitrión. Y, a pesar del brexit, no se hablaba de otra cosa (en voz baja y tapándose la boca con la mano, como los jugadores de fútbol de la Liga Santander).

Santander, cuya presidenta sólo en 2017 ganó más de 10 millones, dice que sería inaceptable el fichaje de Orcel por su elevado coste

Cuando Hernández de Cos, en su discurso ante los asistentes a la cena, dijo que el sector financiero "debe realizar un particular esfuerzo para mejorar su reputación e introducir medidas que mitiguen el riesgo de 
comisión de conductas inapropiadas", hubo miradas cómplices entre unos y otros, levantamiento de cejas y codazos por lo bajinis: "Lo que te estaba diciendo".

Poco antes de que los invitados comenzaran a llegar a la Bolsa de Madrid, Santander comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, a las 18.30 horas, que dejaba sin efecto el fichaje de Andrea Orcel -el 'George Clooney de la banca'-, al no haber llegado a un acuerdo económico. Y la noticia se convirtió en el chascarrillo de la cena, que inevitablemente llevaba a otra de las noticias del mes, del año, la de Villarejo y Francisco González, presidente de BBVA.

Andrea Orcel, Ana Botín, y José Antonio Álvarez.

Que Santander haya decidido prescindir de Orcel por un motivo económico, 53 millones de euros, el argumento esgrimido por el banco para no continuar con el nombramiento, no ha convencido a nadie. "En el fútbol se ven fichajes por 50 millones de jugadores que no son primeras estrellas...", se comentaba el martes por la noche. Y Orcel, al menos hasta el martes, es una estrella en el universo financiero europeo.

La presidencia de honor de FG en BBVA peligra por el caso Villarejo

Y tampoco ha calado la idea de que Santander haya rechazado el fichaje por el qué dirán.

Un banco cuya presidenta, Ana Botín, que sólo en 2017 ganó más de 10 millones de euros, comunicó el martes que su consejo de administración había considerado como "inaceptable", que una entidad "comercial como Santander" hiciera frente "al coste de contratar a una persona, aunque sea de este nivel y esta trayectoria a la luz de los valores de la entidad (...)". 

El fracaso del fichaje del exbanquero de UBS deja en mal lugar a la hija de Emilio Botín. Porque si realmente la razón de no continuar con el mismo es la comunicada por el banco el martes, ¿no debía Santander haber estimado ya con anterioridad a la comunicación de su nombramiento el coste de la contratación? El ridículo ha dado la vuelta al mundo. Financial Times o The New York Times trataron el asunto el miércoles en sus portadas digitales.

Desde La Vela, el flamante edificio situado en el barrio de Las Tablas, en Madrid, que sirve de sede al BBVA, Francisco González asiste ahora al bochorno del que fuera su principal competidor en España. Poco que celebrar, dada su situación actual.

La Audiencia Nacional investiga a Caixa por la compra de BPI y a Bankia le aguardan seis meses de exposición judicial por su salida a Bolsa

Tras la publicación del espionaje al que fueron sometidos políticos, periodistas y empresarios por el excomisario José Manuel Villarejo, en prisión, contratado este por el segundo mayor banco español, peligra la presidencia de honor de FG en el banco. 

Francisco González, presidente de honor de BBVA.

González contaba con un retiro por todo lo alto. Tras dos décadas al frente de BBVA, dejaba al banco como el segundo mayor del sistema financiero español, internacionalizado y digitalizado, tras haber resistido a todo tipo de presiones políticas y haber superado la peor crisis económica vivida en democracia. Pero las malas artes que presuntamente se emplearon para aguantar el tipo ante embestidas políticas y otras (Ausbanc), empaña su salida.

¿Y el resto de la gran banca española? Tampoco puede asomar ahora el hocico, Bankia y Caixa viven sus particulares crisis reputacionales.

Bankia se sienta en el banquillo de los acusados por su salida a Bolsa, con su expresidente, Rodrigo Rato, en prisión, y con otros antiguos consejeros también en la trena por las 'black'. A la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri le aguarda al menos seis meses de exposición judicial.

Rodrigo Rato, en la salida a Bolsa de Bankia.

En octubre el juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, admitió querella contra Isidro Fainé, expresidente de Caixabank, Gonzalo Gortázar, actual consejero delegado, y la propia entidad, por presuntas irregularidades societarias en la compra del Banco Portugués de Inversión.

El Premio a la Filantropía concedido a Fainé el pasado mes de septiembre por la revista Forbes "como reconocimiento a la labor social que ha realizado durante décadas" no ha sido suficiente para encubrir su imputación.

La crisis reputacional que viven Santander, BBVA, Bankia y Caixa, por los casos Orcel, Villarejo, Rato y BPI, no son fruto de posturas demagógicas podemitas. La exigencia de un comportamiento ético a las entidades financieras por parte de la sociedad y las autoridades regulatorias es un signo de estos años adolescentes del siglo XXI.

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