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Cinco lugares para darse un chapuzón en la provincia de Burgos este verano

Entre cascadas, glaciares, mares de agua dulce o kite surf, Burgos ofrece lugares llenos de encanto que no te puedes perder

Cascada de Tobalina © Turismo de Burgos

La riqueza hidrográfica que posee la provincia de Burgos deriva sus aguas en las tres las vertientes más importantes de la Península: Mar Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo.

Los ríos que pasan por sus tierras, Ebro, Duero, Arlanza, Arlanzón, Pisuerga o Rudrón -por mencionar algunos de ellos-, van dejando a su paso espectaculares paisajes, con flora y fauna local y especialmente diversa, que hacen de esos parajes lugares llenos de encanto, especialmente en verano, cuando se posicionan como espacios para refrescarse y disfrutar al mismo tiempo de la naturaleza.

Dónde refrescarse en Burgos este verano

Deportes acuáticos y ornitología

Al embalse del Ebro se le considera el mar burgalés por haberse transformado con el paso del tiempo en un pequeño paraíso natural donde disfrutar del aire libre y la fauna y floral. Y es que esta zona se ha convertido en hogar de numerosas especies de aves acuáticas que hacen las delicias de los amantes de la ornitología hasta el punto de haberse incluido este territorio en la Red Natural 2000 y de estar considerada como Zona de Especial Protección de Aves y Reserva Nacional de Aves Acuáticas. Pero es que además de disfrutar de estos animales, visitantes y locales pueden refrescarse en sus mansas aguas o realizar deportes náuticos como el kite surf o la piragua.

A la sombra del glaciar

Al este de la provincia de Burgos, se encuentra la entrada a un Parque Natural de enorme valor paisajístico y cultural: las Lagunas del Neila. Su puerta de entrada es Neila, un pequeño pueblo burgalés de tradición ganadera, rodeado de prados y montañas, donde pastan vacas, ovejas y caballos. Y a su alrededor se encuentran las cumbres de la Sierra de la Demanda donde se enmarcan varias lagunas glaciares por encima de los 2000 metros, como la laguna Negra, Cascada, Tejera, Larga, Pardilla, Patos o Brava.

Esta naturaleza es posible recorrerla a través de diferentes rutas senderistas como la ruta de las lagunas de Neila, un sendero de 8 kilómetros que discurre a la sombra de los pinares -perfecto para disfrutar del trekking en verano- y que lleva a los visitantes hasta la laguna de la Cascada, un circo glaciar que ofrece unas impresionantes vistas de las lagunas, de los picos y de todo el entorno.

Lagunas del Neila © Turismo de Burgos

Senderismo y piragüismo

Entre las provincias de Burgos y Álava, y entre las sierras de Árcena y Pancorbo, se encuentra un pantano largo y estrecho de enorme belleza que numerosas aves rupícolas y acuáticas utilizan como hogar, es el embalse de Sobrón.

Este lugar, que se creó con el paso del tiempo y el pasar del río Ebro, dio lugar a un desfiladero de paredes verticales que ahora encauzan el agua del río de manera natural y que forma parte del Parque Natural Montes Obarenes - San Zadornil y posee zonas recreativas y un embarcadero que invita a practicar deportes náuticos, así como una infinidad de posibilidades de senderismo y turismo activo entre las montañas y los bosques que lo rodean.

El frescor de la cascada

Enmarcadas entre árboles que aportan sombra y frescor durante el estío, la provincia de Burgos está salpicada de cascadas donde refrescarse en verano. Peñaladros, San Miguel, la Tobera, el Salto del Nervión, son algunas de ellas, pero sin duda alguna una de las más espectaculares es la del pueblo de Pedrosa de Tobalina -también conocida como salto de El Peñón-; una cascada creada por el agua del río Jerea a su paso por esta localidad.

La cascada se encuentra en la parte baja y llama la atención por sus dimensiones -tiene más de 100 metros de altura-, está rodeada de vegetación y cae formando un enorme charco. Un lugar donde sentarse a la sombra y disfrutar del ambiente estival.

Pedrosa de Tobalina © Turismo de Burgos

Una Vía Verde con chapuzón final

A más de 2.000 metros de altitud, en la Sierra de la Demanda, nace el río Arlanzón, una corriente serpenteante de agua que recorre más de 100 kilómetros -la mayoría en tierras burgalesas-. La importancia de sus aguas para la región, y con el objetivo de evitar las crecidas provocadas por el deshielo de la nieve de la sierra de la Demanda, hizo que se construyeran los embalses de Arlanzón y Uzquiza modificando el paisaje y, a su vez, creando espacios perfectos para refrescarse los días más cálidos del verano en la provincia de Burgos.

Pero no solo eso, porque los alrededores de esta zona cuentan con una variedad de rutas senderistas y ciclistas como la Vía Verde de la Sierra de la Demanda que bordea el pantano por su margen izquierdo y que convierten esta área en uno de los lugares donde darse un chapuzón al terminar estas rutas.

Embalse de Uzquiza © Turismo de Burgos

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