Cómo cuidar tus riñones: los alimentos que debes comer y los que debes evitar

Con un tamaño medio de 11 centímetros, en el caso de los adultos, los riñones son dos órganos fundamentales que se encargan de hacer funciones vitales para el organismo como son la desintoxicación y depuración del cuerpo. Los riñones eliminan los desechos y el exceso de agua a través de la orina, pero además, regulan el equilibrio de minerales como el sodio, el potasio o el calcio, permitiendo el correcto funcionamiento de otros órganos y tejidos.

También tienen una función hormonal, liberando hormonas que intervienen en la regulación de la presión arterial, en la síntesis de los glóbulos rojos y en el mantenimiento de los huesos.

Ante la importancia de la función de los riñones para la salud general, en los últimos años, los expertos advierten del aumento de problemas asociados a la salud del riñón. Así lo apunta Borja Quiroga, secretario de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) al portal ‘CuídatePlus, donde asegura que el 15 por ciento de la población española padece una patología renal, unas seis millones de personas, de las cuales, solo la mitad sabe que la sufren. “Se estima que en el año 2100 la enfermedad renal crónica será la segunda causa de muerte en España, solo por detrás del Alzheimer”, señala el experto.

Así, para prevenir, en la medida de lo posible, los problemas renales, la alimentación juega un papel clave. Y es que, algunos de los restos que los riñones ayudan a eliminar, vienen de la digestión y metabolismo de ciertos alimentos, por lo que es importante vigilar lo que se come.

¿Qué alimentos son buenos para la salud de los riñones?

Como comentábamos, la alimentación ocupa un papel importante en la salud de nuestros riñones. Por ello, los expertos recomiendan incluir en nuestra dieta diaria alimentos ricos en agua, antioxidantes y nutrientes que favorezcan la salud renal y ayuden a prevenir enfermedades.

-Arándanos: gracias a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas, este fruto del bosque ayuda a mantener los riñones en buen estado. Los arándanos ayudan a combatir las infecciones de las vías urinarias y los cálculos renales.

-Cebollas: bajas en sodio, potasio y fósforo, las cebollas también son una buena fuente de antioxidantes que previenen la inflamación crónica y promueven la salud cardiovascular.

-Pimiento rojo: además de rico en fibra y vitaminas A, C y B6, son bajos en fósforo  y ricos en antioxidantes como el licopeno.

-Uvas: con propiedades diuréticas que contribuyen a la reducción de la retención de líquidos, las uvas son un superalimento antioxidante que favorece el buen funcionamiento de los riñones. Además, mejora los casos de gota o ácido úrico.

-Piña: gracias a sus propiedades digestivas y antiinflamatorias, la piña es una de las frutas más beneficiosas para los riñones. Además, es rica en vitamina C, potasio y fibra, y aporta mucha agua.

-Pescado azul: rico en omega 3 y omega 3, el pescado azul es uno de los mejores aliados para controlar el colesterol, favoreciendo la salud del corazón, estrechamente relacionado con la de los riñones.

-Trigo sarraceno: al igual que otros cereales integrales, es rico en fibra y favorece la eliminación de toxinas del organismo.

Los mayores enemigos de tus riñones

Tal y como señalan los expertos, el principal ‘enemigo’ de la alimentación para los riñones es el sodio, un mineral que aunque necesario en pequeñas cantidades para el organismo, está presente de manera notable en la mayoría de los alimentos que ingerimos a través de la sal. Así, y por sus negativos efectos para la salud, la Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo diario de sal no supere los cinco gramos, lo que equivale a una cucharada.

Para controlar el consumo de sal, se recomienda evitar los alimentos procesados, ricos en sal y grasas, como los embutidos, los encurtidos o los caldos precocinados; los refrescos azucarados; las bebidas alcohólicas; y los lácteos enteros, que recomiendan consumirlos con moderación por su contenido en proteínas, que podría llevar a los riñones a un sobreesfuerzo a la hora de eliminarlas.