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Cultura

Vuelven los Beatles

Paul McCartney se ha convertido en el sagrado custodio de la llama Beatle gracias a un Ringo Starr dócil, una familia Harrison complaciente y una Yoko Ono casi retirada

beatles
De izquierda a derecha: Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison del grupo The Beatles junto al productor del grupo, Roger Martin.

En enero de 1969, en una de las grabaciones del turbulento proyecto Get Back, Paul McCartney dijo a John Lennon: “Es probable que cuando seamos todos viejos nos pondremos de acuerdo y cantaremos”. Acababa de marcharse George Harrison esos días luego de ser ninguneado por Lennon y McCartney y el futuro de la banda de pop con más éxito en los años 60 era negruzco. 

Con muchos litigios entre medias, decenas de discos en solitario en el interín e incluso dos miembros fallecidos, el bajista de los Beatles todavía quiere que su grupo siga en activo y para ello ha lanzado un excelente libro de fotografías sobre la banda (Los ojos de la tormenta, Liburuk, 2023) además de anunciar una nueva pista de los de Liverpool: “Now and Then”. Esta última, grabada encima de una demo inconclusa de John Lennon, podría ser el clavo final de un negocio, los Beatles, que vira entre la mitología y ya la religión. 

Como decía el productor de hip-hop Rick Rubin para muchos “los Beatles son una prueba de la existencia de Dios”. Los creyentes, de nuevo, tendrán dos evangelios a consultar en los próximos meses poniendo a McCartney otra vez “en el ojo del huracán”.

Cuatro chicos de Liverpool bajo el ojo de una Pentax

París, enero de 1964: Paul McCartney toma la foto de unos carteles con los próximos espectáculos en la capital de Francia. Se anunciaban los conciertos de Beatles de primeros meses del año, pero también Judith del dramaturgo alemán Friedrich Hebbel por la compañía del comediante Pierre Debauche y una representación de Yerma del granadino Federico García Lorca. Es el París de los años 60, el París de la “nouvelle vague”, y el bajista de los “Fab Four” inmortaliza el meridiano del siglo XX con la vieja cultura enfrentándose a los nuevos entretenimientos juveniles.

Esta instantánea es una de las mejores de Los ojos de la tormenta; el recorrido que la cámara Pentax de McCartney hizo desde octubre de 1963 a agosto de 1964. Son los meses clave en la fama global de los Beatles -los que consagran su asalto a los Estados Unidos- pero también una tormenta perfecta que arrolla a unos chicos casi adolescentes enfrentados a un éxito monstruo. Por el momento, todo empezó con apenas un triunfo estatal -un pequeño chubasco- en un Reino Unido que se recoge en las fotografías a través de su emergente escena pop.

Los Beatles son una prueba de la existencia de Dios Rick Rubin, productor de hip-hop

Son fotos de los programa pop en la BBC, con sus chicas de casco mod y cómicos educados en las bambalinas del vodevil londinense. Hay cierta intimidad en estos artistas primerizos como Cilla Black, Billy J. Kramer, los Fourmost o las Vernon Girls. El ojo de McCartney se fija en sus contemporáneos de Liverpool y los muestra como artistas consagrados, algo que no eran y que quizá resulta una defensa innata ante el conocido esnobismo del sur inglés. Este último tiene su cuota en el libro con los hermanos Asher, parte del emergente “Swinging London”, y sobre todo con una instantánea preciosista de Jane (novia de McCartney en los 60).

La mayoría de retratos están excelentemente encuadrados y el bajista de Liverpool tiene ojo para la instantánea, además de un equipo fotográfico avanzado. Este era una cámara japonesa de 35mm Pentax SLR en la que busca un estilo natural en boga a mediados del siglo XX: recordemos las formas vérité de los grandes reportajes en Life o el realismo de las películas “nuevaoleras” italianas o francesas. Estos aparatos solían portar lentes luminosas, 2.8 de apertura, lo que unido al revelado concienzudo ofrece imágenes notables. Por supuesto, al no tener trípode, al estar tomadas cámara en mano, hay algún que otro lienzo borroso, pero por lo general es un trabajo competente, especialmente siendo un “amateur” con apenas dos o tres lecciones del fotógrafo eslavo Dezo Hoffmann (según la galerista Rosie Broadley).

No todas las fotografías son del propio Paul, ya que los equipos fotográficos eran usados por muchos del séquito que acompañaba a los Beatles. Esto se nota en el viaje norteamericano, febrero del 64, donde la calidad es mucho más desigual. Las fotos de la gira en América, extrañamente, son un trabajo de multitudes: para unos ingleses de provincia lo fascinante de EE.UU. y Canadá es su geografía humana que anteriormente solo conocían por las películas. Estos son retratos de tipos, foto reportajes clásicos de revista neoyorquina, donde se hechizan con la diversidad del país y sus gentes. Entre todas destaca una imagen excepcional, fantásticamente encuadrada, en la que McCartney retrata el arma cargada de un policía norteamericano. Esto que probablemente surgiría como contraste -los policías británicos no portaban de esa manera armas de fuego- supura decenas de metáforas de un tiempo. 

Más ligeras, las fotos de Miami de retiro vacacional presentan a los Beatles en los colores puros de los primeros negativos que aquí hicieron la carrera del almeriense Carlos Pérez Siquier. En conjunto, un viaje en el tiempo en el cual McCartney reconoce que… “…mirando ahora a estas fotografías décadas después, creo que tienen cierta inocencia. Todo para nosotros era nuevo hasta entonces, pero me gustaría pensar que no las habría hecho de manera distinta hoy (…) Mirar la fuerza que tienen, el amor y la maravilla por lo que atravesamos, es la clave”.

El ensayo de McCartney en el libro, un texto notablemente literario -quizá lo mejor que ha escrito-, evoca una nostalgia que en él jamás morirá. Aunque tenga que recurrir ahora a un cantante muerto.

Las cintas perdidas de Lennon

Fue George Harrison el primero en reconocer la capacidad de McCartney como publicista, avisando a los periodistas que si quieren conocer si los Beatles vuelven o están acabados consultaran con él. Con la promoción de este libro de fotografías, el músico de Liverpool ha anunciado “una nueva pista Beatle” que se trata de "Now and Then". 

Esta es una de las canciones en los casetes que cedió Yoko Ono a los Beatles a finales de los años 80 y la mayoría fueron compuestas de manera rudimentaria en el tiempo de retiro doméstico de Lennon diez años antes. Muchas eran ya públicas por el programa de radio The Lost Lennon Tapes, pero en la cinta que cedió la viuda solo se encontraban Free as a Bird, Real Love, Grow Old With Me y esta Now and Then. Las dos primeras fueron lanzadas dentro del proyecto Anthology con instrumentación Beatle y una producción muy pasada -suenan a descartes de la E.L.O- por parte de Jeff Lynne. La tercera, demasiado insustancial, ha acabado solo como una versión suelta en un disco de Ringo Starr del año 2019.

La última pista, con diferencia la más grave, no ha llegado a lanzarse, aunque los Beatles supervivientes hicieron un intento por realizar una versión de prueba en 1995. ¿La razón oficial por la cual no vio la luz? Un zumbido en el casete. La oficiosa, Harrison decidió parar la grabación por juzgar la canción “una puta basura”. El guitarrista de la banda no tendría tanta razón ya que conocemos la pista por los inevitables discos piratas y es una balada triste de Lennon utilizando una secuencia de acordes no tan lejana a clásicos como Let it Be o Imagine. 

¿Por qué vuelve este proyecto inconcluso de las brumas del pasado Beatle? La inteligencia artificial, claro, que a través del programa MAL (Machine Learning Processed Audio Software) utilizado por Peter Jackson en la reciente Get Back permite separar las pistas incluso en grabaciones de una bobina. Con las voces y el piano en distintos track, McCartney tiene un caramelo perfecto para su paladar nostálgico: un tema inédito de los Beatles. Además, hace el solo en el estilo de guitarra corredera, Harrison claro, de la pista.

Acompaña este lanzamiento las reediciones de los recopilatorios “rojo” y “azul” con nuevas remezclas. A estos, también, se han incorporado canciones clásicas del grupo con énfasis en el guitarrista George Harrison ("If I Needed Someone", "Taxman" o la hindú "Within You, Without You") además de algunas cover clásicas (el rompe pistas "Twist and Shout" o la versión de "Miracles You Really Got a Hold on Me"). 

Estas compilaciones incluyen ahora, también, como última pista “Now and Then”, que saldrá en sencillo para el mercado creciente del vinilo y con “Love Me Do” como cara B por primera vez en estéreo. Todo ello verá la luz las primeras semanas de noviembre. ¿Será este, en fin, el último lanzamiento de los de Liverpool? ¿O quizá McCartney tiene preparadas más sorpresas? Podrán, al fin, los Beatles “irse a dormir” como dice el eterno cínico Harrison en un anuncio de Now and Then.

Pizza y cuentos de hadas

En una de las últimas conversaciones de John Lennon con Paul McCartney el primero le dijo al último que era “pizza y cuentos de hadas”. El impulsivo McCartney, el trabajador incansable que es Paul, no solo es incapaz de dejar morir la leyenda Beatle, sino que está en el LP nuevo de Rolling Stones (Bite My Head Off) y prepara un musical sobre la película Qué bello es vivir. En el horizonte, también, se otea un inevitable disco nuevo que estará producido por Andrew Watt. 

Conocida esta inimitable capacidad de trabajo, a la pregunta del porqué McCartney “quería ahora resucitar a la banda” el batería Ringo Starr resumió todo sobre este proletario musical de nombre Paul: “yo qué sé, tendría un día aburrido”.

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